El novillero venezolano Manolo Vanegas
toreando en Morata con el capote de Jose María Manzanares
José Ramón Márquez
Toros en Morata, toros de pueblo como deben ser. En la Plaza Mayor se monta el tablado, el Alcalde preside desde el balcón del Ayuntamiento, los balcones están adornados con banderas de España y con la imagen de la Virgen de la Antigua, y en el cartel hay anunciados tres novilleros.
En Morata podían haber construido una moderna y funcional Plaza multiusos a las afueras del pueblo, incluso cubierta, con capacidad para seis mil espectadores, en la que celebrar la feria de la tapa, la elección de la reina de las Fiestas, el macrobotellón y el recibimiento de los Reyes Magos, pero qué necesidad hay de todo eso si se dispone de una Plaza Mayor y de una Casa Consistorial con balcón.
Ahora todos los pueblos de los alrededores de cualquier sitio se han llenado de Plazas de Toros hechas de obra con capacidades enormes y con antiestéticas cubiertas. Son Plazas que nunca se llenan porque tienen muchos más asientos que gente interesada en el espectáculo; así se han erigido Plazas mostrencas como las de Leganés, Valdemorillo, Villena, Navalmoral de la Mata, Illescas, Villarrubia de los Ojos, Navalcarnero o Moralzarzal, que no hacían ninguna falta, que siempre registraban llenos y en las que se quedaba gente en la calle sin entradas, lo cual es mucho mejor que el aspecto de esos desmesurados tendidos semivacíos.
En Navalcarnero se hacía una de las Plazas más bonitas de España en la Plaza de Segovia, antes de que construyeran el espanto, bautizada con el nombre de Félix Colomo, y entonces los toros en Navalcarnero perdieron el encanto. En Leganés, cuando niños, se hacía la Plaza con carros y talanqueras en la Fuente Honda, mucho antes en la Plaza de España, y después en la portátil, hasta la birria de La Cubierta; en Valdemorillo también la hacían con carros en la Plaza de la Constitución y luego en la portátil al lado de las chimeneas de la antigua fábrica de vidrio; en Moralzarzal, de talanqueras en la Plaza de la Constitución, donde incluso había unos toriles… Plazas de tablas y de carros, que ya era un festín desde que se empezaban a montar y que daban a los pueblos el aire de fiesta que ahora les falta. Y además Plazas multiusos, que ahí se hacía el baile.
Por lo menos en Morata siguen haciendo los toros en la Plaza. Y además con novilleros, que es otra novedad, acostumbrados como estamos a que las llamadas «figuras» no tengan empacho en anunciarse en todo tipo de pueblos, aldeas y pedanías -y no lo digo por el festival de las Alquerías del Niño Perdido, que eso es causa de fuerza mayor-. Novilleros en una Plaza de pueblo… eso sí que es raro.