El sufragio universal de los siglos...
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Huelga de pilotos, pero no veo movimientos de tropas o de masas.
Si una huelga de controladores movió a Rubalcaba a la toma militar de Barajas, con una huelga de pilotos podía esperarse incluso otra República, aunque no se nos va de la cabeza el chasco que se llevó del cabrero aquel Alvarito Palmares, as de la aviación y conspirador republicano, en “De Madrid a Oviedo, pasando por las Azores”:
–Echar a los reyes es como dejar de comer pestiños en Nochebuena.
Ciento nueve años lleva ABC explicando que la monarquía es consustancial a la nación española (es la nación, no es un partido), pero a veces los españoles se ponen cursis, caen en el muermo de la posmodernidad y proclaman una República.
Dos Repúblicas de noche de copas hemos tenido en España.
La primera, cuando los monárquicos regalaron una República a los republicanos a ver lo que hacían, y lo que hicieron fue “democratizar” el Ejército (“¡Que bailen!”, decían los soldados a sus oficiales), bombardear Alcira, Cartagena y Alicante y dejar de recaudar las contribuciones y de pagar la Deuda y a los empleados.
Y la segunda, cuando los monárquicos regalaron otra República a los republicanos a ver si habían aprendido. La cosa quedó en una revuelta de frescos que derivó en una dictadura de pedantes que degeneró en una orgía de psicópatas. En un quinquenio, veintiocho gobiernos y un Presupuesto aprobado, más todas las insurrecciones del manual. Ningún periódico pudo escribir nunca una sola línea recta.
–¿Qué concepto tienen de nosotros los que nos piden que seamos más pacíficos?
–¡Que se pacifiquen ellos!
Largo, líder del republicanismo revolucionario, y Azaña, líder del republicanismo burgués.
Qué tropa.
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Abc
Huelga de pilotos, pero no veo movimientos de tropas o de masas.
Si una huelga de controladores movió a Rubalcaba a la toma militar de Barajas, con una huelga de pilotos podía esperarse incluso otra República, aunque no se nos va de la cabeza el chasco que se llevó del cabrero aquel Alvarito Palmares, as de la aviación y conspirador republicano, en “De Madrid a Oviedo, pasando por las Azores”:
–Echar a los reyes es como dejar de comer pestiños en Nochebuena.
Ciento nueve años lleva ABC explicando que la monarquía es consustancial a la nación española (es la nación, no es un partido), pero a veces los españoles se ponen cursis, caen en el muermo de la posmodernidad y proclaman una República.
Dos Repúblicas de noche de copas hemos tenido en España.
La primera, cuando los monárquicos regalaron una República a los republicanos a ver lo que hacían, y lo que hicieron fue “democratizar” el Ejército (“¡Que bailen!”, decían los soldados a sus oficiales), bombardear Alcira, Cartagena y Alicante y dejar de recaudar las contribuciones y de pagar la Deuda y a los empleados.
Y la segunda, cuando los monárquicos regalaron otra República a los republicanos a ver si habían aprendido. La cosa quedó en una revuelta de frescos que derivó en una dictadura de pedantes que degeneró en una orgía de psicópatas. En un quinquenio, veintiocho gobiernos y un Presupuesto aprobado, más todas las insurrecciones del manual. Ningún periódico pudo escribir nunca una sola línea recta.
–¿Qué concepto tienen de nosotros los que nos piden que seamos más pacíficos?
–¡Que se pacifiquen ellos!
Largo, líder del republicanismo revolucionario, y Azaña, líder del republicanismo burgués.
Qué tropa.
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