El Equipo Políticamente Correcto
A las autoridades futbolísticas europeas y mundiales no les interesa
fijarse en detalles de justicia competitiva, y, sí, por el contrario, en
valores que puedan representar ciertos jugadores que atesoran perfiles
acordes con lo políticamente correcto, vendidos bajo el criterio de
vivir en el mejor de los tiempos posibles en lo futbolístico
Pepe Campos
Kaohsiung, Taiwan
Tito Vilanova ha llegado a decir que en el formato actual de la Champions ganar un partido no es nada fácil. Habría que recordarle que con el formato antiguo el Barça, en esta temporada, en la fase de grupos no acabó de superar al Celtic de Glasgow -hoy un equipo menor- (2-1 y 2-1). Sin que debamos olvidar, como referencia obligada, que el R. Madrid estaría fuera de la competición, tras su enfrentamiento con el Borussia Dortmund (1-2 y 2-2).
Antes, para poder jugar la Copa de Europa había que ganar previamente la Liga del país por el que se competía. Por ello consistía en un campeonato extremadamente difícil de alcanzar, y muy complicado de ganar, dado que desde septiembre había que tomárselo con máxima exigencia, puesto que los equipos que competían podían ganar a casi todos, y un simple despiste llevaría acompañada la sorpresa de la eliminación. Aparte que, desde temprano, el sorteo era puro, no como hoy, totalmente dirigido y caprichoso hasta los partidos de febrero y marzo. De tal guisa hemos visto que en un grupo se han juntado equipos que eran campeones de sus respectivas ligas, y, en otros se han reunido equipos que hacían bulto.
Es cierto que los tiempos cambian y llegó un momento que parecía conveniente dar cabida a los primeros equipos de cada liga para hacer la competición más atractiva, pero con el paso del tiempo esto sólo ha supuesto más partidos, muchos de ellos con poco interés con el asunto de los equipos cabeza de serie que ha propiciado un sorteo con pocas variantes. Tanto equipo y tanto dirigismo ha derivado en una primera fase muy larga que desemboca en una competición que comienza realmente en febrero.
Así las cosas los records que obtienen los jugadores y los premios que se dan puede que no coincidan con los verdaderos méritos que acompañan a lo que sería una competición más apretada, y enfocados los reconocimientos a los momentos decisivos de las eliminatorias. Por eso padecemos campañas alrededor de quiénes juegan más partidos y meten más goles. De esta manera la entrega del Balón de Oro se ha convertido en un marasmo de indefinición porque ya no se sabe si se debe dar al jugador que es mejor o al que realmente decide campeonatos.
La situación que vive el fútbol hoy, donde el elevado número de partidos de relleno supera, y relega a un segundo plano, a los que deberían ser de máxima calidad y compromiso, está determinando que jugadores como Andrés Iniesta no puedan conseguir el galardón de mejor jugador del mundo. A las autoridades futbolísticas europeas y mundiales no les interesa fijarse en detalles de justicia competitiva, y, sí, por el contrario, en valores que puedan representar ciertos jugadores que atesoran perfiles acordes con lo políticamente correcto, vendidos bajo el criterio de vivir en el mejor de los tiempos posibles en lo futbolístico.
Puede que el sistema de juego que actualmente impera mediante la defensa en zona se acomode fácilmente a la enorme cantidad de partidos existente, ya que es imposible mantener la tensión de los marcajes seleccionados a lo largo de tanta competición. Se pierde su uso y permite que jugadores que funcionan con cuerda de reloj estén sonando sin parar a lo largo y a lo ancho de tanto evento, sin que nadie les haga caso, ni siquiera cuando se trata de meter goles, porque la importancia que tiene conseguir goles de fuste y con gloria ha desaparecido para los nuevos honores que dicen son mediáticos.
Un Real Madrid - Ajax sin interés competitivo