martes, 8 de abril de 2014

Iguales


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Este fin de semana los periódicos parecían esquinas de la Once, y no porque no se viera ninguna salida a esto (en general), sino porque todo el mundo aparecía cantándole los iguales a Esperanza, la de la multa.

    –Todos somos iguales ante la ley –cantaban, a un lado, Botella, y al otro, Gómez, el Gómez de Madrid, ambos aforados del Estado de Derecho.

    Que no es igual exponerse a un juez de primera instancia para pobres, como los demócratas de a pie, que a un juez pata negra con sillón de orejas en el Supremo, como los demócratas aforados, con Gallardón, el ministro tunelador, ampliando las gateras de los aforamientos.
  
No es igual, señora Botella, ir por Madrid en auto que en bici o moto (exentas de toda ordenanza municipal).

    Y tampoco es igual, señor Gómez, nacer gudari como Bolinaga, en arresto domiciliario por la muerte de otro guardia civil, que nacer camborio como Diego J., dos años y cuatro meses de talego cordobés a pulso (desde 2010) por intentar robar… un gallo… en una finca de Jaén.
  
Total, que el deseo de arrancarle un pelo al lobo esperancista en la guerra del voto ha dado lugar a una cosa cómicamente reveladora (y resumida por Hughes):

    –Cuadrarse ante el agente de movilidad y retar al antidisturbios.
  
Es la nueva conquista progre, a incluir en la próxima edición del Touchard.

¡Agentes que se estresan hasta el desmayo al multar a una señora! ¿Hablamos de agentes de movilidad (invento de Gallardón) o de futbolistas del Barça, las famosas Desdémonas de que hablaba el Wall Street Journal? ¿Qué pruebas psicológicas han de pasar los candidatos a un Cuerpo Municipal que podría ser destinado por la Historia a dirigir el tráfico en las playas de Normandía el día de D de un desembarco aliado?
  
Ya sólo falta que Tamayo, el teólogo de Amusco, Palencia, escriba para esta Semana Santa que la oración nocturna de Jesús en el Huerto de los Olivos terminó con su arresto por unos agentes de movilidad a las órdenes de Caifás.