TORO "QUEDADO"
En seguida se encendió la iluminación de la plaza, porque el sol se había puesto y nos había dejado el crepúsculo y la melancolía. Todavía mi vecino analizaba otra tarea inexplicable para él. Un toro estaba “quedado”. El matador consumaba la lista de recursos para citar a un toro y que se arranque. Le suplicaba, le daba patadas en el hocico. Yo creo que hasta le rezaba. Sólo faltaba ya el citarlo en papel de oficio como hacen los juzgados. Sólo lograba que muy de tarde en tarde embistiera muy poquito. Aquello se podía llamar “faena” como se llamaría collar a una guita o hilo que tuviera una perla cada tres o cuatro palmos. Entonces el torero se volvió de espaldas; tiró el estoque y la muleta. Parecía que de un momento a otro iba a encender un pitillo... Mi amigo analizaba:
-¿Cómo aplauden tanto ese desplante? Si el toro no ha acudido cuando lo llamaba con tanta angustia, ¿Cómo va a acudir cuando no lo llaman?
-¿Cómo aplauden tanto ese desplante? Si el toro no ha acudido cuando lo llamaba con tanta angustia, ¿Cómo va a acudir cuando no lo llaman?
FILOSOFÍA DEL TORO Y LA GUERRILLA / JOSÉ MARÍA PEMÁN
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2006
Ignacio Ruiz Quintano