Hemos leído que la calle Serrano ya no es lo que era, que las chicas bien no pasean sus aceras, por verse amenazadas por aceitillo motero que mancha el enlosado, que podría hacerlas resbalar y caer de bruces, a ellas y a sus mirones. Bicicletas y motos, arramblan con los pocos ciudadanos que van quedando y que se la juegan al pasear por un Madrid que sólo existe en sus recuerdos. Los nuevos tiempos mandan. Así están las cosas. En Oriente también. Si bien los ciclistas y motociclistas asiáticos serían como gráciles pajarillos frente a los carantamaulas del manillar hispanos. No sólo está en peligro el relajante paseo de chicos y chicas (de todos los ciudadanos de bien) por las calles de la capital. ¡También el de los animales domésticos! Nadie se ha puesto a pensar en esto. ¿Qué pasará con los perritos que no entienden de señalizaciones, ni han recibido educación vial logsiana? Pues, aunque vayan atados a las correas que tiran sus amos, siempre pueden sentir una llamada al brinco libertario que puede resultarles fatal. En fin. Desde el mundo práctico de Oriente lanzamos solucionario. ¡Jaulas callejeras para mancomunidad de perros y perritos! Fijas o movibles. Mientras se les mantiene allí, los dueños pueden hacer compras, echarse un cigarrillo sin contaminarles, estirar las piernas, incluso montar en bici. ¡Y hacerse amigos! De nuevo todo puede volver a encajar. El diseño otra vez en manos de los ‘sabios’ de Gallardón. Por ejemplo, Siza. O Foster. Y más brotes verdes.
Blog de la vida privada ("Humanismo es telecomunicación fundadora de amistades que se realiza en el medio del lenguaje escrito." Peter Sloterdijk)
sábado, 26 de marzo de 2011
Madrid-Taiwán, 15. Tabla de salvación vial perruna
Hemos leído que la calle Serrano ya no es lo que era, que las chicas bien no pasean sus aceras, por verse amenazadas por aceitillo motero que mancha el enlosado, que podría hacerlas resbalar y caer de bruces, a ellas y a sus mirones. Bicicletas y motos, arramblan con los pocos ciudadanos que van quedando y que se la juegan al pasear por un Madrid que sólo existe en sus recuerdos. Los nuevos tiempos mandan. Así están las cosas. En Oriente también. Si bien los ciclistas y motociclistas asiáticos serían como gráciles pajarillos frente a los carantamaulas del manillar hispanos. No sólo está en peligro el relajante paseo de chicos y chicas (de todos los ciudadanos de bien) por las calles de la capital. ¡También el de los animales domésticos! Nadie se ha puesto a pensar en esto. ¿Qué pasará con los perritos que no entienden de señalizaciones, ni han recibido educación vial logsiana? Pues, aunque vayan atados a las correas que tiran sus amos, siempre pueden sentir una llamada al brinco libertario que puede resultarles fatal. En fin. Desde el mundo práctico de Oriente lanzamos solucionario. ¡Jaulas callejeras para mancomunidad de perros y perritos! Fijas o movibles. Mientras se les mantiene allí, los dueños pueden hacer compras, echarse un cigarrillo sin contaminarles, estirar las piernas, incluso montar en bici. ¡Y hacerse amigos! De nuevo todo puede volver a encajar. El diseño otra vez en manos de los ‘sabios’ de Gallardón. Por ejemplo, Siza. O Foster. Y más brotes verdes.