Ignacio Ruiz Quintano
Abc
El régimen del “como si” (“Philosophie des Als Ob”, para los curiosos) tiene estas cosas: 24 horas más, y el truco publicitario de Pablemos en Bruselas hubiera sido, en lugar de “Juego de tronos”, “Los Soprano”, con Pablemos jugando a Moltisanti en vez de a la Khaleesi, aunque en el fondo el juego de Pablemos en este abril del 15 es el de Carrillo en aquel junio del 77, cuando toda la fanfarronería revolucionaria se redujo a una amenaza… de tuteo.
–Como el Rey me tutee, yo le tutearé también.
Pero el Rey no le tuteó, y se acabó la revolución.
Si España decide tutearte, échate a temblar.
El tuteo a Mariano Rubio, que firmaba los billetes colorados de dos mil pesetas, me sorprendió en un semáforo de la plaza de Castilla, donde una chusma de tricotosas desmadejadas pedía “justicia popular”.
Y el tuteo a Rodrigo Rato me ha sorprendido en un bar de su calle hablando del piso de Ancelotti con Hughes. En la acera, el ambiente es festivo y como de rodaje cinematográfico. Un parroquiano entra a decir que la policía está en casa de Rato tirando de la manta. Y la gente sale corriendo para hacerse selfies y con la intriga de qué se esconderá bajo la manta de Rato, como si la manta de Rato fuera el capó del Toyota del anuncio. Después, lo ya visto: la mano tributaria, esa mano que acogota, una mano tonta, como de novio, para sacudir la hucha y sacar la monedilla atrancada.
–La presión ciudadana hace funcionar la democracia –tuiteó Pablemos, con lo cual ya conocemos su idea de democracia… y de presión ciudadana.
“Así es el Estado de Derecho”, me tranquiliza el taxista que me lleva a cenar, que no sabe que “Estado de Derecho” significa lo mismo que “balón redondo” en jerga de los cronistas deportivos.
En la radio el ministro de justicia canta a la igualdad como Julio Iglesias cantaba a Galicia. Hay quien reprocha a este ministro su procedencia profesional del mundo de las tragaperras, ¿pero qué, sino azar y dinero, fue la justicia desde Quevedo?