El origen de la música es dionisíaco y está más allá de toda individuación...
Lo dionisíaco no quiere comunicar nada, ni se dirige, por lo mismo, a un oyente al que pretendiera comunicar alguna cosa. El músico “canta como canta el pájaro, por una necesidad interior, y enmudecerá si ante él se planta el oyente curioso”. Este es el impulso que lleva al pueblo a cantar sus canciones para sí mismo, guiado por una fuerza interior, “sin preocuparse de si sus palabras son inteligibles para otro cualquiera que no cante con él”.
Lo dionisíaco no quiere comunicar nada, ni se dirige, por lo mismo, a un oyente al que pretendiera comunicar alguna cosa. El músico “canta como canta el pájaro, por una necesidad interior, y enmudecerá si ante él se planta el oyente curioso”. Este es el impulso que lleva al pueblo a cantar sus canciones para sí mismo, guiado por una fuerza interior, “sin preocuparse de si sus palabras son inteligibles para otro cualquiera que no cante con él”.