domingo, 30 de junio de 2024

El pelo




Ignacio Ruiz Quintano
Abc


Ilustración y Revolución (francesas, por supuesto) promete Girauta (“nosotros venimos a regenerar España”) desde el extremoso Centro.

De la Ilustración se ocupa el homeópata Toni Roldán (“Os inoculo la locura”, hace gritar Nietzsche a su Zaratustra), y la Revolución sigue pendiente, como la dejara Girón, si bien en el Estado de Partidos los españoles estamos ya como Luis XVI a las siete de la mañana del día final, que solicitó cortarse él mismo el pelo y le dijeron que no. El pelo, aquí, sólo lo toman ellos.

“Ellos” son todo lo que no sea populismo, o lo que los tertulianos llaman “soluciones simples para problemas complejos” (¡navajas de Ockham de Albacete!), como por ejemplo esa fórmula casposa de “un hombre, un voto”, que no hay manera de entrarla en una mollera ilustrada, pues ¿en qué cabeza cabe que el voto de un lector de Roncero en Burgos o Soria valga lo mismo que el de un lector de Pinker Peterson en Madrid o Barcelona? Nadie puede tomarse la democracia tan al pie de la letra.


Rangel estudió las coincidencias y simpatías tácticas entre cristianos y comunistas allí donde se producían. El fracaso en el socialismo real de las promesas marxistas de abundancia material una vez liberada de la atadura del beneficio la economía hizo que los comunistas dejaran de prometer la abundancia para convertirse en apologistas de la pobreza ejemplar y compartida como alternativa al consumo capitalista, un colectivismo fraterno y desinteresado que los nuevos liberales han comprado. Ese paraíso solidario está al caer, siempre, claro, que no voten los pobres.

La solución simple al problema complejo del populismo es prohibir que voten los pobres, y los centristas están en un tris de proponerlo.

Mientras hablamos del Falcon y de Errejón (¡de Errejón!), el sanchismo, impasible, cumple lo que tiene mandado (y editorializado por el periódico global en junio del 16): un monstruo federal (¡la España proudhoniana!) de “hechos consumados” con la conchabanza de todos.


Enero, 2019

Un lector de mis columnas


Bolaños de Calatrava


Martín-Miguel Rubio Esteban

Doctor en Filología Clásica


A Filiberto y Avelino


Esa cosa fugitiva en la que la reputación del escritor se arriesga como en un gran libro, que es el artículo, tiene como recompensa la aparición de interesantísimos lectores que te siguen, formándose una afectuosa red de amigos, y que incluso acaso la lectura de ese escrito tuyo, empujado por la prisa y represado por el servicio inexorable de la actualidad, se convierta en rito entre los miles de ritos cotidianos. Nadie sabe a ciencia cierta la razón por la que un lector se fija en un columnista, y a partir de ese momento se hace parte de tu vida. Debe ser algo parecido al misterio de la amistad. A los lectores los elige el destino, como en un trance revelatorio. Hay columnas que nos tocan, otras no. Uno de esos lectores fieles que me seguían, lector de alta calidad y preeminencia, a pesar de mi poco mérito, ha fallecido hace unos días, el caballero bolañego Don Filiberto, ingeniero de caminos, hombre culto y de una discreción y modales aristocráticos, de la vieja aristocracia, claro. Todo lo noblemente aristocrático no es más que un vestigio funerario en nuestro mundo. Ocultó la letalidad de su enfermedad a su familia y amigos. ¿Por qué hacer sufrir con antelación a quienes nos quieren? Eso es tener clase y dignidad ante la muerte. Que la muerte no consiga jamás afearnos nuestro buen gusto. La forma de morir es la última definición de nuestra vida. Nos califica. Saber morir es siempre un acto ético, el último acto de conducta. Esta sociedad no nos enseña a morir, por eso son pocos los que saben morir como se debe morir. “Calaron los cascos, embrazaron las rodelas y ciñeron las espadas”. Así se recibía la muerte gloriosa. Perder un lector, un testigo de nuestras palabras, es un poco morir uno mismo, al cerrarse uno de los canales por el que discurría tu humanidad, sensata o insensata, acertada o desacertada, hasta él, vivo e inflexiblemente inteligente, y hoy nos invade un poco la somnolencia de vencido. Pero la muerte de un lector no es un objeto literario, sino un artículo de silencio y despedida singular. Quienes escribimos nos importa mucho vivir en la sensibilidad de nuestros lectores, y hoy una sensibilidad exquisita ha muerto. Escribir columnas es una operación que afina el pensamiento y la pluma para quizás un día llegar a la gran creación, igual que los golpes que los boxeadores dan a un balón colgado de una cuerda, ensayándose para el gran torneo con otros atletas. Y los buenos lectores, como sin duda lo era Filiberto, presienten en esas columnas la capacidad de creación que tiene el columnista. Por eso los lectores de columnas son los que mejor conocen a los escritores, porque han visto potencialidad que se guarda en la trastienda. Los artículos, si son buenos, ya son hojas de libro, y si son de categoría fugaz, sirven, en el caso peor para vencer la inercia; quizás para sufrir, que es el motor supremo de la creación. A partir de la muerte de Filiberto me temo que mis artículos pierdan algo de eso que está debajo de ellos, tanto eso que los clásicos llamaban hypokeímenon (subiectum) como la hypóstasis (substantia), pues que se escribe en función del que lee. La escritura y la lectura que se prolongan en el tiempo forman un fuerte vínculo espiritual, aunque no se conozcan el escritor y el lector en el sentido vulgar de conocerse, a pesar de que haya un conocimiento más profundo de lo que parece en esa relación. Ya Julia Kristeva nos decía que leer (del lat. legere, coger, recoger, robar, apropiarse de) es una actividad tan dinámica, agresiva y apasionada que las almas tanto del lector como del escritor contactan profundamente. Además, un texto literario dice mucho más que su significado denotativo, porque incluso el propio significante se convierte en tema del texto. En un texto literario del subgénero de la columna podemos encontrar eso que la misma Julia Kristeva llamó ideologema, el alma y la mundivisión de una época, además los abismos del inconsciente del autor a través de ese lenguaje plurisignificativo, tan propio de la literatura. La muerte de un inteligente lector de opinión pública empequeñece un poco eso que Agnes Heller llamaba la comunidad de argumentación. Filiberto era de los que frente al “discurso de poder” juzgaba libremente y daba su opinión a partir de una suficiente información y una acrisolada virtud cívica. La virtud cívica se exige a todos los ciudadanos, en tanto que la educación se ofrece a cada ciudadano. Pensemos también que la muerte en sí no deja de ser el interrogante a un “si” condicional, un transpositor creador de universos. Y nadie sabe si ya desde la otra orilla siga leyendo nuestras opiniones, con una gran sonrisa, pues que ya tiene en sus manos todas las claves. Artículos, naturalmente, cada vez más filosóficos, místicos y puramente culturales, pues ¿cómo poder escribir de Alvises o Puigdemones y otros predicadores itinerantes sin tener una nauseabunda sensación carminativa? ¿Qué decir en un mundo en donde la vieja política del Big Stick se vuelve a imponer en esta misma Europa enloquecida? ¿Dónde está ahora aquel Cuerpo de Paz concebido por el gran Kennedy? Bolaños es el pueblo en que vivió Filiberto, quizás el pueblo más emprendedor, autodisciplinado y trabajador de Castilla-La Mancha, pues que nada puede amedrentar o arrugar a un bolañego; tiene coraje para vender pollos policromáticos o melones en todo el mundo conocido, y levantar mil empresas útiles del mismo suelo. No existe la crisis que abata a los bolañegos, henchidos de esfuerzo personal, dinamismo y capacidad de conquista. En su día el aceite, el vino, un estupendo anís mejor que el de Rute, los cereales, las frutas, la cría de ganado y fábricas de aguardientes eran sus principales motores económicos, pero hoy sus activísimos polígonos industriales ofrecen una variegada panoplia de sectores económicos. Pueblo abiertamente de derechas, caracteriologicamente de derechas, como corresponde a una afanosa sociedad emprendedora y muy trabajadora en la que cada uno labra su propio futuro sin olvidarse de los deberes éticos que tiene para con los demás. Sit tibi terra levis, carissime Philiberte.


[El Imparcial

sábado, 29 de junio de 2024

San Pedro (y San Pablo) en Burgos. Los Hijos del Frío en fiestas




 


Hace 950 años, aquí, en Gamonal,
 se iba a levantar la catedral de Burgos



150 años después, empezó a nacer esta maravilla





El Callejón de las Brujas; hay un tío que pinta de cojones.
F.J.G.I.


Gandulas

 


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


    Mientras lo que funge de Oposición arropaba en Sevilla a Bonilla en su homenaje al “fundador de Andalucía”, a quien el presidente andaluz quiso cantarle “a cappella” el himno de la Décima, que ya es cantar (Blas… “y nada más, y nada más”, tuiteó Bonilla), Bildu despachaba en Madrid, con el apoyo profesional de los juriconsultos Pachi López y Rafa Simancas, la nueva Ley de Memoria Democrática, que gana años, hasta el 83, pero que, al no definir “democracia”, viene a ser otra “Gandula” (nombre popular de la Ley de Vagos y Maleantes de la República, o “Lege lausoa eta maleantea”, por entendernos) para vagos y maleantes; en este caso, de la memoria personal, que en España es propiedad del Estado.


    Bonilla es lector de Pausanias, que al visitar Grecia se quedó nota porque cada ciudad pudo citarle el nombre de su fundador, y “la incurable división de los griegos” es la sopa primordial que sorben hoy todos los jefes autonómicos para calentarse en el “Estado Compuesto” pasteleado por el Consenso en junio del 16, como vimos en el 17 (año de siete, deja España y vete: 2023: 2+0+2+3=7).
    

La traición es una cuestión de fechas, aclaró Talleyrand al zar en Viena, pero el comienzo de la Santa Transición empieza a estar más cuestionado que el de la Edad Moderna. ¿Con Constantinopla en el 53 o con Colón en el 92? ¿Con el “Ja sóc aquí!” de Tarradellas (y luego su “¡Cony! ¡Quina Catalunya ens ha deixat F…!” a Milián Mestre) en el 77 o con Rumasa y el Gal en el 83?


En conversa con Roland Barthes recordaba Ullán cómo Picasso fechaba algunas obras indicando hasta el último detalle, de modo que “martes” o “jueves” eran ambientaciones (marcos íntimos, cunas de analogías) que añadían valor a lo recién pintado. Pero Bildu no es el “Guernica”.
    

Que el anuncio legislativo no haya sacado a un solo español a la calle indica que todos los ayes de tantos años eran falsos. El fundador de la Junta Democrática tenía por el mayor fracaso de la Naturaleza no haber sabido diferenciar aún en el genoma humano el tipo altruista del tipo criminal, que en la acción son superiores a los demás, por estar dotados de una gran capacidad de agresión para modificar su entorno. Y citaba a Nietzsche: “El bandido y el hombre poderoso que promete a una comunidad protegerla del bandido, son tal vez dos seres similares, con la única diferencia de que el segundo toma su beneficio de una forma distinta del primero”. Y a Freud, que en “Los tipos libidinosos”, 1938, identificó dentro del mismo tipo narcisista a individuos con un ego agresivo capaces de “servir de sostén a los otros, asumir el rol de líderes o de atentar contra lo establecido”.


    Esta humillación leguleya del sanchismo se suma a las tres célebres humillaciones del freudismo (la Tierra no es el centro del universo, el hombre es un animal más y el alma comparte piso con el Inconsciente), que para el alemán Sloterdijk sólo eran una versión del cuento de los Grimm sobre el Diablo y sus tres pelos de oro. La humillación definitiva para dar fe de una sociedad muerta.


Julio, 2022

 

 

P 

viernes, 28 de junio de 2024

Eurocopa. Octavos



  Francisco Javier Gómez Izquierdo 


Octavos. Dieciséis equipos. Los que tendrían que haber acudido a la Eurocopa para no exprimir a los buenos peloteros, y no los veinticuatro que los mercaderes se han agenciado para muletear en la feria de fichajes que se avecina donde ofrecer internacionales serbios, húngaros o eslovenos. Los futbolistas que disputan campeonatos, champions y europalis hasta apurar las heces competitivas, les esperan ligas 24/25 que pueden resultar demasiado dolorosas.


  ¿Qué esperamos de Inglaterra, Portugal, Italia...y sobre todo Francia, la gran favorita, después de esta primera fase que tan feotas se nos han presentado? Aún tengo fe en Francia; creo que a los portugueses hasta puede que les pese tanta calidad individual, pero ¡hombre! pensaba servidor que con Roberto Martínez el exceso se iba a bienadministrar; me incomoda ver jugar tan mal a Inglaterra y me sorprenden las rarezas tácticas de Bélgica, donde todo se fía a la inspiración de Doku y De Bruyne, dos hombres de Guardiola que jugando con su país parece el uno tan revoltoso como caótico y el rubio más brigada chusquero que el general que tanto admiro.


   España ha parecido la más solvente y atractiva. La que más gusto da mirar. Nos toca Georgia con esos nombres tan difíciles de escribir y ese Kvaratshkelia que asume la responsabilidad de cargar con todo y al que se le ve a punto de reventar con tanto peso. Nos encontraríamos con Alemania en cuartos, la otra selección que no ha defraudado y que para contentar a ambas se anunciará cómo la auténtica final. Luego con Francia o... ¿Doku y De Bruyne redimidos por un Lukaku con puntería? Las en teoria mejores selecciones han caído a un lado del cuadro mientras en el otro, Holanda, que contra sus antiguas costumbres cuando nos enamoraba y caía eliminada, puede plantarse en semifinales aburriendo tras esa gran suerte de quedar tercera en su grupo para verse con Rumanía, insólita y sorprendente primera y luego con la ganadora de entre Turquía y Austria, dos selecciones para servidor inferiores a la decadente Orange de Koeman. Bueno, Austria ha parecido bien entrenada y educada y eso suma. De los Cruyff, Resenbrick, Van Basten, Seedorf, el mismo Koeman ¿qué se hicieron? No se sabe, pero Holanda o Inglaterra huelen a finalista. Por el lado de España en el cuadro los nuestros han sido los más vistosos. Se las tendrán con Alemania en cuartos que creo saldrá al campo con ventaja ¡Ojalá pite Turpin!... y en semifinales con Kylian o Cristiano, más terrible el de la Galia que el lusitano. Tortuoso camino el que se dispone a recorrer nuestra selección. Hay que confiar en De la Fuente, en las diabluras de sus extremos, la solvencia de Rodri, la zurda mágica de Fabián y que no lleguen balones a Unái Simón. Así sea. 

Orejas de lobo


Walter Lippmann


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En esa lonja federalista (¿Hamilton o Proudhon?) que es hoy el Parlamento, los diputados de color oposición canjean con los ministros del Banco Azul frases de camiseta como si fueran cajitas de gusanitos. ¡Mi gusanito por un reino!, sería el grito federalista. (“Cásese. cásese luego... y tome ese reino que se le viene a las manos de vobis, vobis”, es el consejo de Sancho a Don Quijote).


Los votantes socialistas estarán espeluznados de ver el extraordinario parecido que hay entre Pedro Sánchez y Donald Trump –declama un tal Conde, según la Wiki nacido a la Santa Transición abrazado a Blas Piñar.


Sánchez pasará, la monarquía constitucional perdurará –espeta, folio en mano, Cayetana Álvarez de Toledo al jurista de jornada, Bolaños, que no entiende qué le dicen, y nosotros tampoco, si se considera que en la monarquía constitucional el poder ejecutivo corresponde al rey.


Este nihilismo pepero (“necesidad de afirmar lo falso, de rendirle culto y de imponerlo como verdad”) se corresponde, por consenso, con el nihilismo sociata, que es el río del Régimen que ha arrastrado a España, una vez atomizada, a la irrelevancia mundial.


Fuera de España, sin embargo, pasan cosas, aparte la guerra, de la cual, por cierto, no se puede hablar libremente so pena de cancelación por esas caricaturas del Santo Oficio que son las Big Tech. Para otros temas de conversación, el “Telegraph” cuenta que un financiero italiano afincado en Londres y condenado por defraudar al Vaticano en una venta acusa a Bergoglio de autorizar escuchas ilegales durante la investigación de su caso. Oreja de lobo.


Ahora, Pemán, haremos como los predicadores: echamos la cortinilla del sagrario y ya podemos decir lo que queramos –le dijo a Pemán un día Millán Astray, un fanático de D’Annunzio (“Pemán, usted que lo conoce de cerca, ¿es verdad que me parezco a Gabriel D’Annunzio?”), convencido, dice Pemán, de que los curas echaban la cortinilla del Sacramento para murmurar de la Divinidad.


¿Echa Bergoglio la cortinilla antes de ponerse a escuchar al piernas italiano que ahora lo acusa de “escuchas ilegales”?


Arrimar la oreja es un distintivo de la cultura progresista. A Garzón lo expulsaron de la carrera judicial por arrimar la suya a las conversaciones de presos con sus abogados. Obama no la despegaba del móvil de Angela Merkel, lo que llevó a sospechar que el Imperio, en vez de escuchar a sus enemigos, escucha a sus aliados, las sumisas oligarquías liberales de Europa, tan chulánganas ellas. Walter Lippmann (otro nivel del periodismo), ¡en el 29!: no importa si el derecho a gobernar es hereditario o se obtiene mediante el consentimiento; un Estado es absoluto cuando reclama el derecho a un monopolio para definir el crimen, controlar la educación, supervisar la familia, regular los hábitos y censurar las opiniones.


No hay ninguna diferencia real en el alcance de esa reclamación entre comunistas, fascistas y demócratas.


[Viernes, 21 de Julio] 

Primera Nocturna de Verano. Ni novillos, ni novilleros, ni comportamientos de la juventud. Pepe Campos



Bonifacio



PEPE CAMPOS



Plaza de toros de Las Ventas.

Jueves, 27 de junio de 2024. Primera novillada nocturna de verano. Un tercio de entrada. Noche de verano previa a los calores de julio.



Novillos de Guadamilla (procedencia Juan Pedro Domecq), dos (segundo y sexto) devueltos por impropios para cualquier plaza, becerros, escasos de pitones e inválidos; los cuatro restantes, mal presentados, de escaso trapío y pitones, dieron pésimo juego, mansos, descastados, flojos, sin fijeza, algunos calamocheadores, al defenderse por la escasez de fuerzas, es decir, en el límite de la invalidez; el segundo, becerro, el cuarto tuvo más nervio, fue el novillo más interesante —por ponernos optimistas—, todos lucieron crotal como deshonra. Un novillo de Chamaco (procedencia Domecq/Jandilla), corrido como quinto, manso, flojo, machacado en varas. Un novillo de Los Chospes (procedencia Domecq/Jandilla), lidiado en sexto lugar, manso, flojo, morucho.


Terna: Pedro Gallego, de Torreperogil (Jaén), de grana y oro, con cabos blancos; silencio tras dos avisos y palmas; de veintiocho años; en 2023, un festejo. Manuel Caballero, de Albacete, de azul marino y oro, con cabos blancos; silencio y silencio; de veintidós años; en 2023, ocho festejos. Bruno Aloi, de Ciudad México (México), de lila y oro, con cabos blancos; saludos tras aviso en sus dos novillos; de veintitrés años; en 2023, ocho festejos. Pedro Gallego y Manuel Caballero, se presentaban en Las Ventas.


Suerte de varas. Picadores: Primer novillo —Juan Carlos Sánchez—, primera vara, trasera y lesiva, segunda, tras rectificar, trasera. Segundo novillo —David Plácido Sandoval ‘Tito’—, picotazo trasero y picotazo trasero. Tercer novillo —Simao Neves—, picotazo trasero y picotazo trasero. Cuarto novillo —Francisco de Borja—, vara trasera y vara trasera. Quinto novillo —Agustín Moreno—, vara trasera, fuerte y vara detrás del hoyo de las agujas, fuerte. Sexto novillo —Antonio García—, vara trasera y caída y vara detrás del hoyo de las agujas, caída.


La programación que año tras año la empresa Plaza 1 va aquilatando para la afición madrileña consiste, principalmente, en reducir a dos grandes eventos la composición de carteles para corridas y novilladas (Ferias de San Isidro y de Otoño), más, a cumplir con ciertos carteles atractivos en ciertas festividades que tienen tradición, además de los desafíos ganaderos de septiembre y a plantear novilladas de promoción, fundamentalmente, con las nocturnas del verano. Por medio, se ha quitado de encima un aspecto que convertía a Madrid en plaza de temporada, nos referimos a las corridas de toros de los domingos del verano caluroso. En esos festejos, con toros de ganaderías no comerciales, normalmente, de las denominadas duras y con toreros que conocían el oficio, y que habían quedado relegados a los puestos bajos del escalafón, se componían carteles del gusto de la afición «granítica» del coso venteño y, así, al darles a estos matadores de toros una verdadera oportunidad, surgía siempre la sorpresa con un éxito sellado de alguno de esos espadas, que habían quedado al margen del negocio taurino, un negocio tan necio y cruel, más que la vida misma. La relación de las empresas de Madrid con la afición (hablamos de aquella que acude a todos los festejos y que, por ello, acopia mayores saberes) es agria, displicente, contraria a la diversidad moderna, sin poner en juego bienestar, si no impedimentos. No sabemos si esto hasta puede ser positivo, porque la afición de Madrid es constante y brava, y no da su brazo a torcer, es decir, no se la puede domar, y como resultado, de todos aquellos empeños de las empresas y de sus administradores de querer instalar los intereses del sistema —de los negociantes de la fiesta de los toros— puede que, pensamos, queden frustrados per se —así llevamos muchos años— y en agua de borrajas, aunque tras agraz pelea de patronos y aficionados. Me viene al magín estas palabras que hace unos días leí en la novela de Yasunari Kawabata, Dientes de león, y que se pueden aplicar a los aficionados fieles —devotos— de Madrid, «aunque los humanos destruyeran las montañas más grandes, digamos el Himalaya o los Alpes, y rellenaran el mar de tierra, la naturaleza continuará estando ahí, inmutable e indestructible».


De esta temerosa contienda entre las empresas —y sus esbirros— y la afición de Las Ventas, queda liberada la nueva afición joven que acude a la plaza con ganas de ver —y cuando no pueden ver, porque es imposible, a beber, como anoche; no decimos todos los jóvenes, algunos, muchos, estuvieron atentos y el espectáculo les escupía puro aburrimiento—. Pensemos que eso de tanto beber es cuestión del verano y de la edad —algo, eso de beber a discreción, que el hecho de cumplir años, lima, limita, impide y motiva envidia hacia los jóvenes—. No importa, pues los toros y el asueto van unidos, aunque hay que entender que el rito y el trasfondo religioso es lo que ata al auténtico aficionado con el mundo de los toros. Y para adquirir esta creencia —en una ceremonia tan bella como la taurina— hay que ir mucho a los toros —siempre que se pueda—, ver con atención, reflexionar, escuchar a quien sabe, leer los textos clásicos taurinos y no taurinos, valorar, discernir e ir aprendiendo, lo que viene a ser un camino sin fin. Como el vivir. No obstante, debemos centrarnos más en lo que sucedió anoche en la novillada, un festejo para olvidar, donde no hubo novillos adecuados o novillos de casta —todo lo que salió por chiqueros debe tasarse como «una birria»—, ni novilleros con el oficio suficiente para hacer el paseíllo en una plaza como Las Ventas —de ahí, la maldad que contiene la programación de Plaza 1 con los festejos de promoción novilleril, aunque sean nocturnos—, pues, lo cual les hace estrellarse en un compromiso tan serio como anunciarse en la arena de Madrid, por lo tanto, de esto y de aquello, los culpables los empresarios. De los comportamientos inadecuados de desatención de los jóvenes que —libremente— van a la plaza, creo que en poco tiempo, si persisten en la afición, quedarán solucionados.


Si analizamos el festejo, debemos comentar que los tres novilleros pusieron en práctica aquello que habían aprendido, y desde este punto de vista no se les puede criticar demasiado. Sólo que la verdad no se debe esconder, sino poner en acción. Pedro Gallego, quiso torear con un sentido clásico, es decir, en tandas con muletazos lo mejor trazados posible, por ambas manos, si bien lo hizo de manera despegada, empleando la parte externa de la muleta para embarcar a los astados y sin poderle mandar a los novillos. Le vimos mejor en su primer astado, donde su labor, sin rematarla, ni ahormarla, fue a más, con sinceridad pero sin acierto. Comenzó su tarea con lances por delante y por detrás, dejando pasar al novillo, se centró más en el toreo en redondo y finalizó con las institucionalizadas manoletinas. A este animal —flojo, que se acostaba por el pitón derecho— lo mató de una estocada contraria haciendo guardia y de otra estocada casi entera, delantera, desprendida y atravesada, más dos descabellos. En el cuarto novillo, fue arrollado al recibirlo a porta gayola, perdiendo la manga de la chaquetilla en dicha incidencia. En un quite por gaoneras, aguantó al astado. En la faena de muleta comenzó de rodillas, en redondo. Después su actuación fue a menos, por hacerlo despegado, sin mando, con enganchones, en fin, le pudo el compromiso. Traía poco bagaje. Se presentaba en Madrid. Mató de un pinchazo sin soltar en la suerte contraria y de una estocada baja en la misma suerte.


Manuel Caballero, tuvo una labor dual. Ante el segundo novillo —becerro— de la noche, al que no se le picó por su flojedad y blandura, que no desarrolló fijeza ni codicia, y que echaba la cara arriba, por falta de fuerza, no pudo ahormarlo, ni mandarle, ni corregirle los defectos. Esto último, prioritariamente, porque abusó de torear con la muleta retrasada, lo cual implica que nunca se puede mandar en el astado, sino acompañarlo. No se centró con el novillito. Mucho enganchón. Pierna retrasada y toreo por fuera. Quiso finalizar su actuación toreando al natural de frente, y uno de los muletazos le salió medio bien. Desistió. Mató en la suerte natural de una estocada baja y tendida. Al quinto novillo de la noche, del hierro de Chamaco, que había sido machacado en varas y que por esto en los primeros compases de la muleta se vino a menos, Caballero, en tablas del ocho, en donde se refugió el novillo, le compuso una faena apropiada a la condición mansa del astado, a compás abierto, con la derecha, sobre todo, le sacó algún que otro muletazo estimable, templado, y aprovechando los viajes, por los adentros, del animal, así pudo demostrar que ha toreado mucho en el campo. Lo mató en la suerte contraria, de dos pinchazos y una estocada tomada en corto.


Bruno Aloi, en el apartado del capote, se estiró a lo largo de la noche en el toreo a la verónica, alguna le salió aceptable. No engarzó los lances. Con la muleta, en su primer novillo, dio distancia, quiso estar variado. Ensayó distintos molinetes. Toreó por bajo. En ocasiones daba algún buen pase, en otras, sacaba a relucir la tendencia de su toreo, el adorno, viniese o no a colación, con tauromaquia desmayada. Se tumbó mucho, retrasó la pierna, no pudo mandar en las embestidas sin fijeza —característica de Guadamilla— del novillo. Acabó con toreo genuflexo. Mató de estocada a capón, tendida, en la suerte contraria, más un descabello. En el último novillo de la noche, brindó el animal en larguísima perorata a Emilio de Justo —estábamos al borde de las tres horas de festejo—. En terrenos del ocho. Mucho toreo desmayado. Distancia a veces. Molinetes. Muleta retrasada. Pierna retrasada. Espaldinas. Un compendio de propuestas y galanuras. Poco toreo ahormado, por eso, mucho enganchón. Le costó cuadrar. Mató de media estocada en corto, decente. Tardó en doblar el novillo.

jueves, 27 de junio de 2024

Escrituras


MacArthur


Ignacio Ruiz Quintano
Abc


Primero anunció su abandono de la política María Soraya, la Hillary de Pucela, y luego, entre gol y gol de Asensio, la ministra Montón cogió su máster transgenérico y saltó de la Roca Tarpeya “para no influir al gobierno” de Sánchez.

Un sacrificio así no lo veíamos desde Pepiño Blanco, que en 2008 ocultó su simpatía hacia Obama “para no influir en las elecciones americanas”, pero el sacrificio montonero no sería en vano si ahora una justicia creativa estirara el máster de Casado, con lo cual lo de María Soraya ya no habría sido un abandono, sino un MacArthur: “Me voy, pero volveré”, reinterpretado en España por Camilo Sesto con el “Te vas, pero te quedas” de su “Algo de mí”. La pista que nos lleva a MacArthur es que los flabelíferos de María Soraya no han arriado los flabelos.

¿Qué es una justicia creativa? En palabras del presidente de la Audiencia de Zamora:


Los jueces no estamos para poner sentencias, sino para resolver problemas: hay que estar en la realidad social.

En América, un juez sentenciador fue John Marshall, “padre de la constitucionalidad” porque en el Caso Marbury contra Madison dictaminó que la Nación legisla y el Gobierno ejecuta (parecerá sencillo, pero sólo se ha entendido en América). Y un juez creativo fue Roy Bean, la ley al oeste del Pecos.

¿Quién ha elegido un juez creativo en España? Nadie. Pero tampoco, aquí, nadie eligió nunca al presidente de su gobierno o al diputado de su distrito, y Borrell, ministro de Estado, a 11 de septiembre, presume en la BBC de “separación de poderes” (?) y de “nación catalana” (?), pudiendo poner, además, cara de gentleman, gracias a que en España la traición lleva dos generaciones culturales pasando por virtud social.


Mas se cumplieron las Escrituras… aunque estén tan mal escritas como las del editorial de junio del 16, “Pactar Cataluña”, del diario gubernamental de Cebrián y María Soraya. Suelten a la Vaquilla Pichichi y que los politólogos trisquen cantando el “Qué apostamos”.


Septiembre, 2018 

miércoles, 26 de junio de 2024

El nudo




Ignacio Ruiz Quintano
Abc


Es 1830 y tiene la cabeza ida cuando llaman a su puerta:


Si es Robespierre, que no estoy –dice Talleyrand a su criado.

Si es Sánchez, empieza a no estar nadie en España.


Ante públicos cobardes, lo rentable es la chulería, y ves a Sánchez venir con sus clisos color “havana”, gafa de misterio y rebeldía, y no sabe uno si es el entrenador del Celta o el presidente del Gobierno hasta que abre la boca para anunciar “una votación de autogobierno” (?) en Cataluña.

No hay improvisación. Hay un plan que en junio del 16, con María Soraya y Cebrián a los mandos, el periódico global llamó editorialmente “pactar Cataluña”, cuyo huevo fue, en el 13, la Declaración de Granada de los socialistas batuecos, que dicen que la igualdad implica no sólo igual trato a los iguales (?), sino trato diferente a los diferentes (?), “y Cataluña es diferente”, razón por la cual la cuestión catalana “reclama solución política, única capaz de cortar el nudo gordiano de su buscada, y creciente, complejidad jurídica”. Y para eso está en La Moncloa el muñeco de los clisos color “havana”, para cortar el nudo gordiano de la complejidad jurídica. ¿Con qué? Con la lógica de pato de ganso expresada en el famoso silogismo de Schopenhauer que Sánchez y su troupe de cómicos toman en serio:

El hombre tiene dos piernas, por consiguiente todo lo que tiene dos piernas es un hombre, luego el ganso es un hombre.

Este gobierno que nadie ha votado debería celebrar los consejos en la Academia, en el centro de cuya mesa hay un agujero que Eugenio d’Ors llamaba “el bidet del idioma” para los bajos de la complejidad jurídica: poder constituyente, poder constituido, poder constitucionario… Poner sobre esa mesa la unidad política de España (¡la única que tiene fuerza constituyente!) y ver las mañas de Sánchez y sus cuates de juvenil alegría (MarlascaGuirao, el Astronauta) para atar la mosca por el rabo.

Después no habrá Constitución política. Quedará la material (indestructible), pero será otra historia.


Septiembre, 2018 

martes, 25 de junio de 2024

Necesidades históricas


Bergoglio 


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Mbappé se pone la capa de centrista-liberalio para pedir el voto francés contra los extremos, y lo hace en Alemania, sede de la Eurocopa y madrastra de la ruina irreversible de Europa, que será parcelada (federalización, lo llaman) desde Gibraltar hasta los Urales, aunque los recalcitrantes rusos “amenazan” con no dejarse parcelar, razón por la cual el ministro de Defensa alemán, otro Boris de guardarropía, “inicia los preparativos para recuperar el servicio militar”, que Alemania siempre vuelve. De hecho, y de creer a Eric Voegelin, nunca se fue.


En octubre del 62, “Der Spiegel” publicó un reportaje sobre la capacidad defensiva de Alemania crítico con el ministro de Defensa de entonces, Franz Josef Strauss, que envió a la policía a las sedes de la revista en Bonn y Hamburgo (tome nota el sanchismo) para arrestar a los periodistas, acusados de revelación de secretos militares. Ahora la TV alemana da el tabarrón con las levas: cuentan con ciento ochenta mil tíos dispuestos a parcelar lo que sea al son de la música de Wagner, pero necesitan bastantes más, y se han fijado en los cien mil chavalotes que cada año cumplen los 18 en la paz perpetua de Kant. Todos miran a Ucrania. ¿Por qué?


Si preguntas a un centrista-liberalio de los que te comen la oreja en las tertulias, te dirá que nada en la vida es más importante que la democracia liberal, pero hay un video del senador Lindsey Graham, un belicista risueño al que podrías confundir con el Dick Van Patten de “Con ocho basta”, que lo resume sin tapujos: estar en Ucrania es estar sentado sobre una mina de oro en minerales críticos, y quiere la mina de oro para él.


No quiero darle ese dinero a Rusia y que lo comparta con China.


La “mina de Graham” constituye, pues, una “necesidad histórica”, la cual, para todos los Graham que andan sueltos por la patocracia occidental, sustituye cualquier clase de argumentación, no ya ética, que a nadie importa, sino lógica. Pero, en palabras de Voegelin, sólo los hombres degradados son los que pueden tener “necesidades históricas”.


Como “necesidad histórica” habrá de tomarse la asistencia de Bergoglio a la cumbre del G-7 en “la suntuosa ciudad de Borgo Egnazia”. Con Bergoglio (ausente de España en el centenario de Santa Teresa y presente en Alemania en el centenario de Lutero), la Iglesia Católica se ha redefinido como “un simple bombo del liberalismo”, en tuit homérico de Diego Fusaro, que afeó a Bergoglio su permiso para “reírse incluso de Dios”, ocurrencia indigna de “un constructor de puentes (pontifex) entre la trascendencia y la inmanencia”.


Realmente, no nos sorprendería que un día Bergoglio apareciera en el balcón de San Pedro y se dirigiera a los fieles citando directamente a Nietzsche: “¡Hermanos y hermanas, Dios ha muerto!”


Dos siglos de nihilismo salvaje (el segundo, que es el nuestro, todavía más brutal que el anterior) nos prometió el amo de Zaratustra.


[Martes, 18 de Junio]

lunes, 24 de junio de 2024

Noche de San Juan en Córdoba


19,00 horas


21,00 horas


23,00 horas del 23 del VI de 2024

       Francisco Javier Gómez Izquierdo


        En mi pueblo somos muy del romancero (Abilio ya está preparando los siete infantes de Lara para agosto) y en llegando San Juan nuestras abuelas cantaban a lo Joaquín Díaz los trágicos versos amorosos del conde Olinos que no podía casar con una infanta sin nombre:  "...Si es la voz del conde Olinos / yo le mandaré matar / que para casar contigo / le falta sangre real..." decía la reina a su hija. Sufría el cordobesismo una especie de maldición, no por carecer de sangre real y nobleza, sino por tenerlas de sobras y no poder mostrarla donde le corresponde. Cuando menos, en Segunda División. "El Córdoba, con lo que es la ciudad y la afición que tiene, la 2ªB no es su sitio", te decían y lo dices tú que llevas 35 años de cotización en las gradas de El Arcángel y has vivido más decepciones que alegrías. Hoy, San Juan, toca apartar los malos ratos y seguir disfrutando de una noche mágica como canta el romancero que son las de San Juan tras doblegar a un supuesto indómito y dicen que hermoso rival, el Barcelona Atlético.


      Son buenos peloteros los jóvenes barcelonistas. Héctor Fort, ese lateral de elegante y poderosa zancada del que Xavi ha echado mano más de dos veces, marcó un golazo preñado de poderío y técnica pero no consiguió enmudecer al cordobesismo. Con una fe y una determinación a prueba del gigante Guiu y los revoltosos Pau Víctor y Unai Hernández, lanceros que Rafa Márquez -mexicano de Zamora, que no cordobés- tenía dispuestos para ensartar a nuestro Carlos Marín tras los robos estudiados y previstos, el Córdoba cantó anoche cautivadora canción: "...mira hija como canta, la sirenita del mar. / No es la sirenita madre / que ésa tiene otro cantar..."

 

    Tengo puesto que el sistema de nuestro entrenador Iván Ania no me convence. Lo sigo pensando, pero reconozco que al final ha resultado efectivo. La multiplicación de funciones de Diarrá, un jugador que vale por tres y que vio el descuido defensivo por obcecación táctica catalana para facilitar el 2-1 definitivo que rubricaría la tarea anual bien hecha; Isma Ruiz, con una inteligencia táctica puesta al servicio de la colectividad; el tino de Toril, todo un acierto del míster con su titularidad en los play off, además de la concentración al final de temporada de todo el equipo... y ¡cómo no! el envidiable comportamiento y la sensacional comunión de la afición con una plantilla que se nota que ha disfrutado y se ha emocionado porque es imposible que no sea así... Todo esto y varios detalles más han llevado al Córdoba a Segunda ante ¡¡22.000!! espectadores en el estadio y muchos miles más en la pantalla gigante de la Fan Zone fuera del estadio. También los andaluces que se sintieron blanquiverdes sumaron público ante el Canal Sur... y los blaugranas que penaron en la TV3. Se ha pasado de ningún club andaluz en segunda, a cinco: Cádiz, Granada, Almería, Málaga y Córdoba.


    Creo digno de señalar el mayor potencial del Grupo II de la 1ª RFEF. Las dos plazas del play off han sido para este grupo Sur y así el trío Córdoba, Málaga más el Castellón se unen al Deportivo para formar el póker ascensor de esta temporada 2023/24.


      La noche resultó fantástica de verdad. Confieso que estuve nervioso como no recordaba. Mi chico, de vuelta a casa, dijo que también... pero nosotros dos y el cordobesismo todo, dormimos felices como inocentes infantes.


     Otros que vivieron su particular Champions gozosa fueron los españolistas de Barcelona que pudieron con un Oviedo al que yo veía mejor preparado mentalmente. Lo siento por Luis Carrión que merece la suerte que le deseo.


     Acabada la temporada cordobesa habrá que subir a buscar el fresco a la Demanda. 

El sueño de Mbappé



Françoise Hardy


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Los sueños de la razón producen monstruos, y los de Mbappé, confusión. ¡Vivimos donde la confusión ha hecho su obra maestra! Ahí está Nico Williams, flor (presunta) de la tropa culé: “Mi sueño es jugar con Mbappé”. Cayó el mimbre de tu mano, y de la boca, el clavel, y de la boca, el clavel. Que es lo mismo que seis meses ha decía Rodrygo Goes: “Quiero jugar con Mbappé”. Y ya ven.


Comme les garçons et les filles de mon âge / Je me demande quand viendra le jour…–hemos oído cantar estos días, en la muerte de Françoise Hardy y su “Tous Les Garçons Et Les Filles”.


Nico Williams, la flecha negra del Team Blondiales (forma ya francamente federal del antiguo Combinado Autonómico), quisiera jugar con Mbappé, lo cual habla muy bien de la educación recibida en San Mamés, el campo favorito de Rudiger (“¡por el ambiente!”), y donde el mismísimo Clemente acaba de descolgarse con una declaración que, tratándose de él, suscribiría la mismísima Hardy: “Vinicius es muy bueno. Ya era bueno cuando la gente quería echarlo del Bernabéu porque fallaba goles después de correr tanto. Pedían que los traspasaran porque era muy malo. Y a mí, sinceramente, el fútbol de Bellingham me gusta más que el de Vinícius.” Pero el mejor jugador de la Champions, y el que lleva seis goles en semifinales y finales de Champions, no es Bellingham, sino Vinicius, por delante como “goleiro” de un selecto grupo de seis jugadores que están en cinco: Ronaldinho, Suárez, Ronaldo, Ribery, Haaland y el propio Mbappé. Qué bonita es la venganza cuando Dios nos la concede, escribió José Alfredo Jiménez, y desde luego que es bonito ver a Vinicius coronarse dios del caos del fútbol en lo que Joaquín Sánchez (“¡este tío es muy malo!”), testa coronada del beticismo, se pone pelo.


Javier Clemente no es Guardiola, el genio de la táctica que cayó ante Ancelotti en Champions y que, al decir de la prensa culé, “ayuda a los Celtics tácticamente para vencer a los Mavericks” en la Final de baloncesto de la NBA. Vamos, que sólo falta que salgan a la luz los documentos que probarían que Guardiola era el Garganta Profunda de Oppenheimer en el Proyecto Manthattan, y todo se andará.


Más modestamente, Javier Clemente siempre ha sido el William James del pragmatismo baracaldés. El fútbol, acostumbraba decir, es un poco como el ajedrez: tácticas y estrategias con un jugador rival que intenta evitar que tú juegues bien y así ganarte. Esto lo traducía en consignas que iban al grano: “Un plátano, ¡y a la ducha!”. Su plan, resumido por él mismo: “Todos los jugadores deben salir al ataque, y en seguida también todos deben irse hacia atrás a toda leche”. Quiere decirse que no hay que ser físico nuclear para ver lo que el piperío del Bernabéu, intoxicado por las maras mediáticas, no ha querido ver hasta este año; que Vinicius es un futbolista de otra galaxia, el elegido por la Fortuna para acompañar a Mbappé en la nueva “Star Wars” del balón, que tendrá su colofón en el Supermundial de clubes con que la Fifa de Infantino desafía a la Superliga de Florentino, espectáculo que únicamente sería superado por la “mascletá” nuclear  que los malos del mundo andan buscando. En realidad, contra Mbappé sólo está Max, director deportivo del Bayern, cuya pestífera ética protestante denuncia avaricia en su fichaje por el Madrid: “Siempre puedes volverte más avaricioso con el dinero, pero todos los que son avariciosos con el dinero gradualmente se convertirán en el clavo en el ataúd del fútbol”. Bueno, y Gonzalo Bernardos, el Schumpeter de la Diagonal, que ve en la política fiscal del ayusismo madrileño una “ley Mbappé” (?) que sólo sirve para permitir a la culerada llamar “Club Estado”… ¡al Real Madrid!, que, además de pagar a un futbolista que con licencia  de Ayuso podría desgravarse el alquiler de la vivienda, planea construir, con licencia de Almeida, un parking (¡un parking!) en la Castellana, ahora que todos los futbolistas quieren venir a Madrid, primero a jugar y luego a vivir. Los últimos en anunciarlo, Kroos y Cristiano, si bien a Cristiano, en su lucha con Modric por el récord de edad, aún le quedan trienios de competición.


Si de veras el Supermundial de Infantino fuera contra la Superliga de Florentino, el perjuicio mayor sería para la Champions de Ceferino, ese cursi que se “guasapeaba” con Rubiales sobre los duros de Messi en la pandemia, pero que no hablaba con Florentino “por idiota” y lo otro. De la cursilería de Ceferino sabemos por su forma de dar la mano cuando entrega sus trofeos. Lo vimos en París con la Champions del 22, lo vimos en Helsinki con la Supercopa y lo vimos en Londres con la Champions del 224. Ceferino es cursi porque lo fino, para él, es, decíamos, ofrecer la mano levantando el codo como los perros levantan la pata para el meo, algo que en la vida pública española hemos visto en casi todos los políticos, desde Suárez hasta Iglesias, dos tipos grandilocuentemente cursis. Y este Ceferino que al dar la mano parece un galgo afgano marcando territorio es el elegante que creía poder montar una cena de los idiotas con Florentino. Laus Deo!


[Sábado, 15 de Junio]

Última de la primera parte de la temporada en Las Ventas. La asistencia de juventud salvó la tarde. Pepe Campos

Bonifacio




PEPE CAMPOS


Plaza de toros de Las Ventas

Domingo, 23 de junio de 2024. Última corrida de la primera parte de la temporada. Algo más de un cuarto de entrada. Tarde de verano, sin calores.


Toros de Valdefresno (de origen Atanasio/Lisardo, a partir de Puerto de San Lorenzo), mal presentados, a excepción del quinto que lució cornamenta, dieron escaso juego y parecieron moruchos; mansos, flojos, en el límite de la invalidez; el primero con movilidad, el segundo boyante, tercero y sexto rajados, el cuarto, corretón, de trote cochinero, y el quinto, noble, con la cara alta.


Terna: Morenito de Aranda, de Aranda de Duero (Burgos), de azul marino y oro, con cabos blancos; silencio tras aviso y vuelta por su cuenta; diecinueve años de alternativa. Francisco José Espada, de Fuenlabrada (Madrid), de azul marino y oro, con cabos blancos; vuelta por su cuenta, muy protestada y silencio tras aviso; ocho años de alternativa. Juan de Castilla, de Medellín (Colombia), de blanco y oro, con cabos blancos; palmas tras aviso y vuelta al ruedo; siete años de alternativa.


Suerte de varas. Picadores, según el programa de mano: Primer toro —Héctor Piña—, primera vara, fuerte, trasera y caída, segunda, picotazo trasero. Segundo toro —David Prados—, picotazo trasero y picotazo trasero. Tercer toro —Iván García Marugán—, vara trasera, rectifica, picotazo caído y picotazo caído. Cuarto toro —Manuel Sayago—, vara trasera y caída y picotazo trasero y caído. Quinto toro —El Legionario—, vara trasera con metisacas y picotazo trasero bien cogido. Sexto toro —Teo Caballero—, vara detrás del hoyo de las agujas y vara trasera, bien cogida, sin tapar la salida.


Ayer se cerró el ciclo taurino programado por la empresa de Madrid para la primera parte de la temporada y como colofón asistimos a una corrida que no ofrecía, a priori, un cartel atractivo. Por ello, fuimos testigos de una entrada de público, en cierto modo, pobre. De los llenos casi completos que la plaza ha disfrutado a lo largo del mes de mayo y de junio, alrededor del fenómeno de la Feria de San Isidro, hemos pasado a la realidad, de cuando no se ajustan carteles de toros y toreros del gusto de la afición. Aquella afición que a comienzos de mayo —incluso, este año, desde el Domingo de Ramos— se despedía de la familia, de esposa y esposo, de hijos, de hermanos, de padres, de novias y novios, de parientes y de vecinos, para emprender la senda de asistir a los toros tarde tras tarde, con los peligros que ello comporta, de vuelta a casa por la noche, un día sí y otro también, a horas poco recomendables, con las posibles desafecciones familiares que ello comporta; esa misma afición, se ve que —ayudada en este caso por el escaso interés de la corrida montada por la empresa Plaza 1— ha vuelto al redil de la vida familiar, tras la pertinente petición de perdones y con la promesa de buen comportamiento, para que la vida hogareña y de grupo no se rompa ni resquebraje y la paz sea una constante o una ilusión. Mirado esto a modo de cómo se vivía la afición a los toros en aquellos años ochenta, ahora tan de moda con el recuerdo de «la movida madrileña» por medio del homenaje al gran torero Antoñete, que sufrimos el domingo anterior. Podríamos comparar. Por cierto, un Antoñete, extraordinario torero, verdaderamente Maestro, que creemos poco tuvo que ver con eso de la movida y sus sonidos pop, y mucho —para bien de los que lo pudimos ver torear— con el sabor añejo de su tauromaquia, que él mostró, recuperando el canon o clasicismo, a todos aquellos que en la etapa empresarial de Manuel Chopera asistieron, en masa y con juventud renacida, al coso de Las Ventas.


La juventud aficionada de los años ochenta quedó atada a la vieja tauromaquia que desempolvó Chenel, consistente en dar distancia a los toros, encelarlos y templarlos con los engaños, con suavidad y clasicismo —el concepto de arriba hacia abajo y hacia atrás, y cargar la suerte, con naturalidad— y mucha torería —es decir, posiblemente, por una extrema vocación—. Pero no entremos en un detallado análisis de lo que aquello fue y supuso, pues ahí quedó, y los aficionados que lo vivieron lo pueden contar y transmitir a estos nuevos jóvenes que en la actualidad acuden al coso venteño. Una nueva realidad. Debido a que muchos jóvenes asisten a los toros esta temporada en Madrid y ayer salvaron con su presencia al coso de una posible entrada raquítica. Ayer, no acudieron a los toros los aficionados que quisieron encauzar su vida en los clanes, familiar y de amigos, pero se ve que a ciertos jóvenes, de tantos que hemos visto este año, no les iba ese planteamiento de tanta bondad y miga, y se hicieron presentes —no en masa— en Las Ventas. El cartel como comentábamos no era para tirar cohetes. En esto la empresa ya lleva varias temporadas intentando que los veranos no funcionen de ninguna manera, que no se produzca la renovación del escalafón —pues de las corridas de verano de Madrid surgen las sorpresas y aparecen toreros tapados que pueden dar el salto a los carteles de las ferias, sin ir más lejos, recientemente, Juan Ortega y Borja Jiménez; nadie lo puede negar—, pero esto no lo quiere Plaza 1. No obstante, estábamos hablando de la juventud que acude a los toros y que ayer tuvieron un comportamiento intachable —tanto que se habla de esto, con intenciones de embarrar—, y que lo que les está faltando es ver a un torero que les dicte, que les enseñe, que les encauce, con la tauromaquia clásica; es decir, que les diga «se torea así». Esta guinda, actualmente está faltando. No aparece ese torero. Estamos en otros tiempos.


Parece ser que esta época que nos toca vivir más bien es ramplona. Para la corrida de ayer a la empresa sólo se le ocurrió contratar los toros de una ganadería que lleva muchos fracasos consecutivos en Las Ventas —en todas sus líneas de encaste— y que la afición de Madrid detesta, nos referimos a los toros de Valdefresno. El juego de estos astados fue un fiasco que impidió ver lidias y toreo —aunque esto, y de su ausencia, ya sabemos que puede explicarse como otra historia—; aunque siempre algo se ve. De la actuación de Morenito de Aranda hay que destacar ciertos pasajes en los que abriendo el compás se dejó pasar por delante al toro con temple, aprovechando el viaje, además, sobresalió en los remates con toreo desmayado, pases de la firma y trincherillas. También dejó el sello de alguna buena media verónica. En el toreo fundamental de muleta, en su primer toro, no acertó en la distancias, las acortó demasiado. Perdió continuamente pasos. No mandó en la embestida. Cierto que el toro se derrumbaba. Poca claridad en el planteamiento. Lo mató de dos pinchazos caídos en la suerte natural y de un bajonazo en suerte contraria. Muy encimista en su segundo. Con continuos enganchones. De perfil. Arrimón a lo Ojeda, con el toro declinante. Remató con ayudados, uno de ellos lucido. Mató de una estocada baja en la suerte contraria.


Francisco José Espada, también incidió en el encimismo. A su primer toro, boyante, toreable, lo toreó veloz, con la pierna de salida retrasada, despegado, sin cruzarse. Ante el buen son del único toro potable del encierro, sólo vimos que se luciera en los pases de pecho. Comenzó la faena con pases por alto, y la cerró con manoletinas. Lo mató en la suerte natural de media estocada eficaz, lo mejor de su labor. En el quinto toro de la tarde, que no humillaba, le planteó una faena en cercanías a los aparatosos pitones del animal. No le ahormó al comienzo de la faena. Dejó pasar al toro, ahogándole. Le restó recorrido al astado y no le bajó la cabeza. La tauromaquia de Espada, no parece tener otras propuestas. Mató de dos pinchazos en la suerte contraria, otro más en la natural y una estocada baja.


Lo mejor de la tarde correspondió al toreo de Juan de Castilla, muy dispuesto en sus dos toros. En el tercero, un ejemplar amoruchado que se defendía por falta de fuerza, quiso templarle las embestidas y llevarlo largo, para ello abrió mucho el compás. La tauromaquia de Juan de Castilla se acerca más a los cánones del toreo clásico, cierto que ese abrir tanto el compás, a veces, parece como que se despegue del toro, pero como lo lleva largo y hacia atrás, con el logro del temple, hace que el planteamiento quede justificado. Una vez podido el toro, se le rajó. Lo mató de dos estocadas desprendidas, una en la suerte contraria y otra en la natural, más un descabello. Lo más brillante de la intervención de De Castilla vino en el último toro del encierro. Entonces es cuando sacó a relucir lo mejor de su condición torera, ese temple que hemos citado, un don que no todos los toreros poseen, pero sí atesora el valiente torero colombiano. Hablamos de un verdadero temple, de mandar en el toro y llevarlo con suavidad y pulso mecido, desde el cite hasta el remate, con pases largos, lentos, por delante de su figura. A medida que pudo al toro, este se fue rajando, y de los medios pasó a refugiarse en tablas, donde De Castilla consiguió muletazos bien trazados y medidos, sacándole todo el partido al toro, que sólo quería huir. Por ello, se le puso complicado matarle. Fue en tablas, muy humillado y rajado el toro, con dos pinchazos y una estocada algo caída