Sucedió el 9 de julio de 2013. Ese día se celebraba en el parque de Burgos una jornada formativa (al parecer, con estudiantes de la Universidad) sobre cómo actuar ante un siniestro en un edificio. Horas después, 12 de los asistentes presentaron escritos de queja, algo que también hicieron, pero con condición de informe oficial, el subjefe de Bomberos y el sargento al mando aquel día. Uno de los primeros problemas fueron los «comentarios lujuriosos» del empleado hacia alguna de las asistentes. Entre ellos, se considera probado que espetó frases como «rubia, ven a lo oscuro que te voy a meter un buen tubo». Durante la visita a la piscina, el mismo bombero se acercó al agua y salpicó a los alumnos, apagando las luces de las instalaciones en la sala denominada ‘el laberinto’ y molestando continua y reiteradamente al grupo tanto con sus palabras como con sus actos. Al subjefe le dedicó palabras como «yo hago lo que me sale de los cojones», «estás enfadado porque no te han dejado ser jefe» o «me expedientas si tienes cojones». Al sargento otras como «eres un cabo de mierda», con añadidos que no merecen ser reproducidos.