Hughes
Abc
Desde que aparecieron las imágenes de Kevin Roldán amenazando con «romper tarima» ha caído sobre Cristiano y su «cumple» todo el peso de la moral madridista, que es una moral un poco taxi-dermista.
288 goles en 276 partidos lleva Cristiano en el Madrid, pero le afean que celebrara su cumpleaños.
Con el índice o la ratio o el coeficiente que tiene Ronaldo le tendríamos que hablar todos de usted. Pero no. Ha sido criticado por exfutbolistas que al parecer se pasaban los sábados leyendo a Gonzalo de Berceo. Le acusan periodistas que cuando no bordan el equilibrio verbal en una crónica se encierran en casa releyendo sus Kapuscinskis. Y le vituperan aficionados que se quedaron esa noche en casa bordando escudos de «petit point» como si fueran las hermanas Brontë.
La gente, el público, el ciudadano, el respetable, cada vez es más redicho y marisabidillo y tiquismiquis. Somos insoportables, somos muy monaguillos. «No, se equivocó al filtrar el vídeo, al saberse». Esas cosas se dicen.
Pero, eso sí, luego todos al illa, illa, illa, Juanito maravilla. Pues con estos «estándares», Juanito estaría enchiringuitado día sí, día también.
A Kevin Roldán no lo conocíamos, de hecho parecía Juanele disfrazado de «dealer», pero todo lo demás de la fiesta de cumpleaños no era ni nuevo ni excesivo. Sí, habría «crackers» con caviar, riskettos con leche de nodriza, benjamines de champán y bollitos de guijuelo, pero no era como cuando Ronaldo Nazario, que parecía eso “Granjero busca esposa”.
En realidad, se trataba más bien un cumpleaños familiar, pero a lo grande. Un cumple gitano con Kevin en vez de Farruquito. Le faltaba a Cristiano sacar la Mirinda. «¿Pero qué hace la madre ahí?», pensamos cuando la vimos aparecer en el 4x4 (ojo a una suegra llegando en Hammer). Lo dejas con tu novia, que encima es top model y ronea con La Roca, y te sacan en televisión celebrando la treintena con tu madre. Sólo faltó que le peinara las cejas con los pulgares mojados en saliva.
(Dejarlo con la novia justo al cumplir la treintena es como si se te abriera un vórtice al centro de la tierra. Hay una semipitopausia ahí... ¿no era ese uuuuuuh quizás un grito de berrea, o un lamento picapiedra, de fundador de especies?).
El problema de la fiesta lo generó el prejuicio hacia el reggaeton. A Cristiano le perjudicó salir “rumbeando” con Kevin. ¡Criticaron hasta que bailara! ¿Pero qué clase de puritanismo absurdo quieren imponer en el Madrid? ¿Qué iba a hacer Cristiano tras el 4-0? ¿Correr los visillos y jugar un parchís con la familia? ¿Hacer un karaoke con su hermana Katia?
El reggaeton, lejos de hacerle mal, yo creo que mejoraba a Cristiano. ¡Peor sería un fado! Parecía divertido, disfrutón, relajado por primera vez en años. Él, que parece siempre un airgam boy contracturado.
El dúo con Kevin Roldán era también el regreso de Cristiano al «bling, bling», la estética que llevaba al llegar a España y que luego fue moderando hacia una metrosexualidad cerúlea, minimalista y aburrida.
El Cristiano abrasivo del perreo reggaetenero es «bueno para el Madrid». Lo máximo hubiera sido (ahí lo dejo) que saliera cantando el “Se le ve bien el labial” de “Vaina Loca”, gran clásico veraniego. Pero eso es algo que deberá cantar a La Cibeles cuando le ofrende un título.
Cristiano miraba hacia lo hispano, lo trasatlántico y perdía así esa saudade que no entendemos. Messi es el titán de Babia, Cristiano es la saudade enfurruñada.
Gracias al cumpleaños se pudo percibir además la existencia de un grupo dentro del vestuario. Una afinidad de ritmos. Cristiano hace buenas migas con Marcelo, que heredó La Cucaracha brasileña. Juntos ya bailaron el “Ai se eu te pego” y a Marcelo le visitó hace poco Nicky Jam, el de “Travesura”, otra gloria reggaetonera. Marcelo es la continuidad de la galaxia de los brasileños (no hay vestuario grande sin uno de ellos); el Madrid sin él sería una jota abulense entre Casillas y Arbeloa.
Era una ternura ver a James, Keylor y Marcelo cantando el “Si tú no te enamoras”. Ellos, que lo tienen todo, que podrían vivir como en un vídeo clip, imitaban nerviosos al cantante, jugando (¡jugando!) a incorporar ese estilo de vida.
Vimos que en realidad son unos tímidos. Unos chiquillos. Que son siempre las WAGS las que deciden. Que hay ojeadores que los cazan de niños y hay ojeadoras que los cazan después.
A la gente, lo sé, lo sé, lo que le duele es verles reír, comprobar que seguían viviendo y gozándola. Pero para superar ese dolor está el canterano. ¡Para eso está Arbeloa! Seguro que los canteranos se encerraron en la habitación del pánico a cenar una sopa de ajo y a llorar. Esa es precisamente la función del canterano, hacer como que está en Semana Santa.
-Yo salí y en algún sitio me dijeron cosas fuertes.
Un ex-canterano (aunque canterano se es siempre) se manifestó así hace unos días.
Vimos imágenes, fotos del cumple, pero no tuvimos el documento de Khedira bailando reggaeton. Pero ese documento es imposible.
Otra cosa que no se ha querido ver, ni respetar, ha sido el elemento sentimental. Cristiano, pese a la letra de castigador, cantó con gran melancolía y un fondo romántico cuando cerraba los ojos y se dejaba llevar. Con el “Si tú no te enamoras” quería jugar a huir del amor. ¡Infantilismo que hemos hecho todos!
El madridismo se dividirá en dos. Los que le mirarán la rodilla o los que le mirarán el corazón de Cristiano. Una la curará el Doctor Guillén, el otro lo curará el Tiempo. Por ahí andarán los plazos...
En cualquier caso, y esta es una gran enseñanza del cumpleaños, el vestuario del Madrid necesita música. Ese reggaeton-niñato, suavón, está muy bien y le da al equipo una conexión latina que vertebra el grupo: parte de Colombia, pasa por Brasil, se mezcla con el don rumbero de Sergio Ramos y asciende al micro con Cristiano. ¿O es que sólo puede sonar Coldplay en un vestuario?
El reggaeton fue el “estamos tan a gustito” de Cristiano, y ni punto de comparación.
Lo latino, hortera y popular puede ser un conjuro a la fuerza latinoché del Cholo y sus muchachos. Que son lo latino torvo, precolombino. Del reggaeton saldrá el ratatá, el bumbumbum, el dale don dale, el nuevo ritmo alegre del Madrid. ¿O se piensan que el ritmo va a salir de Ancelotti?
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