martes, 27 de enero de 2015

Tiago Manuel Dias Correia, “Bebé”

Cuando lo pretendía el Madrid, Bebé tenía el pelo largo


Francisco Javier Gómez Izquierdo

Hace cinco años en Portugal, de un niño negro como este Odegaard rubio, también se dijo que estábamos ante un futuro ídolo de multitudes. El mozo se llamaba, y se llama, Tiago Manuel Dias Correia, pero se le conoce por Bebé y ha conseguido llamar la atención del público en general por una carrera de portería a portería con el balón en los pies sin que ningún jugador del Real Madrid pudiera pararlo. El alarde mereció ser gol, pero a Bebé le ataca un extraño  vértigo cuando llega a la raya del área grande y sus botas se incapacitan de repente para funcionar en el modo de rosca. Los balones le salen rectos en el pase y altos, muy altos, en la función de disparo.
El mundo del fútbol ya sabe que Bebé hoy juega en el Córdoba y que tuvo una triste infancia, circunstancia ésta que siempre ayuda para ganarse el favor de todas las hinchadas. En el lenguaje de Castilla, Tiago Manuel es hospiciano desde los doce años, edad en la que fue recogido en la Casa do Gaitao... pero donde los psicólogos sólo verían tristezas y depresiones, el muchacho encontró una familia de 150 hermanos y una docena de balones. Dice que en el orfanato fue muy feliz, que es lo mejor que le ha pasado en su vida y que si Dios así lo quiso, bendita sea Su Voluntad. Con un par, el tío.

    El periodismo se acerca cariñoso estos días a Bebé, pero no hace demasiado hincapié en la fe que ciertos presidentes ricos profesan hacia exquisitos buscatalentos que aseguran el diamante futuro con el aval de técnicos catedráticos, conocedores de todos los idiomas del fútbol pero que no detectan las carencias de la adolescencia. El arte de mercadear en el fútbol nos trae insólitos ejemplos como el de este Bebé, al que tocó Jorge Mendes con su varita mágica. El entrenador Queiroz escuchó a su paisano vendedor y supongo que se acercó a Lisboa a ver faenar a Bebé en el Estrela Amadora y... se encontró con el nuevo Cristiano. Queiroz por entonces estaba a las órdenes de míster Ferguson en el Manchester United y sin vídeos, informes, ni gaitas, exigió su fichaje antes de que se lo llevara el Real Madrid. Un motivo convincente y que acelera las negociaciones es que un amigo periodista meta por medio al Madrid, al Barça ó el Milán.  Ese truco me lo contaron unos mercaderes de futbolistas que conocí en extrañas circunstancias y cuando el representante de Dante López decía en el As que al delantero lo pretendía el Bayern de Münich y que no aceptaba las condiciones del Real Madrid, me maravillé de cómo cayó en la trampa un presidente que tuvo el Córdoba. Aquel Dante López lo seleccionaban por Panamá y todo. Luego, no jugaba nunca, pero era internacional.
      
Bebé es un buen futbolista. No vale los 10 millones de euros que pagó el Manchester por sus servicios, dineros por los que míster Ferguson montó en cólera y Queiroz cayó en desgracia,  pero tampoco es un manta. Se nota que ha jugado mucho en la calle y tiene demasiados vicios del fútbol sala -conste que es modestísima opinión-, pero puede explotar en Córdoba, siempre que el entrenador Djukic le haga practicar el lanzamiento de rosca entrando por la derecha. Aquí le vamos a tratar como lo que es, un señor,  y le va a desaparecer ese gesto triste que se le puso cuando unos paisanos le llevaron a Inglaterra como si fuera Cristiano Ronaldo.