Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Nada hay más peligroso que un español sin dinero.
Sin dinero, el español escarba y pega arreones de manso, por decirlo en lenguaje taurino.
La crisis nos ha devuelto a la España del gran Curro Fetén, que lo analizaba todo con un desparpajo genial:
–Para ser figura –decía en la radio– hay que mandar. Fulano no manda nada. Y si manda, aquí no llega.
No sé si eso explica el trato mediático a Mariano o a Mou, por citar a dos figuras señaladas por sus “problemas” de mando.
–Que el pasado podrido no pudra el presente –me dice Alfredo Valenzuela que ha dicho (con cursilería muy de lector de García Montero) el portavoz de IU en el Parlamento andaluz, José Antonio Castro, sobre los eres.
Estos son los de la memoria histórica y la “rave” republicana del 14 de abril.
En medio de tanta seriedad (si el español se pone serio es que se ha quedado sin dinero), nos llega la noticia como sacada de “To er mundo e güeno” de Summers de un “homo masturbans” a punto de ser linchado “por varias familias de etnia gitana” en la consulta infantil del Gregorio Marañón en Madrid.
–Iba trajeado, es de clase media alta y fue muy educado durante el interrogatorio en comisaría.
¿Educado en el interrogatorio?
Eso no encaja en la teoría de Steiner según la cual las perversiones sexuales (si el sexo es lenguaje) son análogas al habla incorrecta.
–Si el coito se puede esquematizar como diálogo, la masturbación parece ser correlativa a la pulsación del monólogo.
Conque de hablar solo se trata, ¿eh?
“El placer está en tus manos”, fue el lema oficial de una campaña extremeña de fomento del onanismo (culturalmente intercambiable con la actual campaña catalana en defensa de la mano de Casillas).
–A la Españaza de Torrente le escandaliza que los extremeños digan paja, ja, ja, ja –escribió entonces el que quiere pasar por Ortega de la tercera República.
España era un diálogo de sordos, o monólogo tertuliano, que se nos fue de las manos.