lunes, 23 de junio de 2014

Estados Unidos, 2; Portugal, 2. ¿Qué hacía Cristiano en el Amazonas a la hora de Cuarto Milenio?

Meireles, el tebaidesco mediocentro portugués


 Hughes

Cristiano en el Amazonas en un horario que en España coincidía con Cuarto Milenio. Debe hacerse raro. Cada vez que cogía la pelota arrancaba una ovación de expectativa. Como cuando la estrella sonríe en la sala de prensa, que levanta una salva de flashes. Le pasaron la pelota e hizo unos regates secos que ni Farruquito. Portugal empezaba fuerte, empujada por su trío de centrocampistas. Un pase por la izquierda con despeje fallido del central lo aprovechó Nani para batir al portero, que ya estaba de culo. El empuje de Meireles se notaba. Le falta la lanza. Esa barba babero avanza para el futuro varonil una ansiedad que provoque calvos de barba. Si no se tiene un pelazo y no se tiene esa barba mejor raparse y cultivar lo escabroso. Así va Bradley, que pareció el mejor en el campo desde el gol. Estados Unidos empezó a mejorar con su dirección. También con el lateral Johnson, que brillaba en ataque y secaba a Cristiano, incómodo, ansioso. Ha acudido al Mundial con una actitud totalmente antibrasileña. Cristiano no perderá nunca ese punto infantil que le obliga a lanzar mensajes al mundo en su parietal.

E.E.U.U fue subiendo el juego y Portugal abriéndose al calor como una papaya, hasta el punto en el que decidió declararse equipo a la contra.

E.E.U.U aún conserva el soccer en detalles como las rastas de Beckerman. Acabando el primer tiempo, el dominio posicional americano, ya declarado, permitió las primeras contras lusas. Una se la paró Howard espectacularmente a Nani. Deberíamos incorporar la palabra goleiro, es maravilloso escuchar ¡El goleiro! ¡El goleiro!

Cristiano intentó una falta que mandó lejos. No domina el Brazuca, balón sintético. Se estila un fútbol así, sobre la base general del 4-3-3, que con jugadores como Meireles recuerda a Lippi. A medida que avanza la competición nos vamos dando cuenta de lo anticuados que nos habíamos quedado. Ya estamos en un fútbol sintético.

En la segunda parte Portugal volvió a salir arriba, recuperando el sitio, pero aún sorprendía la pareja americana. Johnson como una exhalación para Bradley y salvación postrera en escorzo dos de mayo de Costa, sustituto de Pepe.

Cristiano desperdició una contra. Es demasiado autoconsciente, un problema absolutamente contemporáneo, pero tampoco está al máximo. En la jugada siguiente empató Jones con golazo desde fuera del área. En el fútbol siempre se hace justicia, es algo bastante irritante.

El 1-1 ya era malo para Portugal, pero el remate llegó con el gol de Dempsey tras nueva jugada de Jones. Por ahí andaba Bradley de nuevo, de medio metomentodo.

Cuando ya estaba fuera Portugal, en el último lance, Cristiano apreció por fin y dibujó un pase perfecto para Varela. Estados Unidos demostró que aún tiene la inocencia soccer de dejarse empatar cuando ya buscaba rival para el cruce. Y no es gran cosa, pero el empate le deja vida matemática a Portugal.

Aritmética, pero vida.