Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Algo tendrá Manuel Cobo cuando Madrid, que no es un pueblo cursi, ha aceptado con la mayor naturalidad el más extravagante de los cargos: vicealcalde. Porque Cobo es vicealcalde. Wenceslao Fernández Flórez nos quiso convencer de la conveniencia de adoptar el término vicegol para referirnos a esos balones que pasan lamiendo la cepa del poste, pero ¡quiá! Y llega Gallardón, nos coloca un vicealcalde y ahí queda. Así que algún mérito tendrá Cobo, cuyo plan municipal para la taiwanización de Madrid (bicis y motos por las aceras, como en Kaohsiung) no comparto, pero si la gente lo vota… allá la gente. Que tampoco, ya digo, tengo nada contra las bicis, mientras circulen por el Tour de Francia, ni contra las motos, mientras corran por la Isla de Man. De hecho, uno se ha emocionado con Indurain, y antes, con Santiago Herrero y con Kevin Schwantz, aquel pájaro loco tejano de la edad dorada de los noventa (Doohan, Rainey, Lawson, Gardner…) que decía que correr en moto era lo más bonito que podía hacerse en este mundo… vestido. Pero nada de eso tiene que ver con la cochambre urbana que supone arrojar de las aceras al paseante alegre y confiado (el verdadero espíritu europeo, al decir, y muy bien dicho, del pobre Steiner) para dar paso al oficinista cuyo único ideal se reduce a ir en Honda a “La Oficina Siniestra” de Pablo San José en “La Codorniz”. Hasta aquí mi discrepancia con Cobo, grande madridista, por lo demás, y de los de Mou. Cuando el otro día ese hombre se cayó con tan mala pinta de la moto me quedó una tremenda impresión y me vi pidiendo el milagro de su recuperación, que al parecer ha sucedido. En la alegría del momento saludo a este Pou Pou (Poulidor) de la política española, toda la vida de Sancho con Gallardón, que tiene de Alonso Quijano más de lo que aparenta,...
Seguir leyendo: Click
Abc
Algo tendrá Manuel Cobo cuando Madrid, que no es un pueblo cursi, ha aceptado con la mayor naturalidad el más extravagante de los cargos: vicealcalde. Porque Cobo es vicealcalde. Wenceslao Fernández Flórez nos quiso convencer de la conveniencia de adoptar el término vicegol para referirnos a esos balones que pasan lamiendo la cepa del poste, pero ¡quiá! Y llega Gallardón, nos coloca un vicealcalde y ahí queda. Así que algún mérito tendrá Cobo, cuyo plan municipal para la taiwanización de Madrid (bicis y motos por las aceras, como en Kaohsiung) no comparto, pero si la gente lo vota… allá la gente. Que tampoco, ya digo, tengo nada contra las bicis, mientras circulen por el Tour de Francia, ni contra las motos, mientras corran por la Isla de Man. De hecho, uno se ha emocionado con Indurain, y antes, con Santiago Herrero y con Kevin Schwantz, aquel pájaro loco tejano de la edad dorada de los noventa (Doohan, Rainey, Lawson, Gardner…) que decía que correr en moto era lo más bonito que podía hacerse en este mundo… vestido. Pero nada de eso tiene que ver con la cochambre urbana que supone arrojar de las aceras al paseante alegre y confiado (el verdadero espíritu europeo, al decir, y muy bien dicho, del pobre Steiner) para dar paso al oficinista cuyo único ideal se reduce a ir en Honda a “La Oficina Siniestra” de Pablo San José en “La Codorniz”. Hasta aquí mi discrepancia con Cobo, grande madridista, por lo demás, y de los de Mou. Cuando el otro día ese hombre se cayó con tan mala pinta de la moto me quedó una tremenda impresión y me vi pidiendo el milagro de su recuperación, que al parecer ha sucedido. En la alegría del momento saludo a este Pou Pou (Poulidor) de la política española, toda la vida de Sancho con Gallardón, que tiene de Alonso Quijano más de lo que aparenta,...
Seguir leyendo: Click