martes, 29 de julio de 2014

A lo negro




Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Lo peor para este calor es la propaganda mediática del regeneracionismo partidocrático.

    Primero, Rajoy, que propone que sea alcalde no sé si quien lleve boina o sombrero.

    Después, Iglesias, que propone (de boquilla) una democracia ateniense, es decir, directa, con los abuelos subiendo a gatas al montecillo (se me ocurren El Pardo y La Cabrera) de la “Boulé”, que no es un club de alterne, sino la Asamblea.
    
Más tarde, Pujol, que promete refundar el chiringuito convergente con cuatro hisopazos de Sistach.
    
Y ahora, Sánchez, o Pedro de la Preveyéndola, tan guapo que, sólo con su amor, da por hecha la regeneración de la rosa socialdemócrata, marchita como la de “La Bella y la Bestia”. ¿Cómo? “¡Preveyéndola!”.

    –Nace una ilusión, tiemblan de emoción / Bella y Bestia son
    
Pero ninguno va a lo negro.

    ¡Ir a lo negro!

    –¡A lo negro, maestro, a lo negro! –gritaba el peón a su matador, que tenía más miedo que un garduño y no se atrevía a sacar al toro del caballo; para disimular, en vez de tirar capotazos a lo negro (el toro), los tiraba a la grupa del penco.

    Si las figuras de nuestra política (con su corte de peones y revistosos) quieren regenerar el negocio, que vayan a lo negro, es decir, al sistema electoral, como De Gaulle en el 58, y cambien el sistema proporcional (antidemocrático y disgregador) por el sistema mayoritario, que es el único representativo. Todo lo demás son capotazos a la grupa del penco para engañar al público haciéndole ver que intentan sacar al toro del peto.

    –¿Y el rupturismo de Podemos?

    En el marxismo “científico”, el horizonte de la izquierda era la desaparición del Estado, pero Pablemos es marxismo “hispánico”, es decir, acientífico, y tan rupturista como la Alianza Popular de Fraga, a quien le cabía el Estado en la cabeza.

    Iglesias es jefe de otro partido estatal y representa, no a sus votantes, que no lo saben, sino al Estado, que es el que le paga.

    Y los revistosos pidiendo el voto obligatorio.