La escena transcurre durante el asedio de Constantinopla en el siglo
XIV. El emperador Manuel Paleólogo discute sobre la yihad con un
interlocutor persa. El emperador se niega a dar ningún crédito a la
religión de Mahoma porque, según dice, éste ha mandado extender mediante
la espada la fe que predicaba. La difusión de la fe mediante la
violencia es contraria a la razón, dice el Emperador, y no actuar según
la razón es contrario a la naturaleza de Dios.