martes, 15 de enero de 2013

Nieve


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Con las primeras nieves, las primeras damas y caballeros sin faldas ni pantalones en el Metro de Madrid: no es una protesta, es una “performance”.

    Sin faldas y a lo loco.

    Sin pantalones y a la que salte.

    Esta vez no son los Bardem, uno de cuyas ramas, la tabernera, ha incluido en su bestiario bardemí el término “fachamonguers” para designar a “mourinhistas y liberales”.
    
Los Bardem andan ahora ocupados en hacer tortuga con Mayor Zaragoza (a Zaragoza o al charco) para forzar la suelta de los presos etarras, que harían compañía a Bolinaga en el bar de veteranos.
    
Todo el mundo tiene derecho a cambiar –me amonesta mi frutero, que en lo que hago cola me sube un euro las mandarinas.

    Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.

    Cambiar a la contra, como Pío Moa, que son los menos, o cambiar a favor, como Mayor Zaragoza, que son los más.
    
Cambiar a favor es el cambio a la española. Ser subsecretario, y subsecretario laureado por el Caudillo un 18 de julio con la Gran Cruz de la Orden de Cisneros a propuesta del ministro secretario general del Movimiento, subsecretario del último Gobierno que fusiló a etarras, y pasar a dar voces por la suelta de esos mismos etarras, presentados como risueños apóstoles de Lanza del Vasto predicando en la lengua del Paraíso, que fue el vascuence, como demostró el gran Juan Bautista Erro Azpiroz y Beloqui en su obra incompleta “El mundo primitivo”, de 1814.

    –Tenemos, pues, que el Paraíso –dice Alfonso Reyes, para asombro de los emergentes Borja Sémperera la Provincia Vascongada de la Creación, donde discurrían un Adán y una Eva tales como los concibió el Creador (y Mayor Zargoza): él, muy jebo, ella, muy chirene.
    
Pero los Bardem son, como Marañón, unos “traperos del tiempo”, y ya sacarán algún rato para enfrentarse en Madrid al bombardeo francés de Mali, si se comprobara que, en efecto, son bombas y no una fuga de gotelé del cuaderno de barro de Barceló.