Abc
Nos lo dejó dicho Wittgenstein, que era un filósofo que se leía en el bachiller franquista:
–No te quedes en las yermas alturas de la viveza cuando puedas descender a los verdes valles de la simpleza.
De hecho, nuestra socialdemocracia no consiste sino en eso: un apartarse de la cumbre y descender a la vega. De aquí el éxito popular de la socialista Chamosa, famosa por sus “malapropismos”, como ése de que hoy podemos pagar las pensiones gracias a los ahorros de Zapatero.
–Me falta conocimiento y un cuerpo como el de Claudia Schiffer.
Chamosa es nuestra Yogi Berra, que dijo que el futuro no es lo que era, y por eso el socialismo la tiene destinada al cuidado de nuestras pensiones.
El socialismo es una cosa que paga el capitalismo, dijo Pla, pero Chamosa, que no ha leído a su paisano, es una socialista que cree que es posible derribar al capitalismo.
Se acerca la Navidad y todos andamos ya como muñecas de Chamosa dirigiéndose al portal comprado en los chinos, junto con el libro “Grandes tetas, amplias caderas” de Mo Yan, que sería como la Chamosa del Nobel.
Mo Yan podría ser uno de aquellos chinos miopes que Foxá encontraba en los toros. Pero ahora, gracias al Instituto Cervantes, sabemos que Mo Yan, más que miope, es bobo, pues sin haber pisado ni una capea se permite “chamosear” que “la esencia” del toreo “se reduce al tormento que el taimado inflige sobre ese pobre toro”.
Mas la culpa del “chamoseo” del autor de “Grandes tetas…” es del Instituto Cervantes en la China, cuyos empleados, en lugar de enseñar a torear al viejo maestro Mo Yan, que es por lo que cobran, pagan por que el viejo maestro Mo Yan les dé clases de toreo a ellos.
En palabras de Chamosa:
–Yo creo que es evidente que no entendáis nada. Yo tampoco.