Un español cabreado
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Toda la vida matando toros, suspiró famosamente Luis Miguel, para acabar siendo el padre de Miguel Bosé.
Porque España (ésta “del fantasma de Franco”, tan familiar) es Bosé.
–¿Pero no eran estos los que mataban toros? –dijo Bush cuando las legiones zapateras huían de Iraq como conejos, entre los cacareos de los marines.
Y a ver quién le explica a Bush que de la España del hombre que tomó a Ava Gardner a la España del hombre que maya “Linda” hay una generación que es una degeneración determinada por la falta de dinero.
Un español sin dinero es un “Dies irae”, y en España no hay dinero.
Me entero por Montano de que el único alimento de Marías, primer novelista de la nación (¡el nuevo Ricardo León!), son los filetes empanados de Lucio, cosa que nunca supieron sus detractores Umbral y García Viñó, que sondearon aquella prosa pajuna y moral.
–¡Ése es mi filete, Liberty! –espeta Tom Doniphon (John Wayne) a Lee Marvin en “El hombre que mató a Liberty Valance”.
El filete hace áspero el trato: Marías devolvió una medalla a Lassalle, que es como el “Chumlee” de ese “Pawn Stars” que es el Ministerio de Cultura, y un tal Savall acaba de devolverle otra.
Bosé es un español cabreado (¡los desahucios!), así que no respondemos del nuevo disco.
–Estoy preocupadísimo por este culto a no pagar nada –declaró en tiempos del buen Zapatero–. Dentro de poco entrarán a robar la comida a los supermercados.
Como hombre de la cultura, no entiende que se pierda el humor si un okupa te levanta un piso. Como español mimado por Franco, por Gonzalón, por Aznarín, por Zetapé (¡y por Pablemos!), no tolera que le levanten un disco.
–Cuando veo a un mantero con mis discos, tiro de la manta y llamo a la policía. ¡Me está robando!
¿De dónde son los cantantes?, cantaba Celia Cruz. ¿De dónde este Bosé? ¿De dónde ese Luis Llach (Rouget de Lisle de Podemos) que votará lo de Mas para que sus abuelos (más franquistas que el Buitre Buitáker) “descansen en paz”?