Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Con la propina del veranillo las terrazas vuelven a ser un hervidero donde todo el mundo te pregunta:
–¿Tendrá arreglo la cosa?
La “cosa” es el Sistema, cuyo único arreglo pasaría por echar a los “okupas” (partidos y sindicatos) del Estado como Cristo echó a los mercaderes del Templo.
El Sistema del 76 es un “Estado de partidos” importado de Alemania, que lo inventó para “integrar a las masas en el Estado”, y que en España, que salía del franquifalangismo, encajaba como un guante Varadé.
¿Quiénes son las masas y dónde se encuentran? Las masas son las alegres muchachadas de los partidos y los sindicatos (con todo su aparato cultural al hombro), que sólo por eso pasan a constituirse en Estado, con sus nóminas y sus premios, sus fiestas y sus almuerzos, sus bodas y sus funerales… de Estado.
La alternativa a este estatismo alemán (“¡Es alemán!”, exclamaría Claudia Schiffer) sería la democracia yanqui, la única verdadera y, por tanto, la única que nunca vamos a ver, porque ¿qué haríamos con todas esas masas “desintegradas” y en la calle?
Huyendo, precisamente, de la democracia yanqui como gato del agua, el Sistema viene dando bolilla a un comunismo a la cubana como solución a izquierdas.
–Pido disculpas por no romper la cara a todos los fachas con los que discuto en la TV –dice en Segovia su jefe, Pablemos, más lector de “El Jueves” (“Martínez el facha”) que de “El Viejo Topo”.
Y como solución a derechas se postulaba un “ficcionalista” superdotado, Fran Nicolás (“el mayor futuro político de España”), moviéndose como un pez por las aguas del Sistema (un sistema de apariencias), y sin haber leído una línea de “La filosofía del ‘como si’”, de Vaihinger (“¡Es alemán!”, exclama otra vez a Claudia Schiffer), hasta que en la embajada de un país real, Estados Unidos, le pararon los pies.
(Un mono aquejado de megalomanía, era el hombre para Vaihinger.)
Ahora, para arreglarlo, sus “víctimas” se vengan mandándole a los psicoanalistas.