jueves, 19 de septiembre de 2024

Bada



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


En un tiempo que tiende a conceder la admiración nada más que a la miseria y a la angustia, el profesor Ricardo Bada es un alemán de Huelva al que admiro por sus fandangos.


–...más vale que vayan los fieles a perder su tiempo en la maroma, que su dinero en el juego, o su pellejo en los fandangos –proclama el general mejicano Riva Palacio en “Calvario y Tabor”.


Ricardo Bada se me representa un San Francisco del idioma de “Cervorges”, expresión badiana inventada como venganza (de cuando allá, en los sesenta, Bada pronunciaba el nombre de Borges con la devoción debida y, a cambio, sólo obtenía la pregunta de si ya estaba traducido al castellano) y destinada a sustituir a la complutense –y chovinista– muletilla “lengua de Cervantes”.


Chesterton sostenía que fue San Francisco quien evitó que toda la cristiandad llegara a su fin bajo la doble presión destructiva del islam desde el exterior y las herejías pesimistas desde el interior. Bada podría evitar que toda la hispanidad entonara el gorigori bajo la doble presión destructiva del inglés desde el exterior y las obritas de Gala, o galimatías, desde el interior. Como fraile francisco, Bada ama los bestiarios con un amor que le ha proporcionado, al abrigo del poeta Christian Morgenstern, una fabulosa Arca de Noé: el ornitorrincolaringólogo, el orangusano, el tibhurón, la mantis agnóstica, el águila republicana, el esposo hormiguero, el champagncé, la lardilla o el perejilguero.


Después de “Los mejores fandangos de la lengua castellana” (Ave del Paraíso, 2000), Bada ha escrito ciento treinta nuevos fandangos, infinitamente más entretenidos que la cebolla de Günter Grass, ese rodaballo. Por ejemplo, el de Antonio Gala: “Soy de los de frase larga / que no se acaba jamás, / la que se alarga y se alarga / por delante y por detrás / con el vacío por carga.”


Nótense –aclara el autor– las asombrosas similitudes de expresión entre este fandango y el de Luis Goytisolo (“Soy de los de frase larga, / ésa que no acaba nunca, / la que se alarga y se alarga / hasta dar en la espelunca / con el vacío que carga”). En manera alguna puede sospecharse plagio, ni siquiera mutuo, ya que fueron compuestos contemporáneamente. La cosa es bastante más seria de lo que parece, y mucho nos tememos que provoque alguna tesis en una universidad USA bajo el no improbable título de “The Palinodia Song in the Modern Spanish Literature”. 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

Hughes. Real Madrid, 3-Stuttgart, 1. El aquí estoy yo de Endrick


@realmadrid


Hughes

Pura Golosina Deportiva

 

Nueva Champions, formato recauchutado, y para darle credibilidad, al himno, el Beethoven de los pobres, le han añadido unas trompetillas.


Estadio lleno, videomarcadores flipantes y muchos alemanes.


El Madrid es un millonario austero, casi excéntrico, así que pudiendo fichar muchos centrales tuvo que salir con Carvajal ahí.


El Madrid quiso estrenarse con una presión alta que salió regular y acabó en contragolpe alemán, así que en los minutos siguientes se replegó un poquito esperando correr.


No sabía bien el Madrid dónde poner la toalla en la playa y la presión alta le salía mejor al Stuttgart, que incidía en los proverbiales problemas madridistas en el nacimiento de la jugada.


Courtois empezó a hacer un despliegue de formas con las que iba construyendo como un zodiaco personal mientras salvaba al Madrid.


El Madrid intentaba salidas puramente individuales y espoleado por sus delanteros purasangre se hacía largo y breve.


El Madrid era otro. Carvajal de central y un medio menos, de tres y Bellingham a dos y Bellingham, que no es lo mismo. Es la nueva realidad de la plantilla, digamos, la realidad estructural y apetecía decir eso de "chico, qué necesidad"...


El Madrid atacaba a fogonazos y luego debía defender y no había transición ni rumia de la jugada. Era todo frenesí y bastante frenenó.


Vinicius y Mbappé empezaban a alternarse en la banda izquierda; ahora aparece uno, luego aparece otro, como si montaran un turnismo allí.


Courtois ya rozaba el escándalo y detuvo una muy peligrosa de Stiller, joven dueño de la nariz de Karl Malden, como si algunos rasgos u órganos no se perdieran, siguieran siempre entre nosotros.


No es que llegara el Stuttgart, que cualquiera puede llegar, es que el Madrid estaba raro, era raro, como si hubiera olvidado juntarse (eso que aprendió con Zidane), como si en algunos ligerísimos instantes se volviera a lo anterior, a lo anterior de lo anterior, al galacticismo, a la dispersión planetaria y estelar...


Eran incapaces de encontrar a Bellingham, de tan directos, y la pelota era alemana.


En el 25 hubo un ¡oh! de Mbappé, en su zona buena, regateando con un amago de bicicleta, como si alargara una pierna lo mismo que un caballo de rejoneo.


Pero ahí sucedió algo. En el partido fueron entrando en calor sucesivamente las estrellas y le tocaba a Rodrygo, lo que no era casual.


Comenzó a irse por el exterior de su banda, primero solo, luego con pase a Valverde, que es a la vez tapón y llegador del Madrid, de modo que de resultas de la acción hubo un tres contra dos alemán con larguero incluido, cuarto de la semana.


Espectacular correcalles. Eso parecía el tráiler de la futura Superliga.


El equipo era muy largo, muy amplio más que ancho, muy abierto, muy por hacer, por juntar, como un submarino por apretar y en esos minutos era Rodrygo el que tiraba del ataque. Era evidente que al Madrid le faltaba un cuarto centrocampista, y que con Vinicius y Mbappé, él sería el cordero sacrificado, por eso quería ganarse el sitio, justificarse, salvarse con una ráfaga magnífica de jugadas. Su instinto de supervivencia y su casta, que nunca se quieren ver, calentaron los nervios del Madrid, provocaron un contagio, y el equipo comenzó a temblar su baile de San Vito.


Las inexactitudes y carencias se suplían, los vacíos se llenaban con nuevos agonismos que ahora se vislumbraban, como si de ellos pudiera nacer algo nuevo.


El Madrid invicto y campeón de todo ha sido en parte transformado este verano, pero ahí intuimos que podía ser una destrucción creativa, otra genialidad de Florentino, si bien irritante.


Ahí se sintió que las voluntades, reunidas otra vez, podrían dar lugar a un nuevo orden, distinto y quizás mejor, que nacería del puro capricho del Modelo y que se formaría en la Champions, dónde si no, en los arrebatos pasionales de la competición, donde el Madrid toma cuerpo antes de ser leyenda.


Rodrygo, que tiró del carro, por raro que suene, lanzó un córner que provocó un penalti a Rudiger que el árbitro pitó y luego corrigió con buen criterio.


En esos minutos finales de la primera parte, hubo un colapso en la salida del Madrid. Carvajal no podía ser lateral, y no siendo central del todo, aunque chocara peligrosamente con Undav, se quería meter a construir el juego. Era un pequeño desbarajuste aquello.


Pero también pasaba algo bueno, y es que Bellingham tomaba el testigo de Rodrygo. Con él, la presión alta podía ya salir. Se vio que cada balón que robe, y robará muchos, será medio gol, carne inmediata lanzada a los tiburones del ataque.


Pero incluso estando mejor, el Madrid era demasiado directo, como si hubiera olvidado durante el verano, o se la hubiera llevado consigo cierto alemán, la facultad de la maduración.


Valorando ese regusto amargo y un poco melancólico se llegó al descanso.


Y de ahí se volvió de pie, con un gol nada más sacar en jugada igual de rápido que todas las anteriores: un gran pase al hueco de Tchouameni, de esos que si fueran de la Masía sería para llevar al niño a medirle el CI y declararlo superdotado; acción de extremo de Rodrygo y Mbappé para empujarla.


Ahí se desató el Madrid, con llegadas en aluvión, de campo a campo y de banda a banda, como un escuadrón de aviones en una exhibición aérea. Estaba encendido Mbappé, aún, y brillaba Bellingham antes de que el testigo lumínico pasara a Vinicius.


Pero se vio lo que puede ser cuando todos los tenores canten a la vez.


Vinicius ya estaba, no se había librado del "poco de Vinicius hoy" del comentarista Maldini, un personaje que, ahora lo vemos, pertenece al universo de los Broncano.


Ese espasmo del Madrid se fue y el Stuttgart volvió a mejorar y a tener la pelota. Había entrado Militao, pero daba lo mismo, Courtois tenía que seguir con sus paradas portentosas, casi cómicas porque dejaban una sensación de invencibilidad.


El Madrid parecía estar en una prórroga; histérico, cansado, poco a poco fuera del partido. Era necesario un centrocampista, y muchos no hay, y además hay una clara prelación, así que iba a entrar Modric, pero Ancelotti se demoró en el diálogo con su hijo y en esas empató el Stuttgart en un córner.


El Madrid estaba flojo, desinflado, porque su estar-bien es el nervio, el ataque. Su ataque consiste en que le dé el ataque.


Entraron Guler, más materia gris, y García en el lateral izquierdo. La pelota era necesaria, un poquito de pausa, un poquito de por favor, porque el Madrid eran las carreras de Valverde, que tenía que sacar la pelota y llegar al remate, box to box existencial del equipo.


Al Madrid le salvó el balón parado. Un córner que Modric puso muy bien en la cabeza desatornillada de Rudiger, al que varios sacudieron como a una estera en vengativa celebración.


El Madrid, con el resultado ya, presentaba algo muy interesante. Dos medios, Guler, y por delante Vinicius, Mbappé y Endrick, recién incorporado.



@DonShelby__


Esos minutos fueron un caos, feos, un hipo de fútbol, pero había una corazonada muy grande con Endrick tirado a la derecha. Tuvo algún balón y  pudo meter un pase colosal a Vinicius, que falló el mano a mano, y luego, ya en el descuento, la agarró en su campo, allá por donde Carvajal a veces levanta la cabeza. Él lo hizo y siguió, sin miedo a protagonizar el contragolpe, a que todos los ojos le miraran, los quiso atrapar a todos, esperó a que el mundo se quedara prendido de su conducción, ya larga conducción, y por delante de él, como dos salidas de la autovía se le abrieron Vinicius para un lado y Mbappé para otro y lo que para otro sería un dilema entre dos caminos, para él fue como si a Moisés le abrieran el mar, porque decidió seguir, ignorarlos, llevar la jugada al territorio del capricho, mucho más allá de lo recomendable, y con esos dos cracks esperando el pase, y aun lejos del área, alargó un obús raso, zurdo, raro, bajuno y resabiado, que no subía, no cogía vuelo e incluso botó en el suelo justo antes del portero, que por supuesto no pudo hacer nada.


Era el aquí estoy yo de Endrick, más joven que Raúl, y, a su modo igual de populista, de popular, igual de seductor de masas, porque se fue a la grada directo a fundirse con el público que ya no dejará que se pierda en el banquillo.


El Madrid está por hacer, mejor dicho, por rehacer, pero en ese proceso, ya lo ha dicho Endrick, deben contar con él.


Para hacer con aceitunas txistuanamente en la comida: dos medios, Bellingham, y por delante, Vinicius, Mbappé y Endrick desde la derecha.


Ya puede correr Valverde...



@realmadrid 

Arenillas

Pedro Reyes, actor



Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Cada día tiene su afán, y cada españolada, su Arenillas*, ese arquetipo. Arenillas suena a Azcona y a Berlanga juntos. También a “La Oficina Siniestra” y “La Burocracia Tenebrosa” de Pablo San José García. No podía ser más simpático: se da un aire, de cara, a Pedro Reyes, el cómico que regenta el bar en “Makinavaja”, y cena con vinos que harían que a Alceo, a Anacreonte y a Horacio les bailaran los ojos como bolitas de alcanfor, pero que están –los vinos, no los poetas– fuera del alcance de los bolsillos poco progresistas. Al importe de una cena de Arenillas un ciudadano corriente no llegaría ni sumándole la fecha a la factura, ese recurso de los chistes de judíos. Cifras cósmicas para el vulgo.


El vino es un problema cósmico –se le oyó decir una vez a Ortega, a la vista, se supone, del precio de una botella de “Romanée Conti”.


A lo que hubiera respondido Villalón:


Toda la ciencia andaluza es la de valorar la vida en su lugar, o sea, después del vino y de la gracia de un lance de capa. El vino puede matar al bebedor, el toro puede matar al torero. Conformes. Pero hay un problema previo: ¿qué vale más, la copa, la vida, el pase por alto? ¿Qué vale más?


Para saber qué vale más debe de estar en España la Comisión Nacional del Mercado de Valores, con su Arenillas, que no sé yo que sea andaluz, ni siquiera taurino, pero que lleva una estocada a la española en todo lo alto: esa factura en vino digna de Gargantúa (el de las grandes voces al salir del vientre de su madre: “¡a beber! ¡a beber!”) en un país donde las madres todavía dan limosna a condición de que el menesteroso no se lo gaste en vino.


Con esto queremos decir que, siendo un cualquiera que ha llegado a personaje, Arenillas no es un personaje cualquiera. Pemán tiene un artículo delicioso en torno a la expresión madrileña “cenar por ahí”, que es la forma de hacer que los hombres terminen hablando con los hombres de los “dossier” de otros hombres y las mujeres con las mujeres de las notas de los niños, que siempre son malas. En una de estas cenas, a la mujer de Arenillas, que es ministra, debió de ocurrírsele que, para acabar con las notas malas de los niños, lo mejor sería suprimir las notas. Interrumpe el “maître”: “¿No ha visto usted que el “Romanée Conti” tiene en la carta, al lado, una crucecita con lápiz?” “¿Falleció?” “Se ha acabado.” 

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*Carlos Arenillas

martes, 17 de septiembre de 2024

Zapatos feos



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Dice Elon Musk que la política de Kamala Harris es “el camino a las colas de pan y los zapatos feos”. O sea, el socialismo.


Vamos, en España, hacia un mundo construido por y para el español –supo verlas venir Pemán–. De un modo o de otro, el pueblo español va a construir su “normalidad”. Después de estos años revueltos, la “norma” parece ser otra vez la “socio-democracia”.


Del pan como objeto de la lucha de clases guardamos el registro de Sainz Rodríguez, mecenas de Camba, metomentodo monárquico y sátiro, para quien una huelga general consistía “en que se cierran las panaderías”, y él, montañés por todo lo alto, se hizo “follower” de la huelga general porque ese día comía, en vez de pan, sobaos pasiegos.


De los zapatos feos como seña de identidad socialista tengo el recuerdo de los jugadores del Dinamo de Kiev de Lobanovski (tal vez el mejor equipo que uno haya visto) que en el 86 jugaron la final de la Recopa contra el Atlético de Madrid en Lyon: al salir a entrenarse, dejaban sus zapatos en fila, junto al banquillo; eran marrones, como de madera, y parecía una exposición de tumbas de terracota, y ésa fue la imagen que me hice de la URSS para siempre.


Hoy, zapatos casi tan feos como los de Blokhin son los de Pedro Sánchez, y si Cánovas no podía creer que Velázquez pintase lo feo por gusto, sino porque se lo ordenaban, tiene que ser obediencia y no gusto lo de nuestro “Conducător”, que con esos zapatos ha pasado de perseguir la corrupción “preveyéndola” a tiranizar un país de por sí bastante tiranizable, por muchos aspavientos que haga al oír al Tirano Carteras (“Donde todo está en una mano”, sitúa Hamilton la tiranía) anunciar que gobernará sin legislativo.


En el 44, Russell estaba en América y quería regresar a Inglaterra, pero no había pasajes y fue a la Embajada, donde tuvo el siguiente diálogo: “Admitirán ustedes que ésta es una guerra contra el fascismo.” “Sí”. “Y admitirán también que, en esencia, el fascismo es la subordinación del poder legislativo al ejecutivo”. “Sí”. “Pues bien, yo soy el poder legislativo, y ustedes, el ejecutivo. Así que, si me retienen lejos de mis funciones legislativas un solo día más de lo necesario, son ustedes unos fascistas.” Y le firmaron un pasaje.


La separación de poderes es una cosa que sólo funciona en los países (que sólo son uno) donde existe la separación de poderes. En el Estado de Partidos, que es lo nuestro, el legislativo son los partidos, y los partidos son las voluntades de sus jefes, que suelen estar alquiladas a un grupo económico y a una potencia extrajera, da igual el orden.


“Por noticia personalmente comunicada sé que el Dr. G. Leibholz proyecta una elaboración explicativa del concepto de representación”, anota Schmitt en su teoría constitucional, mas lo que hizo Leibholz fue imponer el sistema proporcional, que “elimina cualquier atisbo de representación”. Y sin representación, “pishas” y “shoshos”, ¿para qué un legislativo? 

lunes, 16 de septiembre de 2024

El país de don Perlinplín



Ignacio Ruiz Quintano

Abc


Tiene guasa que un país que lleva medio siglo encantado de vivir en un régimen político basado en el desguace de la Nación arremeta mediáticamente contra Vinicius porque el hombre, siendo negro, es víctima de ataques racistas sin que Nadie haya hecho nada, y en su condición de víctima propone que, de no arreglarse la cosa, dejen al país sin Mundial, que sería como dejarlo sin cenar.


Y si tan racistas somos, ¿por qué sólo se meten con él? –es la refutación que plantean los cenutrios.


Que sólo se meten con Vinicius es mentira; la verdad es que Vinicius es con el que más se meten. ¿Por qué? Porque cuando lo hacen, se rebota, en vez de bajar la cabeza, como Donato, y seguir corriendo, pues ante el racismo futbolero están los Donatos, que lo aceptan porque qué vas a hacer, y están los Vinicius, que se revuelven y dicen que hasta aquí hemos llegado, y Vinicius ha llegado a la situación de afearle el Mundial a España si en la TV dicen que “mono” es sinónimo de “tonto” y los fiscales escriben que “en un contexto de máxima rivalidad” no te puedes quejar si te cantan “mono, eres un mono”. Santa Compaña a la que se une el alcalde de Madrid, un don Perlinplín que ni mandado hacer de encargo, y que ha visto una cámara de TV y se ha puesto a hacer patriotismo hojalatero troleando las declaraciones de Vinicius, como si Vinicius fuera Belisa (“Amor de don Perlinplín con Belisa en su jardín”).


Y le exijo una rectificación –ha dicho el alcalde que llegó a alcalde con la promesa de eliminar Madrid Central, que con él abarca ya a todo el municipio.


En Madrid todos tienen derecho a decir la primera majadería que se les ocurre (“¡ha pasado un ángel!”), menos Vinicius, que tiene que dedicarse a jugar al fútbol, pero callado, que mira Donato qué pocos dolores de cabeza nos daba.


¿España racista? ¡Pero señores, que hace muchos siglos que nuestro Lope sacaba a la escena, en un “auto sacramental”, a Cristo, a Jacob y a la Virgen María en figura de indios de los valles de Chile!… –dice el “madridismo de derechas” (el “españolo” que confunde al Real Madrid con el Siglo de Oro).


¿España racista? Sí, pero no, porque bueno, algún diputado negro tenemos hoy en los parlamentos de la democracia que con tanto trabajo nos dimos todos…–dice el “madridismo de izquierdas” (el “españolo” que junta lo útil de ser del Madrid con lo útil de ser del Régimen), que vende la especie de una España racista de la que nos salvó Felipe González, alias “el Moro”.


Cabrera Infante hubo de combatir la especie de una Cuba racista de la que nos libró el doctor Castro (como lo llamaba “The Times”): Batista era mulato y mulato era el jefe de su ejército y varios generales y políticos prominentes. En el gobierno del doctor Castro hubo un solo negro nominal, un viejo comandante ascendido a general sin ganar una batalla.


Una medida de monstruoso racismo implantada desde el principio del régimen fue negarle la salida de Cuba a los negros. Un negro pidiendo pasaporte era un hereje, un negro solicitando una visa de salida era un traidor. Varias mulatas de fuego salieron de Cuba, pero casándose con europeos, y sólo cuando el éxodo del Mariel en 1980 pudieron salir negros de Cuba en grupo.


El racismo que denuncia Vinicius en España no es un racismo finolis, como el que exhibían Voltaire y Darwin en sus taburetes intelectuales, dando pie a la teoría racista del progreso. Para Darwin, el hecho de que los italianos se encojan de hombros y los ingleses no (o que los franceses lloren y los ingleses no), era consecuencia de la diferente base biológica de sus respectivas razas. Nuestro racismo pelotero es cutre como la cultura política que padecemos: cae en nuestro país el mejor futbolista del momento y nos dedicamos a tirarlo al pilón en todos los pueblos, sin que don Perlinplín tenga a bien, a sabiendas del escaso valor de su palabra, salir a torear al toro del racismo castizo. Don Perlimplín presume de abogado del Estado. Los abogados del Estado, decía Trevijano, no son abogados; son defensores del Estado (“¿Qué saben ellos del Derecho? ¿Qué les importa?”). Mas cuando un club de la Liga española adornó su tribuna en un Clásico con la leyenda “Spain is a fascist state” (más la explicación separatista: “Only dictatorships jail peaceful political leaders”), los abogados del Estado, y todos los medios, callaron como tusos. Los pechos sólo se inflaman de patriotismo cuando habla Vinicius. ¿Y qué ha dicho Vinicius? Bien mirado, nada que no pudieran suscribir hoy Isabel la Católica o Donoso Cortés:


Muchas personas en España, la mayoría, no son racistas. Pero hay un grupo pequeño que acaba afectando a la imagen de un país en el que se vive muy bien. Amo estar aquí, amo jugar en el Real Madrid y amo tener las mejores condiciones para vivir con mi familia. Espero que España pueda evolucionar y entender lo grave que es insultar a una persona por el color de su piel. Si antes de 2030 no evoluciona en el tema del racismo, habrá que cambiar de lugar el Mundial.


No es España. Es el país de don Perlinplín. A Cañete, que se peina de amarillo para pasar desapercibido, no le gusta Vinicius porque no le parece humilde. Pero es que en la vida modesto sólo es el que no puede ser otra cosa.


 

Última del verano en Las Ventas. Corrida concurso (sin alcurrucenes ni ymbros), interesante por la casta. "El toro demanda espacio y Amor le ahoga". Márquez & Moore



 JOSÉ RAMÓN MÁRQUEZ


Para la última corrida del verano 2024 las mentes pensantes de Plaza1 decidieron programar una corrida concurso de ganaderías, sea eso lo que sea, que en resumidas cuentas es la ocasión para ver desfilar seis toros de diferentes vacadas que, en este caso, no corresponden a las que se vienen viendo en Las Ventas de manera más habitual. Por ejemplo, tuvieron la excelente idea de no colocar entre los seis elegidos a ningún toro de Fuente Ymbro o de Alcurrucén, que ya son como de la familia, y en cambio se trajeron uno con la preciosa divisa gris plomo y negra de Concha y Sierra, que se lo agradecemos una barbaridad, lo mismo que la elección del Palha y del Partido de Resina, ganaderías que llevan viniendo a Madrid desde los años 80 del siglo XIX. Esos tres históricos hierros decimonónicos fueron el primer plato de la tarde y el segundo, con antigüedades diversas del siglo XX, estuvo formado por ejemplares de Castillejo de Huebra, Pedraza de Yeltes y Salvador Gavira. Como suele pasarnos en estas corridas, al llegar a la Plaza nos enteramos de quienes son los encargados de la lidia y muerte del ganado, en este caso Rafael de Julia, Ángel Sánchez y Amor Rodríguez.


Cuando sale del chiquero Granadino, número 75, cárdeno de Concha y Sierra la Plaza aclama de manera unánime su impecable presencia de toro de lidia, serio, bien hecho y bien armado. Sinceros aplausos que saludan la presencia en el ruedo del toro, altivo y desafiante, de finísimas astas, de irreprochable estampa. Aunque en el ruedo habían pintado las rayas ésas que suelen, ya nos imaginábamos que hoy tampoco sería el día de la suerte de varas; seamos prácticos: el que quiera ver suerte de varas que se vaya a San Agustín del Guadalix a la Feria del Club 3 Puyazos y se despida del asunto hasta el año siguiente. Antes del insustancial paso por el equino de Héctor Vicente, el toro recibió el saludo portagayolístico de Rafael de Julia que, tras ese incomprensible espectáculo, se luce con el capote en la mejor colección de lances que se han visto en la tarde. Cuando el torero se dispone a ir a brindar al público el toro se le arranca, sin atender al peonaje, y muy toreramente De Julia le recibe con un aire muy fresco fijándole con pases de trinchera y por bajo y, cuando ya le tiene parado, hace su brindis sin darse importancia. Luego comienza su trasteo por la derecha con muchos enganchones y sin que la cosa se eleve hasta que se cambia la muleta a la zurda y ahí obtiene mejores resultados, con un aire muy personal, con altibajos pero muy interesante en su labor. La vuelta a la derecha significa un bajón en la faena y el espadazo tauricida, un borrón. Palmas sinceras para el toro en el arrastre y, para el torero, saludos desde el tercio a unos aplausos menos unánimes que los recibidos por el toro.


El segundo en salir es Peluquero, número 476, de Palha, que como nadie sabe cómo es el tipo de Palha, a nadie defrauda. Conocemos de Palha mejor su comportamiento que su morfología y sí que podemos decir que Peluquero hizo lo que corresponde a su origen. Pasa por dos veces por la gestoría montada de Daniel López, a la que hizo más caso que al capote y llega al último tercio todo lo áspero que se puede esperar de su  estirpe, sin regalar nada y planteando a Ángel Sánchez una buena cantidad de problemas y ninguna certeza. En mitad del muletazo alza la cara, se para y mira y pone a cavilar a su matador, 4 festejos el año pasado, sobre conceptos esenciales en el toreo, tales como la lidia y el castigo. Visto lo visto, sainete con el estoque y a otra cosa.


Tormentoso, número 31, cárdeno, es el toro de la corrida. Corresponde a Partido de Resina y no puede negar sus orígenes, por sus hechuras su cabeza corta y su encornadura media, nada aparatosa, muy de la casa. Recibe aplausos cuando hace su aparición en el redondel. Para ser toro, como para todo en la vida, hay que tener un poco de suerte, que es la que no tuvo Tormentoso, en forma de Amor Rodríguez y su cuadrilla. Le pusieron tres veces al caballo, la segunda al relance, y las tres acudió con fuerza y gallardía, vivamente, recibió capotazos sin tasa y una pésima brega y paulatinamente el toro se fue dando cuenta de que el que más mandaba era él. La torpe muleta de Rodríguez es incapaz de tocar las teclas que el toro demanda: la distancia, la exigencia de pisar el sitio correcto en el cite, la elección del terreno para desarrollar el trasteo. Todo va mal porque el toro quiere el tercio o los medios, quiere estar lejos de las tablas, y le pretende torear entre las rayas; porque el toro demanda espacio y Amor le ahoga, pues ahí se encuentra más seguro y así, poco a poco, se va viendo que el mando es del toro y que es él quien dirige la sinfonía para la que Amor Rodríguez carece de partitura. Luego ya viene el sainete de la espada y los descabellos y los tres avisos. Toro interesantísimo, de extraordinaria personalidad y genio, que es ovacionado en el arrastre.


A Rafael de Julia, que le dio esta tarde por lo de la portagayola, le toca Junerón, número 5, de Castillejo de Huebra, muy en su tipo de Murube, bonito y bien hecho. Acude por tres veces al penco de David Prados como el que va a la oficina a fichar, o sea que va por ir. El animal es noble, con esta nobleza moderna, y De Julia le plantea de nuevo sus derechazos de enganchón para, en seguida, pasar al toreo natural donde consigue sinceros aplausos en series de mucho empaque, echando la muleta hacia adelante y trayéndose al toro, sin citar en la cadera como ahora hacen, en otra serie se alivia un poco y la faena decae algo pero luego vuelve a encontrarse en la buena posición y liga otra serie de categoría. El conjunto de su labor con Junerón es notable, por su verdad y su personalidad, aunque echa el borrón con un feo espadazo bajo que le priva de una oreja que ya tenía ganada. Palmas al toro en el arrastre.


Guantero, número 37, es el que mandó Pedraza de Yeltes desde Salamanca. También muy bien hecho y de excelente trapío, es un toro muy serio y cambiante, pues nada de lo que aparentó en la excelente brega que recibió de Juan Navazo se manifestó en su vis a vis con Ángel Sánchez. En el último tercio el animal se paró, se puso reservón, como si le faltasen las fuerzas, y le puso las cosas muy cuesta arriba a su matador.


Pese a su buena presentación, el garbanzo negro de la tarde fue el flojo Gavira, Librero, número 21, que adolecía de algún defecto en los cuartos delanteros y que blandeó lo suyo provocando las iras de los que querían ver salir al sobrero de Carmen Valiente. La protesta hizo que nadie echase cuentas de la labor de Amor Rodríguez que, de nuevo, se volvió a encasquillar con los aceros.


En suma, hemos asistido a una interesante corrida, marcada por el signo de la casta. Como siempre pasa en tardes como ésta, hubo quien echaba de menos en esta tibia tarde del final del verano, en la que los tres matadores sumaban once festejos en conjunto en la temporada pasada, a Juan Ortega y a Pablo Aguado, esas jóvenes figuras que están en boca de todos.





ANDREW MOORE













FIN

domingo, 15 de septiembre de 2024

Hughes. Real Sociedad, 0- Real Madrid, 2. Mbappé ya está aquí

@realmadrid

 

Hughes

Pura Golosina Deportiva
 
Antes del partido, Mbappé sonreía con una tranquilidad llamativa. Relajadísimo, no parecía que fuera a jugar un partido: ni un gesto tenso, ninguna concesión a la superstición. No era pasotismo, era otro estado del ser.

Adiós a los nervios de Mbappé, cuya sonrisa podría ser la imagen del club: la relajación del nirvana, el estar ya más allá de todo.

El Madrid y Mbappé comparten la misma sonrisa.

La Real rendía homenaje a Chillida con una camiseta ad hoc. El Madrid iba de naranja, incursión en una gama no muy madridista.

La novedad estaba en el mediocampo, todo lo demás eran titulares. Valverde y Modric, y por delante Güler y Brahim. En defensa formaba el Madrid un 4-4-2 y en el mediocampo había poca fuerza física, sólo Valverde. Todos nos hicimos a la idea de un Madrid con estadio nuevo y negritud y de repente la media eran Modric y señores bajitos.

En Guler se vio un asomo directivo cuando, pasado el mediocampo, se tiraba a la esquina derecha y desde ahí dirigía de una forma natural. Pasaba y recogía y volvía a pasar y se hacía vértice, un poco como Kroos en las antípodas. Él, ubicado en un punto entre el interior y el extremo, ganaba perspectiva y panorama y tendía a imantar y proyectar el juego. Ahí estaba el esbozo de, como mínimo, una codirección.

La Real presionaba mucho y el Madrid tenía los naturales problemas de salida; sólo pasado el cuarto de hora pudo combinar de área a área en una ocasión de Mbappé.

En esos minutos, Mbappé atraía los pases, la atención  y Vinicius parecía oculto, como si el equipo empezara a depender menos de él. Los barcos miraban a otro faro.

El juego al Madrid se le aceleraba en la mediapunta cascabelera con Brahim, pero al rato se lesionó. El universo manda de nuevo un mensaje: para él las medias horas finales, todas, siempre.

La Real tuvo su primer larguero, de Sucic. La Real está llena de extranjeros y siempre alguno es ilusionante, adjetivo gilista muy futbolero.

En el 28 Vinicius ya sacaba su petróleo particular por la banda: una tarjeta rival.

El mediocampo del Madrid no se partía del todo en su aparente endeblez. Había, pese a las oportunidades rivales y cierto descontrol, una sensación de voluntarioso equilibrio y Modric, cada vez más icono ortodoxo, ofrecía algunos lujos constructivos.

En el 36 llegaba otro palo local, esta vez Becker, y Mbappé respondía con una jugada clásica suya en el extremo zurdo, de las de antología. Esa jugada decía "ya estoy aquí". Es un jugador rapidísimo pero no gracias al culo bajo, el famoso centro de gravedad, sino al culo alto; sus piernas finas de velocista tiran de él hacia arriba, con un cuerpo como de saltamontes. Su carrera es distinta a todas, hay algo biodinámico que tiene él y los demás no.

La segunda parte se rompía, se rompía el partido más que el Madrid, pese a las dificultades, sobre todo por la abnegación de Valverde, totalmente makelelizado. Ahí pudo haber marcado la Real perfectamente.

No era desde luego buena la primera parte, pero tampoco tan mala. La segunda se inició con otro palo de la Real, como si eso fuera parte del homenaje a Chillida: la pura materialidad, ¡pum!, el viento del chut contra la madera firme, ¡pam!... Se hacia vendaval la Real contra un Courtois escultórico, peine, U, forma límite.

El Madrid tenía algo distinto. En defensa, Vinicius bajaba más a tapar la banda por donde Kubo había incordiado un poco demasiado, con su aire de insecto que te da la noche en verano, que zumba y zumba aunque se vaya sin picar.

En esa precaria solidez del Madrid (el Madrid un poco decepcionante de la no-negritud) fue importante Güler, que defendía por la zona de pivotes, el carril por donde pasan los camiones, y se medía en tiras y aflojas con Zubimendi. Su juego era un poco de interior, otro poquito de pivote y otro tanto de mediapunta que llega al área. Así vino el penalti, tras un chut suyo que Sergio Gómez detuvo con unas manos aparatosas e instintivas, pero de instinto asustadizo de juvenil.

El penalti lo tiró Vinicius, en lo que podía ser una recompensa por haberse sacrificado en defensa.

Se deprimió un poco la Real y Mbappé intentó una jugada a lo Ronaldo, desde lejos, con una carrera inalcanzable.

San Sebastián fue donde Mbappé llegó al Madrid. Ya tiene el sitio y el modo.

En esos minutos cuesta abajo, Militao hizo gestos, esos gestos inconfundibles de miedo e introspección cuando hay una rodilla implicada. Cojeó un tiempo y tuvo en vilo al público, aunque no fue sustituido. De todos modos, esos minutos sirvieron para ponernos en la situación de que entrara Vallejo. Se fue aceptando la idea, se fue perdiendo el miedo.

Fueron minutos preambulares en los que Vallejo o Carvajal de central no parecían tanta calamidad.

Del suspense Militao, el suspensao, liberó un instante el segundo gol. Fue una jugada de extremo de Vinicius, quizás la única pura que hizo; se fue del rival y se llevó un pisotón con pocas consecuencias que el VAR vio. Esta vez lo tiró Mbappé, marcó y se cerró la sociedad entre los dos, un duunvirato en el que compartirán asistencias, espacios, goles y penaltis.

Pero algo se vio en Anoeta y fue la importancia que de forma natural ya tiene Mbappé. La acepta Vinicius, humilde, metiéndose en ese 4-5-1 defensivo en el que sólo se destacaba el francés y del que salía en cuanto podía para sumarse a la delantera.

Ellos se repartirán el pastel glorioso y las migajas serán para Endrick, que entró en el 88. El sugus, como le llamó Carvajal, con esa melena que es personalidad a gritos porque no se la hace rasta, ni se la resalta afro, ni le pone tirabuzones, ni se la tiñe... Se ve como una acumulación de potencial.

Fue la noche en que Mbappé se instaló en casa y puso la forma al sofá, y una de las primeras experiencias serias de Güler bregando en el mediocampo, en el patio de la cárcel. Se vislumbró un entendimiento natural con Valverde. Casi una complementariedad. Valverde pone todo, el otro pone la mirada. Hubo ratos en los que la conexión entre ellos, uno por delante, fue directísima y sencilla.

Y fue, no lo olvidemos, la noche en que presentimos a Vallejo. Aprendimos a aceptarlo como posibilidad mientras tratábamos de discernir qué había de raro y qué de trauma en la pisada de Militao. Al final del año seremos expertos en ella.

Autoridad


Cádiz
La Autoridad española (caciquil, por supuesto) a
 José María Pemán


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Mandar, en España, sigue siendo una cosa muy seria.


Aquí, don José, es el amo del pueblo...


Ésta es la frase, según Pemán, que, como una antífona ritual, solían ofrecer los aldeanos sumisos, humildes y cazurros al cacique del distrito. ¡El amo del pueblo! Pemán sostenía que con esta exclamación a modo de pórtico puede elaborarse un buen párrafo tribunicio. Receta: imprecación contra el caciquismo; alusiones históricas a la esclavitud y a los siervos de la gleba; canto a la dignidad humana. Pausa. Buche de agua.


Y para que conste lo seria que sigue siendo la cosa de mandar en España vaya este extracto de la carta que a un mozo de espadas le fue enviada por su Asociación Sindical de Mozos de Espadas y Puntilleros, de reconocido progresismo: “En reunión celebrada en el día (...), la Junta Directiva Nacional de esta Asociación, con el respaldo mayoritario de todos los asistentes a la misma, ha tomado por unanimidad el acuerdo de proceder a la apertura de expediente sancionador contra Ud. como consecuencia de las supuestas afirmaciones vertidas contra el Presidente de esta Asociación en la localidad de Hellín (Albacete) el pasado mes (...) en relación a la actuación e intervención del Sr. Presidente como representante de esta Asociación en la resolución de determinados conflictos laborales acaecidos a lo largo de la temporada (...) Artículo 13 del vigente Reglamento de Régimen Interno: ‘Se considerarán faltas muy graves: b) Falta grave de respeto y consideración a los cargos directivos, o malos tratos de palabra u obra a los mismos, cuando estos se hallaren en el ejercicio de sus funciones.’ Como quiera que esta Junta Directiva entiende que las supuestas afirmaciones vertidas y comprobadas por las manifestaciones realizadas por testigos allí presentes pudieran ser constitutivas de una falta muy grave a tenor de lo anteriormente indicado...”


¿El anarcosindicalismo, fuerza de nacionalidad hispánica?, me dirá alguien asustado –discutía Ernesto Giménez-Caballero–. ¡Sí! ¡El anarcosindicalismo, en cuanto se le saque del vago callejón, confusamente internacional y sin salida en el que se encuentra! Piénsese que la fórmula anarcosindicalista es el refugio más auténtico que ha tomado el catolicismo popular en España. Esa enorme contradicción de ser anárquicos de una parte y sindicalistas por otra parte indica al más ciego la fórmula sustancial del genio popular español: individualista y autoritario. 

Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga

 DOMINGO, 15 DE SEPTIEMBRE


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos:


-¿Quién dice la gente que soy yo?


Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas». Él les preguntó:


-Y vosotros, ¿quién decís que soy?


Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías». Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:


-El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.


Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:


-¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!


Y llamando a la gente y a sus discípulos, y les dijo:


-Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de que le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?


Marcos 8, 27-35

sábado, 14 de septiembre de 2024

Rosina


Jean Cocteau


Ignacio Ruiz Quintano

Abc Cultural


Se va Rosina, que ha sido como el espíritu de la golosina en Arco, ese invento de Juana de Aizpuru al hilo de un tocino de cielo en una velada en Sevilla. ¿No fue el arco un símbolo habitual de la Luna?


Veinticinco años de arte moderno, que son veinticinco años jugando al juego de la geometría, de la sensibilidad y de la pasión que siempre juegan –jugaban– los salvajes, los locos y los niños. Horror. Todos los picassines del foro jugando a la estética de la ruptura. Porque, en arte como en política, los españoles “informados” no han jugado a otra cosa en los últimos veinticinco años que a la estética de la ruptura. Todavía retumba “el chupinazo plástico” –Ullán– de Arzallus a propósito del “Guernica”: “Euskadi se lleva las bombas, y para Madrid, el arte.”


Paz nos puso por arquetipo –arquetipo contradictorio– de esta estética rupturista que luego no rompe con nada a Picasso, en quien se fundieron el pintor, el torero y el saltimbanqui. Picasso, eso sí, sólo tiene otro igual: Lope. Pero ni Lope ni Picasso vinieron jamás a Arco. Y ahora Rosina se va, aunque nos deja, ay, “un contexto”.


¿Un contexto? Explica Castillejo: “En la escritura no escrita el texto está fuera. En la escritura escrita el contexto está fuera.” Fuera de Arco, hoy, sólo está el tabaco. “El veneno del tabaco no existe”, le dijo Cocteau a Ruano. Cocteau fumaba “Gaulois” de paquete azul, que para Ruano era todo un “affiche” sentimental de París. Cocteau fumaba todos los cigarros que podía porque uno debe vivir lo que se pueda vivir haciendo lo que le gusta. “¿Sabe usted, según Picasso, cuáles son los dos únicos grandes inventos de la humanidad?”, repreguntaba Cocteau. “La rueda y el opio.” E improvisaba un prospecto sobre el opio: “El opio es una droga evangélica: hace buenos a los hombres. El opio exalta la bondad.” La bondad de Cocteau era imaginativa: Picasso, según Cocteau, había dejado de fumar opio y sus insultos a España eran amor. “Es un desesperado.” Cocteau tenía su teoría de la desesperación, que iba de la desesperación a la angustia, y de la angustia, a Unamuno.


Amo la violencia española, vuestro amor a la violencia, vuestro amor a la destrucción. Es más hermoso quemar un cuadro que venderlo. El público francés es casi insoportable, porque ante un cuadro se cree que entiende más que el pintor... ¿Sabe usted lo único que el público francés respeta? Al que toca la flauta, porque él no sabe tocar la flauta.


Qué hermosa lección de flauta para Arco, cuando Rosina se va.  

viernes, 13 de septiembre de 2024

Los degenerados


El marqués de Serafín


Ignacio Ruiz Quintano

Abc


En toda sociedad sin graves anomalías, postulaba Ortega hace un siglo ya cumplido, existe siempre “una masa vulgar y una minoría sobresaliente”, y lo que acarrea la decadencia social es que la clases próceres han degenerado y se han convertido íntegramente en masa vulgar. Nacía en España el tabarrón de la ejemplaridad: la ejemplaridad de un gran hombre ha de infundirnos docilidad.


He aquí el mecanismo elemental creador de toda sociedad: la ejemplaridad de unos pocos se articula en la docilidad de otros muchos. El resultado es que el ejemplo cunde y que los inferiores se perfeccionan en el sentido de los mejores.


En España, hoy, sobran dóciles y faltan ejemplares. ¿Por qué? Según Ortega, por el triunfo absoluto del más chabacano aburguesamiento: lo mismo en las clases elevadas que en las ínfimas rigen indiscutidas e indiscutibles “normas de una atroz trivialidad, de un devastador filisteísmo” (del alemán “philister”, que Ortega todo lo tomó de la Selva Negra: “Ortega me tomó por el brazo –cuenta Octavio Paz– y, con una mirada intensa que todavía me conmueve, me dijo: ‘Aprenda el alemán y póngase a pensar. Olvide lo demás’.” En Ortega pensar era una erección, o eso decía él, “y yo todavía pienso”).


Advirtamos, por ejemplo, lo que acontece en las conversaciones españolas. La conversación es un “protofenómeno” (palabro de Goethe), o fenómeno que aclara el misterio de otros muchos.


En Alemania, dice, donde se halle persona de inteligencia egregia, los demás se esfuerzan por estar a su altura, al contrario que en España. “Y es que la burguesía española no admite que existan modos de pensar superiores a los suyos ni que haya hombres de rango intelectual y moral más alto que el que ellos dan a su estólida existencia. De este modo se ha estrechado y rebajado el contenido espiritual del alma española, cuya vida entera parece hecha a la medida de las cabezas y la sensibilidad que usa las señoras burguesas” (¡nuestros liberalios!).


Urge (¡año 21!) remontar la tonalidad ambiente de las conversaciones, del trato social y de las costumbres hasta un grado incompatible con el cerebro de las señoras burguesas.


Que eso parecen, dos marquesonas de las de Serafín, redondas y restregonas como dos gatazos de venta, Maduro, el régulo venezolano, y Monedero, su bufón español, en su chauchau electoral. “No sabía ese chisme”, dice el régulo cuando el bufón le cuchichea que Ayuso fue falangista, “los que fusilaban a los republicanos al amanecer”. (La parte útil del chisme para el régulo hubiera sido el detalle de que en la guerra la dirección falangista cayó al completo, en tanto que la dirección comunista sobrevivió sin bajas). En tanto que bufón masa, la misión de Monedero es seguir a “los mejores”, y el mejor es ese Tirano Fanegas que asegura a su pueblo por TV que “Jesucristo fue palestino, antiimperialista” y que fue “crucificado por el imperio español y las oligarquías”. Cebollez y progreso.


[Viernes, 13 de Septiembre ] 



Sus marquesas