Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Mayo arranca con dos fiestas que harán bizquear al pipero socialdemócrata: la del Trabajo, con un 25 por ciento de paro, y la de la Independencia, con sólo un 16 por ciento de españoles dispuestos a alzarse en armas para defenderse de una invasión.
El Dos de Mayo supone la conmemoración de los malos ratos que, contra lo dispuesto por la Autoridad, canis y chonis dieron a Napoleón, primero, ay, en Gamonal, y finalmente en Madrid, cuyos héroes serían obsequiados luego con un cuadro de Goya y una lápida en la Puerta del Sol.
Todos los males que padecemos vienen de Napoleón: el régimen oligárquico y el impuesto sobre la renta, invento inglés para costear las guerras contra “Le Petit Caporal”. Es decir, la corrupción como factor de gobierno (“realpolitik”, en la jerga pipera), estudiada y descrita por Susan Rose-Ackerman (“La corrupción y los gobiernos. Causas, consecuencias y reforma”).
“¿En qué momento se jodió el Perú?” Cuando enterraron a Montesquieu, personaje, por otro lado, que en España nunca estuvo vivo.
A propósito de esto, un amigo me envía el youtube con la canción a Montesquieu que el eximio Chicho Sánchez Ferlosio cantó en TVE para Balbín. “Yo iba mirando la Enciclopedia / y hallé una regla que no está mal: / separar el legislativo, el ejecutivo / y el judicial. / Y pensaba yo / que en mi tierra / de alguna forma / la antigua norma / se quebrantó / y el segundo acalló al primero / amarró al tercero / y al cuarto no. / Pero al cuarto no. / No me parece que vayan / hacia la democracia / que yo soñé. / Sólo siento hoy / mucho recelo, / pero no consuelo, / ninguna fe. / Porque digo yo / que al fundirse / los tres en uno / quizá ninguno / sobrevivió. / Por eso busco por los diarios / y por las radios / mi libertad. / Con mucho cuidado / de que en la tele / no se me cuele / la autoridad. / Porque ya se vio / que a despecho / de tanta euforia / la vieja historia / se repitió…”
Y aquí, hoy, que si Rivera o Pablo Iglesias.