Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Nubecilla de fotógrafos en casa de Bárcenas, que sale de la cárcel y que, por la merma de expectación, debe de ser ya Barcenillas, aunque conserve aquella mezcla facial de Paulie Gualtieri y Didier Deschamps.
No me pregunten qué hacen Bárcenas en la cárcel y los herederos del “avi” Florencio en la calle, porque son cosas del Código Penal.
El Código Penal es la verdadera constitución política de un país, y tenemos un ministro de Justicia creativo (revisa lo mismo al Papa que a Rousseau) que lo va a arreglar.
En España se despenaliza de hecho la sedición, una cursilada que se pensó sólo por si el hijo de Tejero hacía paellas en la casa cuartel, y se penaliza de derecho la zoofilia, no sea que, después de decir el Papa lo de los conejos, le dé a la gente por salir al campo.
Y como ahora todos somos Charlie, que por algo fuimos de manifestación a París, se penalizan los insultos tuiteros, que en eso consistió siempre la libertad de expresión, es decir, en decir que se puede decir todo lo que se quiere decir, siempre que todo lo que se quiera decir sea eso.
–¿Y también va a ser delito tener una empresa? –protesta Monedero, pillado con cuatrocientos mil euros de un diseño numismático para los países pobres de América.
De castellanos, castillos, y de Monedero, monedas, pero una moneda de cuatrocientos mil euros (¡una peseta le cobró García Calvo a Leguina por el himno de Madrid, y Solchaga le envió a los inspectores de Hacienda!) excede incluso la sorpresa que puede esperarse del roscón de la Lomana.
Monedero, que tiene la gracia del Guzmán de Alfarache, jura que el diseño de la moneda bolivariana que nadie ha visto es suyo, pero Irene Lozano, la de “Je suis Charlie” con un “pilot” en alto, acusa a Podemos de pisparle las ideas a su doña Rosa Díez.
Menos mal, con esos precios, que Monedero no nos diseñó el euro, inspirado, ay, en la épsilon de los griegos que el domingo, de ganar los amigos de Monedero, se quedarán sin euro.