AND THE WINNER IS...
José Ramón Márquez
I'm a loser. I'm a loser/ And I'm not what I appear to be
Me presentan como Torero del Año a Castella. ¡Qué más da! Bastante tenemos los que nos hemos tragado sus dos infumables puertas grandes, su horterada de toreo de quietud sin sentido y sus torillos de cartón sin ton ni son.
Nadie le dará un almuerzo a Urdiales, por vérselas con toros; ni a Díaz, por poseer el genuino secreto del arte auténtico, del arte de verdad; ni siquiera a Ponce, por ser el más grande de todos cuantos veremos. Nadie nos dará un almuerzo a los que además de tener que aguantar la matraca de Castella hemos tenido que pagar la entrada. Con todo esto ya contábamos.
Debemos señalar una vez más que, si no atajamos esta deriva suicida que va tomando la fiesta, a esto le quedan dos telediarios. Lo que se necesita son toros que presten al espectáculo la emoción de su bravura, de su mansedumbre o de su casta, y toreros de verdad que se midan con ellos. Es tan simple como eso. Si Castella le hubiese dado la tunda de pedresinas al Palha, quizás el que suscribe se habría tirado desde la andanada a sacarle a hombros, pero con esas porquerías de torillos que dan más risa que miedo, la cosa cambia de forma sustancial.
Como pago mis entradas, pido: quiero a Ponce, a Cid y a Urdiales con Palhas. Toreros de verdad con toros de verdad para dejar las cosas en su sitio, para marcar una raya entre lo decente y lo indecente, para tapar las bocas a sueldo.