Ignacio Ruiz Quintano
Abc
A bajo cero en Madrid, y la alcaldesa en Guatemala, cuna, casualmente, de Tono Martínez, seguidor de Levi Strauss (el de los vaqueros, no el de los indios) y verdadero alcalde de Madrid, con su “5Cs” (?), resumen de la política municipal de la capital de España: “Espacio dedicado a la reflexión y la propuesta de vanguardia en las áreas de cultura, ciudadanía y gestión creativa de espacios públicos, donde se abordan temáticas de sostenibilidad, ciudad inteligente y eficaz y modelos de convivencia, entre otros, a través de plataformas para el debate y la exploración artística y empresarial”.
Yo también, el leerlo, me quedé un buen rato sin ver nada.
Ahora, si viene la izquierda, que mejore al Tono la Tani.
A cambio de radares y alguna bicicleta, que es la producción municipal (¡a ritmo de guerra!) madrileña, en Guatemala hacen Embajadora de la Paz a la alcaldesa de Madrid, que se habrá cruzado en el cielo con el Papa de Roma, que volvía de Manila y aprovechó el vuelo para anunciar su nueva política familiar:
–Para ser un buen católico, no hay que tener hijos como conejos.
Con eso, el Papa, que sabe latín (“Leoporum generis sunt et quos Hispania cuniculos apellant”), apunta a España, nación católica y tierra de conejos, que España deriva de Hispania, y ésta de Hispaan, aquel héroe que hizo tantas proezas en la caza de conejos, de donde en lengua púnica, nos cuenta fray Gerundio, se vino a llamar Hispania toda tierra donde había mucha gazapina.
Claro que el Papa aprieta, pero no ahoga, y el milagro ha venido de la socialista Susana Díaz, nuestra Merkel de Triana, con el anuncio de su embarazo a una edad como la de Santa Isabel cuando concibió al niño Juan.
Juan Ramón, andaluz universal, muere en Puerto Rico llamando, desolado, a su madre: “¡Madre, madre, ven!”
Y el Papa viendo conejos.
Ana Botella nos trae bicis, y Susana Díaz, niños. Nuestros prejuicios caen como bolos. Con razón el pobre Pablemos ya no se sabe si izquierda o derecha.