martes, 5 de noviembre de 2013

Paco Jémez

Paco entre glorias cordobesistas: 
Perico Campos, Diego Moreno y Cruz Carrascosa
 
Francisco Javier Gómez Izquierdo
 
Hace seis temporadas, cuando quedaban diez o doce jornadas para que acabara la  liga de segunda división, el presidente del Córdoba despidió a Paco Jémez porque empataba ó perdía los partidos en el minuto 93. El presidente del Córdoba encargó a su secretario técnico, Emilio Vega para más señas, que calmara ánimos en la sede de la peña... digamos más poderosa, y allá que se fue con el nuevo entrenador, a la sazón José González.
       
Como Córdoba es un pueblo y un servidor pertenece a una peña menor, fui invitado por si quería decir algo al nuevo entrenador o al secretario técnico, pues en esas provisionalidades andaba el fútbol califal. Reproché con educación la ligereza en el despido y aseguré a uno de los pocos gaditanos tristes que si los partidos duraran 90 minutos, él no estaría allí. A los  presentes manifesté que si fuese presidente de los dos Atléticos, del Sevilla, del Valencia... equipos de respetable cantera, ficharía a Paco porque revalorizaría a muchas promesas y haría más rentable al club.
       
Creo que llegaron a 18 ó 20 puntos perdidos entre los minutos 90 y 98 (inolvidable un partido contra el Poli Ejido), pero doy fe que nos lo pasábamos bien en el campo. Así empezó Paco Jémez y mi firme deseo fue que volviera a El Arcángel. Volvió y lo vió el mundo.
        
Paco Jémez es un tipo raro, al que en Madrid le toman por elegante a la guardiolesca manera, cuando sólo es un flamenquito pinturero que gusta de jalares “apretaos” y chaquetas calorronas. Paco Jémez no es un filósofo, ni un intelectual, ni un bienqueda del fútbol. Es uno de esos tíos con salero, con muy mal genio y que está a lo que está con todo su espíritu. Paco no tiene cultura diplomática y es mucho más primitivo que lo que mira la Ilustración futbolística madrileña. Paco es cabezota hasta la desesperación y es capaz de morir en el intento de convertir al ranerío de su charca en príncipes... quizás menores, pero príncipes al fin y al cabo. Fuentes, Hervás, Fernández, Fede Vico... sanearon el Córdoba. VitoloVieira a Las Palmas. Batistao, Javi Fuego, Piti... al Rayo.  Quiero decir que Paco crea riqueza allá donde entrena, por poco que le den. Mis criterios para ponderar los méritos de un entrenador se reducen al valor que tiene el futbolista del que se hace cargo y lo que se paga por él al año de disciplinarlo.
       El Rayo estaría condenado al descenso con cualquier entrenador. Es muy probable que con Paco también, pero Paco merece ya orquesta capaz de interpretar su partitura y le sería oportuno apartarse de los orgullosos cantaores con sentimiento y buscar en tierras en las que abundan las manadas de juveniles. No está para el Madrid y el Barça ya que se pegaría en los tigres con los divinos... pero es ideal para Athletic, Celta, Sevilla,  Valencia...

    Un servidor siempre ha defendido a este arrojado cabezota y ahora más que nunca le deseo un poco de suerte y sobre todo aplicación defensiva. Ni Tito es Berti Vogts, ni Nacho Paolo Maldini.