Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Mariló es la “Marianne” de nuestra socialdemocracia.
Nuestros socialdemócratas no saben que saben menos que Mariló, a quien Dios (cosa que nunca comprenderá el pesado de Dawkins) ha concedido esa gracia incalculable para la greguería, la jitanjáfora y el malapropismo.
–La carta de la familia de Asunta la firma un tal Q. D. E. P. –dice Mariló.
Y la granja se alborota de risitas de gallina y carraspeos de conejo que se echan de menos cuando los tertulianos (periodistas, profesores) definen con su acreditada creatividad “derecho a decidir” o “Estado federal”.
–España es una nación que integra naciones, nacionalidades y regiones –marilolea un tal Iceta en el periódico global.
Este Iceta parece aquí el sacristán de “Divinas palabras” intentando desarmar la cólera del pueblo con unos latinajos, pero él no lo sabe.
–Hay que formar un Madrid de la cultura, de exposiciones, de música –marilolea un tal Carmona en el plató nacional.
Este Carmona no es aquel defensa central de Bermeo que subcampeonó en Europa con el Alavés, sino un vendedor de camisetas fraseadas que quiere ser alcalde.
–Dadme la Casa de Vacas y os monto una Ilustración Escocesa.
Se suma al mariloleo Pedro Sánchez, a quien nunca veremos en una plaza de toros, salvo que a los toros los mate José Tomás, lo cual es una forma de marilolear como sacada de Tono, que en “Diario de un niño tonto” escribe: “La felicidad no consiste en tener abrigos de pieles. Ahí tienes a los conejos. Todos tienen su abrigo de piel y, sin embargo, no son felices.”
Casa de Vacas, plaza de toros y abrigos de conejo.
En la España que se avecina el conejo supera como animal totémico al toro, dónde va a parar. Se trata de un conejo fenicio (de I-shephamin, es decir, Hispania) y, desde luego, federal, idea que viene de la tarde en que Suárez, el del aeropuerto, se aburría y dijo a su ministro Otero Novas: “Coge un papel y mira a ver cuántas autonomías nos salen.”
El marilolismo ha hecho el resto.