lunes, 7 de septiembre de 2009

EL CRIMEN DEL DÍA...


...18 de Octubre de 1897


Próximamente hace un mes que el oficial de tahona Gervasio Cuervo López, de 22 años de edad, contrajo relaciones amorosas con una sirviente llamada Generosa Martínez, a la que conoció en una de las casas en que servía el pan.
Generosa quedó desacomodada y por recomendación de Gervasio fue a vivir en el domicilio de éste, calle Ancha de San Bernardo, número 125.
Los dos amantes salieron ayer tarde a pasear por el Retiro, marchando luego a un salón de baile, situado en el barrio de Vallehermoso.
Generosa vio en dicho baile a un conocido suyo, individuo del ejército, y con él tuvo ciertas preterencias en el baile.
Gervasio, al ver esto, hizo salir del baile a Generosa. Lo que ocurriera entre ellos no se sabe. Se dice, sin embargo, que Generosa trataba de mudarse anoche de domicilio.


EN LA CASA DEL CRIMEN


Llegaron Generosa y Gervasio al domicilio de éste, calle de San Bernardo, 125.
Ella decidida a marcharse y llevarse sus ropas, y sostuvo con este motivo un fuerte altercado con su amante, llegando a decirle que prefería el amor de otro hombre. Gervasio se abalanzó sobre ella y Generosa salió huyendo de la habitación en demanda de auxilio, precipitándose por las escaleras.
Gervasio la alcanzó en uno de los escalones y disparó sobre ella un tiro con un revólver.
Al oír Generosa el disparo cayó al suelo como herida por un rayo.
Quedó inmóvil. Ni un grito, ni una demostración alguna que pudiera dar señales de que vivía.
Creyendo Gervasio que Generosa había muerto, descargó contra sí mismo cuatro tiros, que le produjeron cuatro heridas, situadas en la frente, pecho y cara.
A las detonaciones acudieron los agentes de la autoridad.
Cuando estos se presentaron, Generosa dio señales de vida.
Al verla tendida en el suelo, supusieron que se hallaba herida.
Generosa no tenía lesión alguna. Había caído al suelo a consecuencia del accidente que el susto le produjo.
Fue llevada a la casa de socorro del distrito, en donde fue curado el referido Gervasio.
Cuando éste, al ser curado, vio en el referido benéfico establecimiento a su novia buena y sana, su asombro fue tal, que, a pesar del estado gravísimo en que se hallaba, trató de lanzarse sobre ella, dirigiéndole frases ofensivas.
El estado de Gervasio era esta madrugada muy grave.