martes, 2 de abril de 2013

Bohemia


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El rollizo Kim Jong acariciando el botón del silo nuclear hace lo mismo que el apuesto Artur Mas acariciando la urna del derecho a decidir: dar lo que en jerga taurina se dice “un toque” al señorito.

    ¿Qué es el Occidente?

    A mediados del siglo noveno un viajero musulmán vio en el Occidente una fuente de “eunucos, niñas y niños esclavos, pieles de castor, gluten, martas cebellinas y espadas”. Un siglo más tarde, un geógrafo musulmán tenía a los occidentales por gentes de mente embotada, y “cuanto más al norte están, más estúpidos, groseros y brutos son”.

    Hoy el Occidente es un café donde los parroquianos se pasan soñando la media vida que no están durmiendo.

    Una bohemia sesentayochista: gorrona y petitoria. Después de todo, ¿qué hombre, si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado le dará una serpiente?

    Que las palabras de Jesús nos ayuden a entender a Obama (Kim Jong es un hijo de América) y a Rajoy (Mas es un hijo de España).

    Tampoco es fácil ganarse una reputación de país bohemio: España lo intentó con Zapatero, que no tiene que envidiarle a Kim Jong ninguna extravagancia, como acredita la ruina coreana en que nos sumió, aunque le faltó valor para hacer pasar su chalé de León por un silo nuclear, que es lo que parece en las fotos, y amenazar a Merkel con convertir la Selva Negra en un aparcamiento, de no ver atendidas sus demandas.

    El zapaterismo tiene muchos adeptos, y en Andalucía, la California de Europa que prometió el hermano de Juan Guerra, gobierna en collera con un correligionario de ese Kim Jong que asusta a las viejas con su “Va a estallar el obús”.

    De momento, a falta de una economía que colectivizar, el gobierno internacionalista de Valderas ha colectivizado el arte, de modo que en el corazón del taurineo andaluz el Faraón de Camas, Sevilla, ya ha sido reemplazado por el Faraón de Velilla de San Antonio, Madrid, que cosió a pellizcos de monja La Maestranza.