Domingo de Ramos en Córdoba
Orientales al paso de la Esperanza
Incienso en la calle Alfaros
Francisco Javier Gómez Izquierdo
La joven Elena Cortés, consejera de Fomento y Vivienda en Andalucía, anda buscando papeles donde diga que la Mezquita es de ella. Bueno.... de las cordobesas, y los cordobeses, pero ella la encargada de la explotación. Sabemos que doña Elena tiene especial inquina a los cristianos y un odio irrefrenable a los católicos, por lo que es en estas fechas cuando doña Elena tendría que ser coherente con sus ideas y prohibir, ahora que tiene mando, las procesiones andaluzas. La pretendida propiedad laica y anticatólica de la mezquita está por demostrar, pero en las calles andaluzas tienen mucha autoridad los colegas de la joven Elena, esos que llevan 35 años ostentando la potestad de permitir a las cofradías católicas ocupar todas las tardes de Semana Santa las calles más principales de hasta el pueblo más rebuscado. La joven Elena, amiga de dar la nota, aún no se ha dado cuenta de la celebridad que habría alcanzado entre las gentes sin dios, si el Domingo de Ramos se hubiese puesto ante la iglesia de los padres de Gracia o la de San Andrés a vocear y maldecir al Rescatado y la Esperanza: “A mis calles no salís”. Seguro que acto seguido podría tomar tranquilita un medio de vino “de peseta” en la sociedad de Plateros. No le iba a molestar nadie. Es más, le harían fiestas con castañuelas.