martes, 11 de junio de 2013

Mantengan sus máquinas por debajo de los 233 °C



El licenciado
(Colección Look de Té)
 
Jorge Bustos

Me pongo a escribir cuando acaba de anunciarse el logro de células madre embrionarias a partir de un adulto; o sea, la Piedra de Rosetta de la clonación terapéutica. Representa, por supuesto, una noticia trascendental. La ciencia avanza que es una barbaridad. Los científicos, claro, se muestran orgullosos, pero es un orgullo que nuestra tecnificada sociedad de consumo tiene vedado a los humanistas. Sencillamente porque los humanistas van quedándose sin público ante quien enorgullecerse.

El admirable paradigma del hombre del Renacimiento, dominador de las ciencias tanto como de las letras, cuyo privilegiado enciclopedismo pudo datarse aún en los albores del siglo XX -pienso por ejemplo en el doctor Marañón-, hoy no sólo no es plausible sino que además resulta indeseable. ¿Para qué sirve un físico que haya leído a los clásicos grecolatinos? Únicamente para escribir artículos que solo leerán otros físicos que se preguntarán para qué sirve leer a los clásicos grecolatinos. Si aplicamos esta lógica rasa de un debelador pragmatismo a la universidad obtenemos como resultado el Plan Bolonia, que garantizará la extensión y la profundidad de la ignorancia humanística por toda Europa, donde ayer nacieron el Renacimiento y la Ilustración. La consecuencia la refleja el mercado con su inclemencia habitual: los licenciados de letras se mueren de hambre.

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