Blog de la vida privada ("Humanismo es telecomunicación fundadora de amistades que se realiza en el medio del lenguaje escrito." Peter Sloterdijk)
sábado, 31 de julio de 2010
El santo del día
El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado.
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Hotel del Oso
José Ramón Márquez
Hoy torea El Cid en Santander, pero, por una vez, preferiremos la montaña -al fin y al cabo la romería es una vez cada cinco años- y aplazaremos la cita para vernos con Manuel Jesús y los Victorinos en la arena negra y despiadada de Bilbao.
Sábado, 31 de julio
Cuando una mujer nos hastía, nos enfadan todas las que se le parecen, las que son de su mismo tipo.
MUECAS Y SONRISAS / JULIO TORRI
Ignacio Ruiz Quintano
Que prohíban Altamira y el whisky Dyc
Los frescos soportales de la Colegiata de Santa Juliana me prestan su sombra secular -¡desde el siglo XII dando sombra!- para extraer algunas conclusiones sobre la villa medieval en que me hallo. La primera es que la belleza tiene sus inconvenientes. Si no, que se lo digan a Marilyn y a Santillana del Mar. El principal de ellos es que atrae a las personas. Y en la especie de personas, aunque los taxonomistas siguen debatiendo la espinosa cuestión, debemos incluir provisionalmente a los guiris, que infestan estas calles detenidas en el tiempo. Los guiris, además, siempre tienen hambre, así que Santillana, para saciarlos, ha concentrado una proliferación de restaurantes como no la verán ustedes ni en la calle Huertas de Madrid. Me metí en uno cualquiera, pero la calidad de la cocina no estaba a la altura del rústico encanto de su arquitectura, y me propinaron un menú aproximadamente atroz compuesto de entremeses plastificados y tinta con un vago chipirón flotando rezagado.
Casi lo más famoso de aquí son los adoquines, los mismos que soportaron las recias herraduras del conquistador Juan de la Cosa, por ejemplo. El paseo se convierte en un masaje de lo más medieval para las plantas de los pies porque el devenir de los siglos ha desfigurado el pavimento, pero vamos, lo mismo ocurre en la destripada calle Serrano, hecho que traza una inquietante convergencia entre el urbanismo medieval y el de Gallardón. Otra cosa típica de aquí es el olor a boñiga, omnipresente y espeso como la inteligencia de Maradona. A la hora de imaginarnos la villa en su prístino esplendor, este hedor a deposición vacuna resulta muy útil, y contrarresta el efecto lamentablemente contemporáneo de ver a un guiri en bermudas engullendo bolsas de patatas.
Hay aquí un museo de la Inquisición repleto de instrumentos de un salvajismo refinado, si me permiten el oxímoron. Visitándolo, uno no puede evitar pensar que, de encontrarse este museo en Barcelona, los esqueletos expuestos en el cepo o la picota serían recreaciones en cera de El Juli o Morante de la Puebla, apóstatas palmarios del animalismo, que ahora es la religión oficial del progreso. También tenemos cerca la reabierta cueva de Altamira, cuyos civilizados cavernícolas, si hubieran asistido al debate prohibicionista en el Parlament, habrían quedado escandalizados ante la tosquedad de los argumentos adversos a la lidia del animal que con tanta admiración y esmero ellos retrataron -suertes de lidia primitiva- en las paredes de su casa. Claro que Altamira, con su notoria apología del alanceamiento de toros, también la chaparía la Generalitat, por bárbara y reaccionaria. Que aproveche pronto Obama la invitación cursada por Revilla para ver la cueva, porque como la estupidez se siga extendiendo por España a la velocidad que el paro de larga duración, no encontrará ni toros en Cantabria ni flamenco en Marbella. Lo siguiente será prohibir el whisky DYC, por españolista.
(La Gaceta)
Ignacio de Loyola
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viernes, 30 de julio de 2010
El limerick, ¿un género menor?
Ricardo Bada
Al abrir el suplemento dominical de su diario, el lector alemán sabe que encontrará allí, puntualmente, cada fin de semana, su ración de limericks. Limericks. En las enciclopedias se enterarán ustedes, todo lo más, de que Limerick es el nombre de una ciudad y de un condado de Irlanda. Y en los diccionarios, en esos cementerios del idioma, ¡ah, en los diccionarios es bastante inútil que busquen! A no ser, como yo lo hice, en el Rioduero de Literatura, I, donde sí que figura la palabra limerick, pero me figuro que sólo gracias al hecho de que ese diccionario está traducido del Herder Lexikon alemán, y entre los alemanes el limerick es el pan nuestro de cada domingo.
¿Cómo viene definido el limerick en el Rioduero? Cito con él a la vista: “Forma literaria popular en los países anglosajones; consta de cinco versos, de contenido burlesco, rimados aabba. La primera colección apareció en 1822″. No está mal, pero sabe a poco. Es algo así como si alguien nos dijese que Don Quijote trata de un hidalgo manchego que se volvió loco a fuerza de leer libros, y punto. Para los adictos al limerick intentaré ampliar la definición supracitada, sin agotar con ello las infinitas posibilidades del género, pero procurando al menos que quede clara su inefable taxonomía.
El limerick es una estrofa poética humorística y nonsense (otro neologismo, que a lo mejor pudiera traducirse como sinsentido); una estrofa poética seguramente creada por el pueblo soberano, por los equivalentes gaélicos de los payadores, repentizadores y decimistas criollos, y cuyo acceso al rango de la mejor lírica inglesa se debe al benemérito Edward Lear.
De don Edward Lear sí que nos hablan las enciclopedias. Por si se quieren ahorrar el trabajo de consultarlas, citaré de una de ellas: “Edward Lear (Londres, 1812-San Remo, 1888). Escritor y pintor británico. Aficionado a la ornitología, el conde de Darby” (otras enciclopedias lo llaman conde de Denby) “lo invitó a dibujar su colección zoológica, se convirtió en amigo de la familia, y para los niños de la misma escribió The Book of Nonsens (1846), de título intraducible, ya que su contenido es el género puramente inglés del ‘nonsense’ o poema disparatado. De esta modalidad es Lear el gran maestro, junto con Lewis Carroll. (…) Sus poemas, celebrados como antecesores del superrealismo, disfrutan de notable popularidad”.
Y volviendo a la taxonomía : Si se quiere hacerle honor homologable al original, el limerick debiera ser en castellano una estrofa de cinco versos rimados AAbbA: el primero, segundo y quinto, endecasílabos; el tercero y el cuarto, heptasílabos. Dato esencial es que la última palabra del primer verso tendría que ser un topónimo, y cuanto más difícil de rimar, tanto mayor mérito tiene el limerick.
Para que mejor lo entiendan, he aquí uno basado en un topónimo familiar a todos nosotros:
Aquella chicarrona de Bilbao
le dijo al chipichandle de Sestao:
–Ay chico, no me digas,
que se me caen las ligas
y luego contarás que m’has ligao.
En la rima se puede buscar adrede la dificultad, como queda comprobado con este otro ejemplo:
Un día, un pibe de Montevideo
inventó por su cuenta el bidé. O
sea, que puso los cojo-
nes un tiempo en remojo
para ahogar las ladillas. Laus Deo!
Confieso paladinamente que soy un fanático apasionado de los limericks y que he dedicado muchas horas de mi vida pecadora a la invención de algunos (vide supra et infra), y no pocas horas de charlas o de epistolomanía a tratar de convencer a algunos de mis amigos poetas en lengua de Castilla, para que aclimatemos al limerick en nuestras latitudes. Hasta ahora ha sido en vano, a pesar de haberles propuesto varios de los que opino que no son tan malos, p.ej.:
Una vez, una chica en Calahorra,
tan lerda y con tantísima pachorra,
en medio de un orgasmo
dijo con entusiasmo:
–Lo que a mí sí me gusta es Radio Andorra.
Seguiré combatiendo por la aclimatación del limerick en nuestra panoplia poética, cuya última adquisición fue el soneto, venido de Italia de la mano de Boscán, hace ya de eso todas las mañanas del mundo. Y lo seguiré haciendo porque el limerick permite ¡tanto sano regocijo!:
Juan Arteche, en el golfo de Campeche,
escabeche comió con Leguineche,
y al rato fue y le dijo:
–Parece que mi hijo,
de su papá heredó la mala leche.
¡Y tanto juego con la fonética peculiar que el español usa para masacrar los nombres extranjeros!:
Aquella chicarrona de Bilbao,
lectora declarada del gran Mao,
me dijo: –- No te enrolles,
querido Charles Bóyer;
el ministro de Higiene no es Lin Piao.
¡Y tanto doblesentido, más aún que sinsentido, al menos en castellano!:
Una muchacha de Bucaramanga,
a quien gustaba mucho la pachanga,
notó, bailando un tango,
que le crecía un mango
en el vértice mismo de su tanga.
A todas estas se dirán ustedes que los ejemplos aducidos no cumplen con la premisa de que la última palabra del primer verso sea un topónimo difícil de rimar porque cuanto más difícil de rimar tanto más meritorio será el limerick. Correcta la observación, pero es que en castellano resulta fácil rimar casi cualquier cosa. Intentémoslo con un topónimo extranjero:
Una vez un gamberro en Reykiavik
confesó padecer un raro tic:
chupándole una teta
a su amiga Julieta
creía estar chupando un tetrabrik.
En fin, ojalá que esta semilla que dejo aquí sembrada no se agoste en barbecho. Aunque sólo sea para que a los lectores de los suplementos dominicales de nuestros diarios les ofrezcan algún elemento de contraste con la oda al prócer o la elegía por la noviecita difunta (y refritada de Bécquer: no la novia, claro, sino la elegía) o el poema que se quiere importante, ¡oh!
Permítanme cerrar este panegírico del limerick con uno del que me siento orgulloso por su riqueza en rimas internas:
Una alpaca del Lago Titicaca
le dijo a una vaca de Cuernavaca:
–No es broma sino axioma
que un hematoma en Roma
cosa es más bien de toma que de daca.
Viernes, 30 de julio
-Dígame, Juan (Belmonte): ¿cuáles son los momentos más felices de su vida?
-Cuando vuelvo a casa después de torear una corrida en Madrid.
-Claro, naturalmente, en una tarde de triunfo.
-O aunque haya quedado fatal.
-Bueno, pero sin percance alguno.
-O con una cornada. Todo preferible a las horas angustiosas que se pasan antes de torear en la plaza de Madrid.
MI SEGUNDO LIBRO DE RECUERDOS Y AÑORANZAS / SEBASTIÁN MIRANDA
Ignacio Ruiz Quintano
La UIMP, el paraíso del conferenciante
Si Madrid es un sitio donde te descuidas y te dan una conferencia, Santander ya ni les cuento. Cuando los republicanos echaron al Rey del Palacio de la Magdalena, se preguntaron: “¿Y qué hacemos ahora con el palacio?” Y montaron aquí la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que no sirvió para desasnar a un solo miliciano. Pasarse un día en la UIMP supone ingresar en un microcosmos biodiverso y bien iluminado, sin llegar uno a decir que los conferenciantes de la UIMP equivalgan a los animales de Cabárceno.
Si has sido diputado, empresario de éxito, científico con patentes o jurista noticioso y no has dado una conferencia un veranito en la UIMP, entonces, amigo, no eres nadie. Aquí, no obstante, conviven viejas glorias con ponentes anónimos. Se distinguen porque los primeros se alojan en palacio y los segundos se buscan la vida en un hotel. Merodeé impunemente sobre el fulgor de cera del parquet palaciego, admirando los copetudos rótulos de las estancias. Igualito que la Complu, oigan. Pero lo mejor es el programa. Por ejemplo. Elvira Lindo imparte un taller de cuentos, pero no especifica si la ley ampara la literatura que pueda salir de semejantes lecciones. Gabriela Bravo, portavoz del CGPJ, desgrana La crisis de la Justicia en España... y resulta que su curso está patrocinado por el CGPJ. La Justicia patrocinando su crisis, no me digan. Peces-Barba resetea el caletre para abordar los Problemas actuales de los derechos humanos, tales como los que tuvieron las víctimas del terrorismo mientras él fue “alto comisionado”, cargo que al parecer sólo ha servido para mutar al de “bajo conferenciante”. Garzón pontificó aquí hace dos semanas sobre El crimen organizado. Un negocio rentable. Quién mejor para hablar de negocios rentables. Hay un curso titulado El sector de autopistas de peaje ante la salida de la crisis. Dura tres días pero uno lo resumiría con decir que, a más peaje, menos crisis del sector y más del contribuyente. Y esta mañana Diego López Garrido, el hombre más pitado del Bernabéu ahora que se ha ido Guti, el socialista con pinta de latifundista mexicano al decir de Ruiz Quintano, ha hecho el enésimo y gratuito Balance de la presidencia española y su impacto en el futuro de la UE. El balance se hace bien rápido, pero el impacto será arduo de evaluar, sobre todo para los compradores de deuda española.
Hay quien sostiene que a las conferencias y congresos los profesores o los médicos sólo van para ligar. A juzgar por los coquetos modelitos de un par de orondas catedráticas que basculaban peligrosamente sobre sus tacones de aguja, a la tesis no le falta verosimilitud.
(La Gaceta)
jueves, 29 de julio de 2010
De premios y castigos
Pasqual Fresquet ( Alcalá de Chivert 1906,- Aubagne, Francia, 1957) fue un personaje tristemente conocido de los ambientes policiales de la Barcelona de los años 30. Vinculado al movimiento libertario, había sido detenido en alguna ocasión por pistolerismo y participación en diversos atracos.
Dirigente sindicalista del barrio de Sants en 1936, su actuación más conocida tendrá lugar, sin embargo, a partir del verano, como cabecilla de la célebre Brigada de la Muerte. A ésta se le atribuyen más de 400 asesinatos, todos cometidos en la retaguardia. Fresquet, según cuentan las crónicas, acostumbraba a pronunciar un discurso en la plaza del Ayuntamiento donde se había efectuado la limpieza, justificando la depuración de “católicos, fascistas, militantes de la CEDA, curas y oligarcas”. Entre sus damnificados se encontraban también los campesinos opuestos a la colectivización.
En Falset, en noviembre de 1936, se presentaron los brigadistas de la muerte en un autobús pintado con calaveras y en una sola noche mataron a 27 personas de derechas. El autobús permitía a los brigadistas desplazarse libremente de pueblo en pueblo, pudiendo visitar varios en el transcurso de una jornada.
“Eran unos cuarenta hombres armados con la calavera cosida al hombro y al pecho. Oficialmente eran la brigada de investigación Ortiz, y su trabajo consistía en desenmascarar y eliminar a los fascistas ocultos en la retaguardia.”
La preocupación por la actuación de la brigada llegó hasta la misma cúpula de la CNT, que nombró una comisión para “investigar sus fechorías”. Fresquet fue llamado al orden y tuvo que justificarse ante sus compañeros.
Poco después (principios de mayo de 1937), Fresquet fue movilizado y tuvo que incorporarse al ejército republicano. Allí fue nombrado jefe de la Policía Sanitaria.
Jueves, 29 de julio
Y es que frente a la España católica, gótica, monárquica, unitaria, corre, paralela, una España oriental, protestante, de germanías y separatismos, mora, judía, rebelde, tribal, anarquista, enemiga y subsuelo de la otra.
AGUSTÍN DE FOXÁ
Ignacio Ruiz Quintano
miércoles, 28 de julio de 2010
Más vivos que nunca
Tengo 28 años. Nací en democracia...
Hasta el rabo todo es toro
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¡La corrida, estúpidos!
con la maravillosa Julia Caba Alba (abajo)
Jesús Mosterín se retrepó en el sillón de su despacho del Centro de Humanidades. Toda la mañana había estado recibiendo llamadas, pero él, deliberadamente, no las había atendido. Se encontraba nervioso y no estaba para atender teléfonos. Esperaba el resultado de las votaciones del Parlamento de Cataluña, esa causa noble en la que él había tenido un papel tan principal desde su altura ética de gran pensador, y no estaba para conversaciones.
Por un momento se le pasaron por la mente algunas imágenes de su pasado, de su época de Profesor No Numerario, de la época en que redactó su tesis doctoral, de los momentos vividos junto a Félix Rodríguez de la Fuente, de su innegable decisión de apoyar la ecología como una suerte de ética contemporánea alternativa a la sima de la religión.
Aparecieron súbitamente en su cabeza algunos otros aspectos de su propia biografía que le agradaban algo menos, algunas renuncias y pequeñas traiciones que sólo él conocía íntimamente y algunas motivaciones personales tan suyas y que ahora, curiosamente, se mostraban tan presentes y, por qué no decirlo, un poco incómodas. Voló con su recuerdo a las viejas reuniones en Salvat cuando pusieron en marcha la enciclopedia Fauna, el día que cobró su primer talón y, por un momento, se envaneció pensando en el tramo tan fecundo que le había llevado desde aquellos remotos días de Barcelona a esta realidad suya de hoy en día de hombre reputado intelectualmente, sembrador de ideas, creador de opiniones, hombre de ética y de progreso a carta cabal.
Abrió el navegador de su ordenador y buscó -como no podía ser de otra manera- el diario El País, su norte y guía durante tantos años y hoy en día la publicación que de cuando en cuando le abría sus páginas para que pudiese divulgar entre las gentes algunas partes de su pensamiento fecundo. Leyó:
“Cataluña prohíbe los toros”
Por un momento cerró los ojos y se agolparon en su mente muchos momentos, infinidad de recuerdos, de gentes y de personas que como él habían luchado por la prohibición de aquella barbarie, se enorgulleció de nuevo de la altura moral de su pensamiento que le permitía dictaminar sobre la bondad y la maldad, sobre lo lícito y lo ilícito desde una perspectiva aristocrática, la aristocracia de la pura razón que a veces se tiene que imponer a las formas soeces y vulgares del pensamiento de inculto. Distraídamente, al girarse, dejó caer unos papeles que había sobre la mesa. Se inclinó a recogerlos y sus ojos se fijaron en uno de ellos. Era una fotocopia del libro Corriente Alterna, editado en México en 1961. Leyó:
“El instante se disuelve en la sucesión anónima de los otros instantes. Para salvarlo debemos convertirlo en ritmo. El happening abre otra posibilidad: el instante que no se repite. Por definición, ese instante no puede ser sino el último: el happening es una alegoría de la muerte.
El circo romano es la prefiguración y la crítica del happening. La prefiguración: en un happening coherente con sus postulados todos los actores deberían morir; la crítica: la representación del instante último exigiría la extirpación de la estirpe humana. El único acontecimiento irrepetible: el fin del mundo.
Entre el circo romano y el happening: la corrida de toros. El riesgo, pero asimismo el estilo.”
-¿Y esto?, se peguntó después de leer el párrafo.
¿Octavio Paz? ¡Ah, ése! Primero estuvo en la Alianza de Intelectuales Antifascistas y luego se dedicó a denunciar las violaciones de los Derechos Humanos en las dictaduras comunistas. Y de los animales ni una palabra. Siempre con la poesía, siempre con la maldita poesía a cuestas. ¿No se daba cuenta de que las tendencias a la violencia y la agresividad que acechan en la naturaleza humana, requieren de limitaciones a la libertad individual? ¿Y qué decir de las tendencias a la intolerancia y a la desviación del pensamiento? ¿Acaso no justifican también de limitaciones a la libertad?, digo yo. Pero para Paz, todo es muy teórico y sin poner los pies en el suelo, el señorito, el embajador, el exquisito que habla de la muerte, que yo sí que sé lo que es la muerte en vida. ¿Y la ecología, qué diablos, y los derechos del animal? ¿Y por qué me han tenido que venir ahora a visitar estos pensamientos en mi propio despacho en este momento de triunfo?
Maldito fascista, Paz.
El Cordobés prohíbe los toros
José García Domínguez
Libertad Digital
No frecuento las plazas de toros, como tampoco los lupanares, los platós de TV3 o, en general, todo establecimiento consagrado a zaherir a seres vivos a cambio de dinero. Sin embargo, de ese mi hábito privado no infiero la exigencia de proscribir la televisión nacionalista, o, por más ejemplo, que se le niegue a José Montilla gozar de su única afición conocida, a saber, la lidia de reses bravas. De distinto parecer, sin embargo, es el propio don José, que, lastres de un bachiller precario, presume en la tauromaquia la quintaesencia de lo español; de ahí el entusiasmo inquisitorial del Tripartito con tal de prohibirla en las treinta y ocho comarcas bajo su soberanía.
Un afán represor, el de la Generalidad, parejo a su complacencia con los llamados correbous, garrulo atavismo consistente en atormentar a algún astado para sádico goce de una turba, por lo común, beoda. Clamorosa asimetría moral, ésa tan suya, que deja al desnudo la tartufesca coartada humanitaria en el acoso al toreo. Por lo demás, y frente a lo que barruntan nuestros pequeños polpotistas, la anulación de las corridas supondrá una prueba, otra, de su suprema españolidad. ¿O acaso existe deporte más genuino de esta pobre península que el de prohibir? Así, contra los toros ya pugnó Jovellanos, que algo de español tenía. Y los prohibió Carlos III. Y Carlos IV ratificaría después el regio repudio a tal práctica.
Y hubo de ser un extranjero, José Bonaparte, aquel gran rey, quien los restituyese a la legalidad. Por poco tiempo. Pues al punto serían de nuevo proscritos en las Cortes de Cádiz. Contra el parecer de los diputados catalanes, procede recordar. Que de tal guisa replicó el clérigo murciano Simón López, ancestro de don José en su fanatismo abolicionista, al ilustrado barcelonés Antonio de Capmany, gran defensor de la lidia: "El rufián, la ramera, el idolatra, el comediante, el lidiador ó torero, el luchador ó espadachín, el alguacil de teatros, el flautero, ó guitarrista, ó lirista, ó baylarin, el sodomita, el libertino y licencioso, el charlatán ó histrión, el encantador y agorero, el que vive como gentil, el que frecuenta los espectáculos teatrales, las venaciones, ó toros, carreras, luchas, etc. ó dexen esto, ó no sean admitidos al bautismo, dice San Clemente". Prohibir, prohibir, prohibir... ¿Acaso cabrá ser más castizo?
José García Domínguez es uno de los autores del blog Heterodoxias.net
Esta moche, Churchill
Epigramas del cuerno
dijo a su esposa Isidoro:
-Pienso vestirme de moro,
porque no estaré muy mal.
-¡Hombre! Es idea oportuna
-repuso aquélla contenta-.
Ya verás qué bien te sienta;
te pondré la media luna.
V. MARTÍNEZ
Obituario (político) de otro Canis
José Ramón Márquez
The harder they fall
One and all
Jimmy Cliff
Un mazazo, hombre, un mazazo. Otro Canis Mortis a la calle, así, como un perro. Echan a Ballesteros sin motivo amediados de julio y nos dejan sin uno de nuestros mejores ‘ninots’ de la Plaza de toros.
¿Y qué tenía de malo Ballesteros? Él, que era un hombre del pueblo, con cara de hombre del pueblo, con vestimentas de hombre del pueblo, con aspiraciones de hombre del pueblo. ¿Qué tenía de malo él? Él, que era un científico, un veterinario que conocía las interioridades de los bichos como la palma de su mano, que donde muchos sólo podemos decir ‘mata un cochino y verás a tu vecino’, él veía el objeto de su estudio y de la aplicación de su ciencia; que se cuenta que Ballesteros fue el descubridor de un bálsamo de fierabrás en forma de ‘indición’ que atajaba el grave problema de las caídas de los toros durante la lidia y que, por envidias, nunca pudo llegar a comercializarlo. Y además, Ballesteros, un gestor que lo mismo te elaboraba un pliego de prescripciones técnicas que se ponía a repartir entradas a la puerta del desolladero, como una especie de sopa boba de cada domingo; que había que verle cómo entraba a la plaza desparramando la vista y luego cómo avanzaba por el callejón, que iba el hombre saludando a los de los burladeros bien orgulloso de su mando y su posición. Y, además, un caballero, que había que verle trotar por las escaleras hasta llegar a la andanada para cumplimentar a la Presidenta de la Comunidad, que no ha habido día que esa señora haya ido a la andanada y que el Ballesteros no haya estado como un edecán guardando la puerta. Y también un político fino y florentino, que hay que ver, cuando lo de Tamayo, como rápidamente declaró que él era un técnico y que su puesto no debía estar sujeto a los mudables vaivenes de la política y que, en cualquier caso, él era ante todo un hombre de progreso para lo que le quisieran mandar. Y Ballesteros también un tío cumplidor, que en los años que ha estado de gerente no ha habido acto ‘cultural’ que se haya celebrado en el Aula de Las Ventas en el que él no haya estado, y no por el vino español de después, sino por su afán de servicio y sentido del deber. Y, además, un andarín; que muchos proclaman el ecologismo y él lo ha ejercido a golpe de pinrel, todos los días del curre a casa y de casa al curre, y eso que no vive lo que se dice al lado de Las Ventas.
Tantas y tantas han sido las virtudes de nuestro buen Ballesteros que uno no deja de pensar en qué oscuros intereses pueden haber operado para poner en la calle a tan eximio servidor público. Y no deja de producir cierta tristeza el saber que ahora conocerá la vida desde el otro lado. Tendrá que acostumbrarse a ver que los que se arrojaban a él a pasarle la mano por el lomo con fruición, en demanda de su entradilla del 10 ó de un pase de callejón ahora ya ni le mirarán a los ojos. Tendrá que acostumbrarse a que no le llamen para nada. Que en los actos a los que acuda será uno más. Que los Choperón, de los que algún malintencionado decía que parecía su sirviente, lo arrojarán de sí como un kleenex usado. Tendrá que acostumbrarse a ser un anónimo más, y a lo mejor ahora hasta descubre que jamás le gustaron los toros.
Miércoles, 28 de julio
Érase un obrero albañil que había logrado, a fuerza de economías, construir para sí y para los suyos una casita en las afueras de Madrid, en las Ventas del Espíritu Santo. Diez mil pesetas invirtió en ella, y se creía, seguramente, un hombre feliz el día que decidió marcharse a Alcalá para presenciar una corrida de toros.
Merienda, copas..., y a la hora del regreso el albañil se ha quedado sin un céntimo; pero como tampoco puede pernoctar en Alcalá, resuelve hacer el viaje en el tren sin billete. Un revisor le detiene. El pequeño propietario ha hecho víctima a la Compañía de una estafa por valor de una peseta y algunos céntimos. Denuncia. Hay que ir a la cárcel. Va a la cárcel. Se le instruye un proceso... Fijémonos: un proceso para que indemnice de la peseta y los céntimos a la Compañía -cosa muy razonable- y para que purgue su delito, como también es lógico.
El pobre diablo tiene que pagar las costas de tal proceso. Y las costas son:
-Por el estudio de antecedentes, escrito de calificación y asistencia a la vista, le cobra el abogado 300 pesetas.
El Juzgado le exige:
-Por los derechos de tasación de la casa por varios peritos albañiles, 80 pesetas. -Por derechos del cura párroco que extendió las certificaciones de nacimiento, etc., 15,80. -Al registrador, por derechos de la anotación preventiva de la finca, 19,90. -A los alguaciles, por veintidós notificaciones, 22 pesetas. -Asistencia al embargo, 3,50. -Nueve pases de oficios, 6,75. -Veinticuatro citaciones, 24 pesetas. -Al secretario judicial, por catorce providencias, 17,50 pesetas. -Por diecisiete notas y diligencias, 8 pesetas. Por doce oficios y órdenes, 9. Total: para no fatigar, que estas minucias exasperantes, frondosas e inútiles en su mayor parte, hicieron elevar las costas a 1.307 pesetas y cuatro céntimos.
El infeliz no las tenía; pero, en cambio, era dueño de aquella casita, en la que había puesto sus ahorros y su ilusión. La Justicia cayó dignamente sobre la casa.
ACOTACIONES DE UN OYENTE, 1931 / W. FERNÁNDEZ FLÓREZ
Ignacio Ruiz Quintano
Aquí prosperan hasta los mosquitos
Santander
A algunos controladores de El Prat se les habría rayado una uña, o quizá incardinado algo de vello en el glúteo, causas probables de una paralizante indisposición que les impidió acudir a su puesto de trabajo, ocasionando así a los viajeros, más que una gravosa demora, una excelente oportunidad de entretener la espera leyendo máximas estoicas de Montaigne o de Epícteto. La mayoría, sin embargo, no se decantó por la contención filosófica sino por el desahogo verbal de tema escatológico y propósito inequívocamente ofensivo. El chiste es muy malo, pero el hecho es que a Blanco lo pusieron verde.
Pero, en fin, habitamos ya la noble villa santanderina, luminosa entre tupidas cordilleras y el Cantábrico espejeante. Del 23 al 2 de agosto dura la Semana Grande, con su Feria de Día abierta hasta medianoche, sus charangas itinerantes y conciertos de postín, sus toros para primeros espadas, sus bocinazos de resaca mundialista, su chavalería bullente y sus veraneantes de una elegancia grata y burguesona. Todo, en Cantabria, evoca estos días la noción de prosperidad. Prosperan hasta los mosquitos montañeses, tan ahítos de sangre que cuando estallan contra nuestro parabrisas convierten la luna casi en la escena de un crimen. No me sorprendería cruzarme un día de éstos con Revilla repartiendo magnánimo anchoas al pueblo agradecido desde una carroza, en plan César Borgia, que herraba a su montura con plata y un solo clavo, de modo que las argénteas herraduras se desprendieran al trote y acendraran la pleitesía de la plebe deslumbrada.
Desde la octava planta de un glorioso hotel que se asoma directamente a la bahía, felicito emocionado al departamento de recursos humanos de esta casa. No cree uno haber estado tan confortablemente alojado ni en el útero materno, oigan. El fin de semana me escapé a Laredo, una de las playas top ten de la Península, ancha como la manga del ex juez Garzón y enmarcada por montes de un verdor nítido. Resulta idónea para los ejercicios paisajísticos de un estudiante de Bellas Artes. Su arena es tan fina y blanca como el cutis de Scarlett Johansson, por ejemplo. Y la rueda de bonito tan fresca que uno tiene miedo de que el atún se queje cuando pincha la carne con el tenedor. Luego está la noche de Laredo, sus callejuelas atestadas de bares atestados a su vez de chavalas atestadas a su vez de sugerencias. Dos notas mentales de nocturna melancolía: a) nos hacemos mayores; y b) la raza española está mejorando más rápido por el lado femenino que por el masculino. Les ahorraré la descripción del atuendo macho dominante. Basta decir que cuando integraban una comitiva de despedida de soltero, su disfraz de rana Gustavo o de bailarina de ballet se hacía más llevadero de mirar que el uniforme chancletista que visten una noche cualquiera. Ya saben, es la ley argentina del embudo: la más linda con el más boludo.
(La Gaceta)
Barcelona: Armillita y sus dos Clavelitos
La Aldea de Tauro
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martes, 27 de julio de 2010
Matar a un ruiseñor
Manuel M. Cascante
El 95 por ciento de los 3.480 dibujos presentados en un concurso infantil en el Estado de Michoacán reflejan la situación de violencia e inseguridad que sufre México.
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Avant la lettre
Barcepundit
Martes, 27 de julio
Algo tendrá Marbella, cuando los Gil y los Obama la bendicen.
Ignacio Ruiz Quintano
lunes, 26 de julio de 2010
Epigramas del cuerno
de ciervo un cuernecito,
con su engaste de plata
asaz mono y pulido.
Pedí al platero el precio,
y él, liberal y fino,
por lo que quise darle,
darle sin tardar quiso.
Cogíle, y a mi casa
llevé el dije conmigo,
y a mi mujer le ruego
le acepte por ser lindo.
Ella exclamó riendo:
-¡Válgame Dios, marido!
¿Quién compra lo que tiene
de sobra en su recinto?
Si de vender hubieras
de aquestos dijecillos,
no bastara una Lonja
ni un pueblo a consumirlos.
J. IGLESIAS
"Parecía que Lenin abriría los ojos en cualquier momento"
Librero
Abc de Sevilla
Hondureño, estudió Derecho en Sevilla, donde regenta una librería de viejo y ejerce como abogado después de haber aprendido ruso en Moscú, donde visitó la tumba de Lenin, le sorprendió el golpe de Estado de 1991 y confraternizó con los tanquistas soviéticos en la Plaza Roja
—Es tocayo de Tolstoi, ¿lo suyo con Rusia estaba predestinado?
—La diferencia es que Tolstoi encontró la gracia y la gloria, y yo, lamentablemente, sólo la gracia.
—¿Qué le parece que no se recuerde a Tolstoi en el centenario de su muerte?
—Una lástima, y no sólo por sus obras, sino por sus reflexiones sobre la no violencia activa, que tanto influyeron en Luther King y en Gandhi.
—¿Qué hacía en la Plaza Roja el día del golpe de Estado?
—El 19 de agosto de 1991 los estudiantes de lengua y literatura rusa estábamos en un pequeño teatro de la periferia de Moscú. De repente se encendieron las luces y nos informaron de que había un golpe de Estado y que los tanques estaban en la Plaza Roja. Cuando llegamos, uno de los tripulantes de un tanque, desde la torreta, nos pidió un cigarrillo, y una de nuestras compañeras españolas le dijo que le daba cajetilla entera si la dejaba subir y entrar al tanque. Y la dejó.
—¿Dan miedo los tanques rusos?
—Los T52 son unas maquinas bélicas espantosas, producen un ruido atronador, su aspecto es el de una bestia recién salida del averno, sedienta de sangre. Dan pánico.
—¿Es cierto que algunos soldados que intervinieron en el golpe no sabían ni dónde estaban?
—La alfabetización del sistema comunista llegó a muchas capas del tejido social soviético, pero el país era tan inmenso que existían grandes zonas a las que no llegó.
—¿Gorbachov, como Suárez en España, sólo hizo lo fundamental?
—La situación no es comparable. Suárez moldeó la transición de dictadura a democracia, y Gorbachov hizo eso mismo más el cambio del comunismo a capitalismo. Cuando Gorbachov se presentó a presidente, no le votaron. Las revoluciones, en uno u otro sentido, devoran a sus propios hijos.
—¿Quién sería el Putin español?
—Tal como están las cosas, cualquier político podría serlo.
—¿Visitó la momia de Lenin?
—Varias veces. Es una experiencia intimidante. Bajas por una escalera hasta la cripta, todo de mármol rojo con incrustaciones de lapislázuli, el frío es intenso, en el centro, el catafalco de Lenin, faraónico, su cuerpo iluminado por una tenue luz, sólo se puede ver su cara y parte del cuerpo, el resto tapado con una sábana. Da la impresión de que Lenin abrirá los ojos de un momento a otro.
—¿En la época que estuvo aún se hacían romerías para visitarla?
—Las colas, o romerías como las llamas, eran largas, y lo siguen siendo.
—¿No le extraña, pues, que la mitad de los rusos consideren positivo el estalinismo?
—Consideran que la época de Stalin fue sangrienta, pero que colocó a Rusia como la segunda potencia mundial y venció a Hitler. Creen que gracias al sacrificio de veinte millones de rusos muertos en la Segunda Guerra Mundial, Occidente se vio libre del nazismo. Gran parte de los ciudadanos rusos se consideran soldados vencidos de una causa invencible.
—¿No será que Rusia precisa una «memoria histórica»?
—Tienen problemas más acuciantes. Además, si se intentara no se contaría con todos los elementos necesarios para hacerla diáfana, imparcial, ya que aún no cuenta con la necesaria perspectiva histórica que aporta el paso del tiempo.
—¿Cuánto tardó en leer a Dostoyevski en su idioma?
—Tres años. Es más fácil leer un clásico ruso que un periódico en ruso.
—¿Cómo se adapta un hondureño al frío moscovita?
—Te abrigas y basta, lo difícil es la vida social. En Moscú, a las seis de la tarde no encuentras un alma en la calle. La solución es reunirte en casa con los amigos. Si la velada se prolonga se quedan a dormir en tu casa, ya que afuera hay 30 grados bajo cero.
—Debe de ser el único abogado en ejercicio que se emplea como librero de viejo en los ratos libres. ¿Es por afición al libro o porque la cosa está muy «achuchá»?
—Es devoción por la letra impresa.
—¿El libro de André Gide «No juzguéis» lo valora más como jurista o como librero?
—Lo aprecio más como jurista, porque analiza casos que descolocaban a los tribunales. Aunque la primera edición es de 1930, continúa siendo un referente que ilumina el oscuro pasillo de los que son llamados a juzgar.
—De Honduras se vino con 18 años para estudiar Derecho. ¿Qué es lo que más le gustó de la Facultad?
—La enorme capacidad y sabiduría de los profesores y la belleza del edificio.
—¿Eso de que los libreros de viejo nunca leen un libro es cierto o leyenda?
—En mi caso procuro leerlo todo. No soy un librero de viejo al uso, sino un lector que vende sus libros.
—En Sevilla casi hay más librerías de viejo que de nuevo…
—¿De verdad? Eso es magnífico.
Lunes, 26 de julio
Los sujetos eminentemente raros dependen de los tiempos. No todos tuvieron el que merecían, y muchos, aunque lo tuviesen, , no acertaron a lograrle. Fueron dignos algunos de mejor siglo, que no todo lo bueno triunfa siempre; tienen las cosas su vez, hasta las eminencias son al uso. Pero lleva una ventaja el sabio, que es eterno, y si éste no es su siglo, otros lo serán.
ORÁCULO MANUAL Y ARTE DE LA PRUDENCIA / BALTASAR GRACIÁN
Ignacio Ruiz Quintano
domingo, 25 de julio de 2010
Camelot en Marbella
La cofia o pilorriza de Bibiana Aído
-Esto de las cofias es que yo no lo aguanto. Habría que ponérselas también a los hombres.
Sosiéguese tan aupada dama, que cofia, esa cierta cobertura de la cabeza hecha de red, dentro de la cual las mujeres recogen el cabello, viene del arábigo, como explica Cobarruvias tomándolo del Padre Guadix: de quehf, que vale cabeza, y de allí quehfia, cosa perteneciente a la cabeza. ¿O es que, además del velo, pretende arrebatarles también la quehfia?