DOMINGO, 19 DE FEBRERO
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos, que no quedaba sitio en la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico, y como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
-Hijo, tus pecados quedan perdonados.
Unos letrados, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: "¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados fuera de Dios?" Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
-¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "Tus pecados quedan perdonados" o decirle "Levántate, toma tu camilla y echa a andar"?
Marcos 2, 1-12