HACER UN QUITE
Hacer un quite en la suerte de varas no es ni ha sido nunca esperar a que le llegue el turno al espada que ha de entrar a realizarlo, y aguardar éste a que el toro deje el caballo, y cuando ya su intervención no es precisa, después de haber compuesto bien la figura, coger el capote con las dos manos y dar una serie de verónicas más o menos ceñidas, Siempre que vemos a un torerito preparándose para entrar al quite y observamos cómo busca la salida del toro y coge el capote, desde luego a dos manos, y cómo está pendiente de que los lances resulten muy rítmicos y bonitos para que la figura sea airosa, pensamos en el señor que intentase salvar la vida de un hombre que se estuviese ahogando y, antes de tirarse al agua, se pusiera un gorro de goma para no mojarse la cabeza y se quitase las botas para que no se le estropeasen. Nosotros creemos que en esos casos, si se sabe nadar y se tiene decisión, lo que hay que hacer es tirarse cuanto antes al agua, sin pensar en nada más que en el que está a punto de perecer. En los quites debe ser lo mismo. El que no tenga arrojo y valentía para hacerlos, que ceda su turno a otro espada.
LOS PETOS Y LOS QUITES, 1927 / RAFAEL SÁNCHEZ-GUERRA
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2006
Ignacio Ruiz Quintano