(A burka in pulchra. Duravit tantum duo tauri)
José Ramón Márquez
Había una vez
Un circo que alegraba siempre el corazón
Lleno de color, mundo de ilusión
Pleno de alegría y emoción.
Un circo que alegraba siempre el corazón
Lleno de color, mundo de ilusión
Pleno de alegría y emoción.
Miliki
A veces Las
Ventas se trasmutan, como si por un agujero negro se hubiese podido llevar la
Plaza a otro lugar, y de pronto La Monumental se convierte en la Plaza de
Granada o la de Benalmádena o la de Ciudad Real. A veces pasa y Las Ventas se
transforma en otro sitio. Se nota sobre todo porque se multiplica el número de
los que van equipados con un recio bocadillo de chorizo envuelto en un papel
Albal, de los que de una bolsa del Ahorramás sacan una monstruosidad de
tortilla de patata metida entre dos mitades de pan, de los que sacan una bota
de vino y se lían a darla tientos echando el líquido a la muela, como quien
escancia sidra a pequeña escala o quien, más acorde al gusto contemporáneo, se
lleva una bolsa de pipas de girasol de un kilo y se la come entera a velocidad
tal como para figurar en el libro Guiness dejando el suelo a sus pies
alfombrado de cáscaras, como cuando se echaban pétalos de rosas para que pasase
el Altísimo en Corpus Christi, pero en plan carpanta proletaria.
Pues hoy,
además de todo eso que se ha dicho antes, en Las Ventas había hebreos con la
kipá, una señora -se supone que era tal- en burka en el 10, jóvenes alemanas
rubias ansiosas de entender el espectáculo incomprensible que veían, un anciano
con camiseta verde reclamando educación pública y gratuita, una señora de cerca
de setenta años con el pelo teñido de color fucsia, dos enamorados
centroamericanos que no soportaban el sufrimiento del toro, un joven amante del
buen pan y del vinillo clarete que se compadecía por whatsapp del dolor del
toro Campano, número 125. Una barahúnda de gente desconocida que traían a la
plaza aromas a jara y sus particulares ritos, usos y costumbres relacionados
generalmente con circunstancias más o menos alimentarias, que tanto chocan con
el natural ascetismo de la afición fetén, entre la que es necesario hacer notar
la significativa excepción del Catedrático del Bocata, el doctor Moncholi, para
quien el bocadillo es lo mismo que era la tierra roja de Tara para Scalett O’Hara,
lugares sacrosantos de donde Miguel Ángel y Scarlett sacan su fortaleza.
La verdad es
que esta tarde trae dos enormes decepciones. La primera es que al llamado de la
Cultura, hoy que principiaba la Feria del Arte y la Cultura, haya acudido tan
poquísima gente y tan pocos habituales; la segunda, la ausencia constatable de
algunos conspicuos aficionados de corte cultural, y no me refiero al juvenil,
desenfadado, flequillo de Aresti, que entiendo que éste no viene ni de gañote
porque debe estar preparando la encerrona de Fandiño en Bilbao, sino de esos
dos entrañables personajes de la Andanada, que son don Fernando Arniches y su
particular Samsagaz, cuya presencia en la Plaza es la inequívoca seña de
identidad que denota que la Cultura va a manar, y que Las Ventas va a ser
durante dos horas el siglo de Pericles, la Enciclopedia de Diderot, el Ateneo
de Madrid y el Chelsea Hotel, todo junto como quien dice.
Y hoy, dando
toda la razón a los que defienden este engendro de feria bulló la alegría y la
felicidad en la Plaza, ante el abandono en masa de la afición de suyo tan
agria, y esa alegría es cosa demostrable por el hecho de que al fin manaron las
orejas, máximo exponente de la altura cultural de la tarde, y porque merced a
eso se consiguió que por fin un tío pusiese sus gónadas contra el cogote de un
capitalista que le sacó por la Puerta Grande, que me parece que algunos cursis
la llaman Puerta de Madrid, y que hoy, más que nunca, debería haberse llamado
Puerta de Valdemingómez.
Hoy, sin
otra cosa que el concurso decidido de todos los de los bocadillos, los de las
bolsas de pipas, los de las botas de vino, los del cubata, y sin más ayuda que
las trapacerías que se gastó un torero llamado David Mora, transformaron La
Monumental en una plaza portátil, con una total ausencia de la más mínima
exigencia y llevando el nivel de las aguas taurómacas en este Madrid de
nuestros pecados a uno de los puntos más ínfimos que hayamos conocido en lo que
llevamos de aficionados, aunque es seguro que todo se puede mejorar.
A la salida,
en el mingitorio, un anciano se justifica con otro:
-Por
lo menos ha tenido voluntad.
- Pues justo
eso es lo que se ha reconocido, responde el otro.
¿Y la tarde?
Pues eso, ante el selecto público, los atasardos y los lisarnasios, tres tíos
por allí, los peones tomando el olivo como si los becerros fuesen el demonio,
descalzaperros de capotes en el suelo o rotos, un par de sustos y poco más. Lo
que te digo, un circo. Y mañana, con Michelín de La Puebla y Dolls, hijo de
Dolls, ni te cuento.
Ojo avizor
(Vigilantia)
¿A quién defiende la autoridad, señor Espada?
(Qui defendit auctoritate, Mr Gladius?)
El amigo Jaime Urrutia
(Amicus Jaime Urrutia)
Los bueyes de Abella
(Abella boves)
México lindo y querido, que digan que estoy dormido...
(Pulchra et dilectus Mexico, dicunt sum dormientes)
Márquez y Ricardo
(Marquez et Ricardo)
El camarote de Abella
(Abella scriptor Cameram)
Paseíllo
(Parva ambulant)
Jiménez, Mora y Díaz
Relicario
(Scrinium)
Descalzaperros
(Descalzaperros)
Mora oliendo el panorama
(Mora olfactus in picture)
Mayoral de paisano
(Mayoral togae)
Felicidad en la talanquera
(Beatitudo in sepem)
Muñeco de la Tarta
(Snowman acerbus)
La manzana de la señora Williams, el Torbellino
(Pupillam Mrs Williams, Turbo)
Pan con chorizo
(Panem cum farcimen)
Arte y Cultura en Telemadrid. El convite del doctor Moncholi
(Art et Culture in Telemadrid. Convivium Dr Moncholi)
Y no se pierdan ustedes la corbata rosa del pepero de la puerta de caballos
(Et non deesset rosea vinculum Pepero equum porta)
Y no se pierdan ustedes la corbata rosa del pepero de la puerta de caballos
(Et non deesset rosea vinculum Pepero equum porta)
La zarza ardiente
(Rubus ardens)
Puerta Grande, o Puerta de la Carpa, para David Mora
(Magna Portam -Portam Carpio- David Mora)
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Simón Casas, Jefe del Arte y la Cultura en Madrid
(Simon Domos, Caput Artium et Culture in Madrid)
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*Puerta Grande (Puerta de la Carpa) para David Mora