jueves, 14 de junio de 2012

El toro cirujano. Un milagro en Leganés

Los alguacilillos, las mulillas y los civiles frente al manicomio, fecha indeterminada

José Ramón Márquez

-¿Queréis ayudarme a satisfacer un imperioso deseo que redundará en beneficio de este desgraciado? –preguntó presuroso a sus colegas.
 
-Ya sabes que puedes contar con nosotros para lo que gustes –contestaron estos a coro.
 
-Pues manos a la obra. He aquí un “caso” claro y determinado de elefantiasis del escroto, en el que procede la esqueotomía, y que por incomprensión de este hombre no he podido llevar a cabo, constituyendo para mí una verdadera obsesión curarle.
 
-Nada, no perdamos tiempo –dijo uno de los entusiastas muchachos, al tiempo que preparaba el instrumental.
 
El doctor, con la ayuda de sus compañeros, y con la seguridad que da la suficiencia, procedió a la busca del testículo por medio de una incisión sobre el trayecto del cordón que sigue hasta la túnica vaginal, y aisló aquel órgano levantando el tegumento. Separó las partes atacadas por la elefantiasis, teniendo buen cuidado de dejar la mayor cantidad de piel sana para recubrir más tarde el miembro reuniendo por sutura los colgajos destinados a este efecto, y una vez coronada su obra por el previsto éxito, respiró con la satisfacción que da el haber realizado una buena acción que a la vez envuelve el cumplimiento de un deseo.