lunes, 1 de abril de 2013

Julián, el cavador de zanjas

 Toreo de hombre...
José Ramón Márquez

Se torea como se es. La naturaleza no hace saltos y, por eso, es imposible que cada cual se salga de su carril. A July, sus panegiristas le tildan de Importante, y nadie le niega su importancia. Ahora lo entronizan como el Faraón de Velilla, el torero de Sevilla. El trono de Curro desde ayer lo ocupa Julián López. Julián López, torero de Sevilla o de Velilla, qué más da ya todo. Lo esencial es que manó la Importancia ayer en la vieja plaza de Toros del Arenal y que lo mismo los viejos cronistas -los que hasta conocieron a Luis Miguel-, que los jóvenes -los que una tarde se extasiaron con Paula en Madrid- cantan la gesta julianesca como histórica tarde de toreo de imperecedero recuerdo para las generaciones venideras. Ni una voz discordante.

Pero se torea como se es y por eso July es July siempre. Lo mismo el día que está óptimo que el que no da pie con bola, el torero es siempre el mismo. Incluso con la Importancia, que nadie se la niega, July a uno se le antoja como lo antisevillano, la negación de la gracia, de la improvisación, de lo ligero, de lo barroco, porque July siempre ha practicado una caricatura del toreo, haciendo correr al bicho de acá para allá, sin cruzarse ni una maldita vez, con la suerte penosamente descargada en cada uno de sus trapazos; toreo julianesco de producción opuesto a lo que sería el toreo de inspiración, seña sevillana de identidad.


July es la negación de lo que siempre pensamos que era torear. Es la exaltación de la vacua tauromaquia del pase frente a la del toreo, toreo de correveidile, puro enaltecimiento de lo banal, de lo innecesario, de lo superfluo transformado en lo esencial y vendido incesantemente como oro molido. Ahora su toreo de pueblo, basto, sin finura, sin elegancia, su toreo de hombre cavando una zanja, se entroniza en Sevilla y Sevilla se rinde a este torero. Ahora July es ya heredero de Chicuelo, de Cagancho, de Pepe Luis, de Curro. Signo de los tiempos.

Soy de la opinión que las faenas se ven en la Plaza. La Plaza tiene sus ritmos, sus locuras, sus estallidos, sus enajenaciones . Sólo así es explicable el auto de fe alrededor de July y el torrente que se ha derramado sobre su labor con el quinto toro de la tarde de ayer en Sevilla. Eso sólo puede ser analizado como sugestión colectiva y contagiosa, que es también parte muy esencial del espectáculo en los toros,  porque la verdad es que en la frialdad de la pantallita del ordenador, la faena histórica es como para ponerse a echar maldiciones o, mejor aún, como para soñar qué hubiese podido hacer con ese toro un torero.


...cavando una zanja