En 1867, parte del puerto de Nueva York la primera excursión turística moderna que se conoce, con destino a los escenarios clásicos del Mediterráneo. A ella se apunta Mark Twain, con el compromiso de mandar crónicas del viaje al periódico que le paga el billete, el Alta California.
Twain no deja títere con cabeza, empezando por él mismo y siguiendo por Miguel Ángel, los Maestros Antiguos, los guías de turismo, franceses, napolitanos y los peregrinos de Tierra Santa. Dos años después se editan estas crónicas en libro de éxito inusitado: Guía para viajeros inocentes.
Ediciones del Viento