Vacaciones en Roma
(Colección Look de Té)
Jorge Bustos
Si Dios quiere, dentro de una semana exacta estaré aterrizando en Roma. También ha de querer Ryanair, cuya emocionante política de austeridad no me garantiza no acabar amerizando frente a Lanzarote. Parto con cuatro canallescos pero entrañables compañeros de este diario, y si Dios quisiera no volveríamos en un tiempo largo y nos colocaríamos como recaderos de algún glamuroso capo local, ya que el falso obispo nos ha robado la idea buena.
Según se acerca la fecha del viaje empezamos a perder los nervios. Confrontamos las biografías de los papables y nos encarnizamos en violentas discusiones partidistas que nunca habría suscitado una rueda de prensa de Mourinho, quien por cierto debería sentarse en el cónclave exactamente bajo el dedo demiúrgico con que Dios toca a Adán, a quien también acabaron sacándole la roja antes de lo previsto. Tenemos muchas esperanzas puestas en esta romería y no toleraremos que la fumata blanca humee sin nosotros.
Según se acerca la fecha del viaje empezamos a perder los nervios. Confrontamos las biografías de los papables y nos encarnizamos en violentas discusiones partidistas que nunca habría suscitado una rueda de prensa de Mourinho, quien por cierto debería sentarse en el cónclave exactamente bajo el dedo demiúrgico con que Dios toca a Adán, a quien también acabaron sacándole la roja antes de lo previsto. Tenemos muchas esperanzas puestas en esta romería y no toleraremos que la fumata blanca humee sin nosotros.
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