lunes, 8 de septiembre de 2014

De Costa a Costa



 Dragones chinos, I



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Te dicen que España ya no cree en “la Roja” como te decían que Paquita la del Barrio ya no creía en el amor.

    –Qué pena de Roja. ¿Dónde hallaremos más gloria?
    
“¡La gloria! ¡La gloria! ¡Mierda y otra vez mierda!”

    Eso no lo dijo Paquirrín, sino Verlaine, cuyos violines del otoño sirvieron de contraseña para el desembarco en Normandía, en la seguridad de que los boches, que sólo leían a Nietzsche, oirían la música, pero no sabrían en qué costa.

    ¿Qué pasa con Digo Costa?

    ¿Por qué Diego Costa juega con Mourinho y parece Van Basten y juega con Del Bosque y parece Manolo Clares (“¡Manolo, marca ya!”, que le decía Cruyff?)
    
Diego Costa huyó de París como el ratón de Salinger (“Siempre he estado convencido –dice Salinger– de que el ratón que escapa de la trampa vuelve cojeando a casa con nuevos e infatigables planes para matar al gato”), o sea, que en Diego Costa tenemos a un cojo de apuesta (si es cojo o no es cojo), lo que indica que, bajo la férula del marqués, el Combinado Autonómico (futuro Combinado Federal) se ha democratizado ya como el Ejército que diseña Podemos, que sustituye la jerarquía por el voto, como hizo Salmerón, el ídolo (?) de Pablo Iglesias, en nuestra primera República, al “democratizar” de tal manera al Ejército que los soldados contestaban “¡Que bailen!” a las órdenes de los oficiales y terminaron bombardeando por votación Alcira, Cartagena y Alicante.

    Se supone que la democratización es la manera que tiene Del Bosque de dejar despejado el camino para su sucesor en el banquillo federativo, que sigue siendo Pep Guardiola.
    
¡Ahí es nada, trabajar para la Federación en una España Federal!

    Por eso a la defensa, en su día, del “derecho a decidir” (?) de Del Bosque le sigue ahora el video en inglés de Guardiola:

    –En este momento, una gran mayoría de catalanes quiere decidir su futuro. ¿Dónde? En la máxima expresión de la democracia: votando en un referéndum.
    
Guardiola nos cae mejor desde que hizo cuanto estuvo en su mano por facilitarnos la Décima y a Kroos (“Pep me perfeccionó, entendemos el fútbol igual”, dice ahora el nuevo ídolo madridista), pero posee los mismos estudios de derecho constitucional que Del Bosque, y si sostiene que “la máxima expresión de la democracia es votar en un referéndum”, el franquismo, con tres, habría sido, lógicamente, la suprema expresión democrática de España.

    La lógica de Guardiola para definir la democracia es la aplicada por Del Bosque para convocar a Munir en sustitución de Diego Costa:

    –Munir era la opción más lógica, ya estaba en la ciudad deportiva.
    
Así, si se lesionara Casillas (¡Dios no lo permita!), la opción más lógica sería tirar del “prosegur” de la puerta de la ciudad deportiva, aunque ya sabemos que las puertas chirrían más, y más si son de madera, pues entonces chirrían “de carcoma entusiasta”, como le dijeron a Ullán en México, tierra de grandes porteros (¡guardianes del boquete!), de Jorge Campos a Guillermo Ochoa pasando por Óscar Conejo Pérez.
    
Eso (lo de la carcoma) les pasa por cortar el árbol cuando la luna estaba aún tierna y no tazona.


Dragones chinos, II


ZIDANES Y PAVONES
    Zidanes y Pavones fue el E=mc2 del primer florentinato. Se los veía un poco, para entendernos, como a los Eloi y los Morlocks de H. G. Wells en su máquina del tiempo, transcurrido el cual, y una vez asentado el segundo y exitoso florentinato, todo son Zidanes (¡un río de Zidanes!) en el Madrid, en contraste con el elocuente silencio de los Pavones. Corren que se las pelan hacia el triunfo los dos Zidanes, el tal Enzo, así llamado en homenaje paterno a Francéscoli (menos mal que el ídolo de su papá no fue Jajá Coelho), y el tal Luca, el portero llamado a sustituir algún día a Íker Casillas, en quien De Gea, que tampoco es Batman saliendo por alto, cree ver muchos años de fútbol por delante en España y en Madrid.



Dragones chinos, III