Francisco Javier Gómez Izquierdo
Dicen los principios democráticos que para que se dé la Democracia, es imprescindible que la Ley impere. Un tío comete un delito y la Justicia ha de aplicarle la pena señalada en el artículo correspondiente. Sea Agamenón o su porquero. Se llame Strauss o Doroteo. En las últimas ocasiones en las que el españolito se acerca a practicar la más elemental lección de democracia , acontecen extraños sucesos que llenan de dudas y pesadumbre a la que siempre se ha considerado gente de bien y que por si tienen dudas es aquélla que trabaja, paga sus impuestos, no comete delitos, aborrece de las malas costumbres y procura lo mejor para sus hijos. Dicho sea con la natural reserva, pues ¡a saber qué se ha de entender por buenas costumbres en el siglo!
Me importa un bledo la largura de los dedos que hurgarán en mi cartera a partir del domingo, pero me tiene preocupado este continuo mirar a otro lado por parte de los que deben hacer cumplir la ley, en según qué situaciones. Estos que dicen perroflautas y que juegan a revolucionarios sin tirar cantos a la Moncloa están violando la ley, y de paso hacen un favor al jefe de los policías encargado de hacerla cumplir. Don Alfredo Rubalcaba pasará este fin de semana a la Historia como hombre sensible y de gran calidad humana por sujetar las fuerzas represivas que con otros estarían practicando el fascismo. “El descontento juvenil es lógico -dicen los próceres socialistas-, y su movilización no nos es extraña”. Esa juventud, amiga de cartel y fotocopia, procura no hacer pupa a quien debe y guía sus quejas hacia el sistema, los bancos y el bipartidismo. Sobre todo el bipartidismo. Todo un hallazgo el palabro.
Acostumbrado a leer sentencias condenatorias basadas en la “convicción moral” de jueces a los que las pruebas inculpatorias pueden llegar a confundir, sorprende la escrupulosa duda ante lo que llaman Bildu y el miedo a los “revolucionarios” de la Puerta del Sol.
Estos chicos que han entretenido mucho en periódicos y tertulias han pasado a ser la coartada de un gobierno que no precisa demasiadas explicaciones por dejar la gatera abierta al gato batasuno, pero también pudiera ser que al señor Rubalcaba se le fuera de las manos su maquiavelismo y anocheciera el 22 escuchando en la Sexta nombres y apellidos que suenen a latigazos.
Mientras tanto, los ciudadanos que tememos los días de elecciones por encontrar lo que no buscamos, procuramos apartarnos del peligro. Un amigo de Mondragón se ha venido a la Feria de Córdoba:
-En estos días se agradece un poco de libertad.
Dicen los principios democráticos que para que se dé la Democracia, es imprescindible que la Ley impere. Un tío comete un delito y la Justicia ha de aplicarle la pena señalada en el artículo correspondiente. Sea Agamenón o su porquero. Se llame Strauss o Doroteo. En las últimas ocasiones en las que el españolito se acerca a practicar la más elemental lección de democracia , acontecen extraños sucesos que llenan de dudas y pesadumbre a la que siempre se ha considerado gente de bien y que por si tienen dudas es aquélla que trabaja, paga sus impuestos, no comete delitos, aborrece de las malas costumbres y procura lo mejor para sus hijos. Dicho sea con la natural reserva, pues ¡a saber qué se ha de entender por buenas costumbres en el siglo!
Me importa un bledo la largura de los dedos que hurgarán en mi cartera a partir del domingo, pero me tiene preocupado este continuo mirar a otro lado por parte de los que deben hacer cumplir la ley, en según qué situaciones. Estos que dicen perroflautas y que juegan a revolucionarios sin tirar cantos a la Moncloa están violando la ley, y de paso hacen un favor al jefe de los policías encargado de hacerla cumplir. Don Alfredo Rubalcaba pasará este fin de semana a la Historia como hombre sensible y de gran calidad humana por sujetar las fuerzas represivas que con otros estarían practicando el fascismo. “El descontento juvenil es lógico -dicen los próceres socialistas-, y su movilización no nos es extraña”. Esa juventud, amiga de cartel y fotocopia, procura no hacer pupa a quien debe y guía sus quejas hacia el sistema, los bancos y el bipartidismo. Sobre todo el bipartidismo. Todo un hallazgo el palabro.
Acostumbrado a leer sentencias condenatorias basadas en la “convicción moral” de jueces a los que las pruebas inculpatorias pueden llegar a confundir, sorprende la escrupulosa duda ante lo que llaman Bildu y el miedo a los “revolucionarios” de la Puerta del Sol.
Estos chicos que han entretenido mucho en periódicos y tertulias han pasado a ser la coartada de un gobierno que no precisa demasiadas explicaciones por dejar la gatera abierta al gato batasuno, pero también pudiera ser que al señor Rubalcaba se le fuera de las manos su maquiavelismo y anocheciera el 22 escuchando en la Sexta nombres y apellidos que suenen a latigazos.
Mientras tanto, los ciudadanos que tememos los días de elecciones por encontrar lo que no buscamos, procuramos apartarnos del peligro. Un amigo de Mondragón se ha venido a la Feria de Córdoba:
-En estos días se agradece un poco de libertad.