martes, 15 de mayo de 2012

San Isidro

Conchi Ríos
Arte & Cultura
San Isidro'12
(Y el que venga detrás, que arree)


Ignacio Ruiz Quintano
Abc
En Madrid era “isidro” el forastero al que los pícaros de la capital cobraban por ir por la acera de sombra, así que no se me ocurre un santo más a contramano de Madrid que San Isidro.

    De aquel espíritu de San Isidro no queda más que el nombre de la feria de don Livinio Stuyck y los bueyes que en ella se despachan, con grande indignación de los taurinos.

    Para los hispanistas que estos días nos visitan diremos que la diferencia entre toro y buey es que el toro puede ser buey, pero el buey no puede ser toro.

    En la isidrada de este año se echan bueyes porque el dinero se ha ido en conferenciantes, que cuentan con su propia carpa y el preceptivo rótulo de “Cultura” en la puerta, para que el público no se llame a engaño.
    
Contra el fraude a la tauromaquia que supone dar conferenciantes por toros sólo se ha levantado, y desde Sevilla, la voz autorizada de Antonio Burgos, un escritor aficionado a los toros… ¡que va a los toros!
    
En Las Ventas hay indignación, pero tampoco mayor que la que se ve en la Puerta del Sol. La indignación es la industria española más antigua. El abonado de Las Ventas se indigna al descubrir el coñazo de la tauromaquia, que consiste en que, por donde había de salir un toro, salga un charlatán. Y la greña de la Puerta del Sol se indigna al descubrir el coñazo de la democracia, que consiste en presentarte a algo y que nadie te vote.

    A estas alturas, y quitando a los becarios del nuevo periodismo, ¿a quién va a impresionar esta indignación española, más vista que el TBO, a base de retacos lanzando puñetazos al aire porque no tienen dinero?