jueves, 12 de abril de 2012

Satyagraha

Gandhi, creador de la satyagraha

Ignacio Ruiz Quintano
  
Me viene un vecino indignado (o un indignado que es vecino) porque el ministro del Interior habla de tipificar como atentado a la autoridad la resistencia pasiva.

    –¡Esto es cargarse la “satyagraha”! ¿Qué será lo siguiente? ¿Recuperar la ley de vagos y maleantes?
    
La de vagos y maleantes es una ley de la segunda república, pero eso no lo sabe mi vecino, que no se peina y va en bici por la acera para ejercitar la “satyagraha”, una especie de tiqui-taca pacifista puesto en marcha por Gandhi, cuya rencarnación para nuestra España mediática sería Pep Guardiola.

    Para Russell, que dedicó algún tiempo a estudiarla, la esencia de la “satyagraha” consiste en negarse a hacer cosas que las autoridades quieren que se hagan.

    –Si se puede provocar la brutalidad policial, mejor, pero sus receptores han de someterse al tratamiento con pasividad absoluta.
    
Para Gandhi, la “satyagraha” tenía un aspecto religioso, pero si funcionó para el independentismo indio fue porque los ingleses no eran nazis alemanes o comunistas rusos.

    ¿Y en la España de Jorge Fernández?

    España pertenece a la cultura de la mansedumbre evangélica que prescribe “poner la otra mejilla”. ¿Hasta cuándo?

    Mi ensayista cree que, con el texto evangélico en la mano, el pacifismo del receptor de bofetadas se agota en el número dos, puesto que no hay tercera mejilla que ofrecer. Y a tomar viento la “satyagraha”, como hace Pepe, que, siendo el futbolista que más cobra, con eso de que tiene cara de cascabel pisado, ya ven.

    En lo que nos intervienen o no los alemanes del IV Reich, que es un Reich económico y matriarcal, el de la “satygraha” me parece el mejor debate nacional.
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