Abc
Tenía yo a Carmona por un Bono de Cuatro Caminos hasta que un amigo mío me abrió los ojos:
–¿No has visto “la oficina de campaña” de Carmona, en Santa Cruz de Marcenado? ¡Es nuestro Kerry!
Kerry es el tío al que, por odio a Bush, el periódico global en español hizo presidente de los Estados Unidos (por un rato) en su portada del miércoles, 3 de noviembre de 2004.
–Teníamos encuestas… –explicó El Tuerto, responsable de aquel gazapillo.
El otro día, una de esas encuestas-express del mismo medio, daba la mayoría absoluta a Pdr Snchz sólo por el despido de Gómez, el hombre que emocionó a Spielberg resucitando para la política a Carmona, quemado por sus chascarrillos sobre el “Prestige”.
–Estamos sobrados de votos y, si hace falta, hundimos otro barco.
Lo echaron.
Y se fue.
–¡Es broma, es broma! –fue su alegación.
Y su grito dejó en el viento una sombra de ciprés.
–Carmona ha puesto el listón de la ética y la nobleza muy alto –dijo el reumatólogo Pedro Sabando, un Marañón del cigarral socialista en Madrid–. Será difícil que alguien lo supere.
“Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, /un andaluz tan claro, tan rico de aventura”.
Bueno, pues ahí está otra vez Carmona (“¿qué hay de nuevo, viejo?”), por lo que pueda ocurrir.
En sus diarios de presidente habla Alcalá Zamora de un enchufado de Priego, su pueblo, en la portería mayor de la República: “Reaccionario de origen humilde, cultura nula, suerte inesperada y menester subalterno, tan pronto se ha removido el problema del artículo 81 (la trampa azañista para birlarle el sillón a don Niceto) y ha visto la posibilidad de que yo me vaya, ha dado en pronunciar dentro de palacio mítines subversivos, por lo que ha habido que llamarle la atención. Está visto que el hombre mira el empalme en sus funciones y procura ponerse bien con el Frente Popular, por lo que pueda ocurrir”.
Si volviera Aguirre, que también se había ido, la campaña de Madrid será un “déjà-vu” de caras de Bélmez.