viernes, 30 de septiembre de 2016

Tierra y mar

Carl Schmitt

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

Mathias Döpfner, presidente ejecutivo de Axel Springer, cree que, al liberarse, por el Brexit, de las normas de la Unión Europea (¡esos 170.000 folios de regulaciones para justificar las nóminas de los eurócratas y las panzas de los abogados administrativistas!), la economía británica podría superar a lo que queda de la europea en tres años.

Estamos, pues, en “Tierra y mar”, el libro visionario que Carl Schmitt dedicó en 1942 a su hija Anima.

Schmitt imaginaba Inglaterra como un barco que se aleja de la tierra firme y zarpa a la conquista de los océanos –resume Franco Volpi en su estudio para la edición española.
Como potencia marítima, Inglaterra podía prescindir de todo aquello que para la Europa continental era necesario: la monarquía absoluta, ejército permanente, un sistema de leyes... y, por supuesto, los 170.000 folios de Bruselas.

El pueblo inglés no ha tenido necesidad del Estado y se ha convertido igualmente en una potencia mundial –dice Schmitt a su compañero de paseos–. Fíjate, ¡el pueblo inglés ha optado, contra el Estado, por el mar abierto! Nosotros, en cambio, somos seres que pisamos la tierra. ¡No podemos ni siquiera entender qué significa el mar abierto!
El dominio sobre el mundo con una  forma de existencia marítima es la clave de la historia moderna para Schmitt, que no puede evitar la comparación con Alemania: “Alemania nunca ha sido más que un Estado continental europeo de tamaño medio. ¡Éste es nuestro destino, un destino de ratones de tierra! El ‘Reich’ alemán es ridículo en comparación con el ‘Empire’ inglés”.

Y escribe a su amigo Jünger, destinado en el frente del Cáucaso:

En el final de mi librito se afirma que la historia es un camino que discurre por los cuatro elementos. Ahora estamos en el fuego… Eso que se llama ‘nihilismo’ es la combustión… De las cenizas nacerá después el Fénix, el ave que simboliza el reino del aire.
Como historiador, Schmitt no entrenaba nuestra memoria, sino que exploraba nuestra fantasía.

Viernes, 30 de septiembre

Valle de Esteban

-Para hablar con exactitud, lo que yo entiendo por gobierno republicano es el poder ejecutivo electivo.
Alexis de Tocqueville

jueves, 29 de septiembre de 2016

En Otoño caen las hojas, y en Las Ventas, los Tajirreinas de Pepito Veragua



José Ramón Márquez

Innumerables veces se ha dicho que aquél que quiera conocer España le bastaría con ir a los toros, donde encontrará una perfecta radiografía de la sociedad y de las cuitas nacionales, mucho mejor que los estudios de campo de los sociólogos, de los de las encuestas y de toda esa caterva que explora el alma nacional desde sus zahúrdas. Viene esto a cuento porque hoy, primer festejo de la Feria de Otoño, corrida número 58 de la temporada madrileña, la Plaza de Las Ventas era como el PSOE: un cisco de cosas que poco tienen que ver con la deseable normalidad del día a día, los benhures de la mula actuando de partido bisagra en la obtención de orejas a cambio de la propinilla; el que se va a brindar a Padrós y le hace salir al ruedo, como quien saca a paseo a Felipe González; el que se quita la chaquetilla y se pone a torear en mangas de camisa, para ver a quién convence con el rollo descamisado; el del penco que se pasa de la raya una, dos veces porque le sale de la Ejecutiva; el mono que se aferra al rabo del novillo como Sánchez a la poltrona; el amo del penco que se encara feamente con el tendido, como si dijéramos con la militancia, y ésta de manera harto primaria le lanza almohadillas y se lo afea al otro mono, que nada tenía que ver con el cisco; el que se tira la faena entera a chillidos con el toro, como un tertuliano carrilero, y el toro, ese animal desfallecido como un partido sometido a una sangría de votos en cada elección. Poco más o menos todas esas circunstancias se dieron hoy en la Plaza, y luego habrá quien diga que los toros son un espectáculo aburrido, que el que se aburre es porque quiere.

 Para inaugurar la última Feria de Otoño de los Choperon's Father & Son no se les ocurrió mejor idea que traerse desde Talavera de la Reina una novillada de don José Miguel Arroyo Delgado, conocido cariñosamente como Pepito Veragua, que es una en dos, diríamos: la mitad de esa Ejecutiva está compuesta por  El Tajo, cuyo hierro es un 8, y la otra mitad de la misma es La Reina, cuyo hierro es un 4, la cara de tu retrato. Se conoce que los empresarios se quedaron tan contentos de lo que echó el ganadero en la del 2 de mayo -la de la desencajonada aquélla que no tenía nada que ver con lo que salió por chiqueros- que pensaron en reconocerlo públicamente trayendo en otoño, en este definitivo otoño del Patriarca Choperita, seis juguetones novillos, cuatro del 8 y dos del 4, para que enseñasen a la afición madrileña las diversas maneras en que un bóvido puede demostrar su debilidad, su ausencia de fuerzas, su congénita tontería y las demás señas propias del  neotoro creado para ir y venir y para no dar problemas, que bastantes sinsabores nos da la vida como para aumentarlos con los del toro. La cosa es que, lo repetiremos una vez más, desde el señor Curro Cúchares hasta aquí, no ha habido matadores de toros que hayan tenido brillo como ganaderos (aquí alguno dirá: "¡Falso! ¡Ahí tienes a Manolo González!") y no parece que Pepe Veragua vaya a romper la racha con sus Tajirreina del 8 x 4. Lo que nadie puede negarles a los novilletes era su cromatismo, que eso también es cosa digna de reseñarse, que hubo dos castaños, uno de ellos bragado meano y bocidorado,  dos jaboneros, un negro listón y un colorado ojo de perdiz. El negrito se fue por donde vino tras el pañolazo verde de don Justo Polo y lo sustituyó otro negro de Ave María, que llevaba el hierro de la Mercedes, que fue propiedad del escrupuloso ganadero don Javier Molina (qDg), que a la postre fue el que más pareció un toro de lidia de todo el hatajo de semovientes que salieron por chiqueros.

Para el finiquito de los Tajirreina contrataron a Manolo Vanegas, Pablo Aguado y Rafael Serna, que volvía a Madrid tras el cornadón que le dio en junio uno de Guadaira.

Siempre andamos con la monserga de que no es lo mismo torear que dar pases y es que es verdad, es que no es lo mismo echar la muletilla -o la manta de Béjar- hacia adelante, embarcar la embestida del toro, mandar sobre él, llevarle toreado rompiendo el viaje, rematando atrás y volver a enganchar la embestida, y otra cosa es poner ahí la muleta a ver si el animal se quiere arrancar, sin mirar colocación ni terrenos, y cuando el bicho se viene porque le da la gana, ponerle el trapo delante hasta donde llegue el brazo, que el toro va y viene suelto por donde le parece y casi se va dando los pases él mismo, si es lo suficientemente bobalicón y falto de intención. 

Pues para abreviar podemos decir que ése ha sido el registro en el que se han  movido los tres aspirantes a matador que hoy hicieron el paseíllo a las seis menos veintitrés minutos de la tarde. Vanegas en su primero ha puesto un saco de vulgaridad y de tedio en un trasteo largo y sin objetivos, y en su segundo, inicio rabioso de novillero, más de lo mismo. Pablo Aguado en el bobalicón segundo se ha hinchado a poner la muleta para que el toro hiciese con ella lo que quisiera, pases y más pases sin tasa y sin nada que explicar, y en su segundo, el sobrero de Ave María, que tenía que torear, ha demostrado que no está en condiciones de vérselas de manera solvente con un toro que no sea una mona. El hecho de que en sus dos faenas cada cite haya sido puntuado con un bramido ¡Eh!, ¡Oh!, ¡Tor,,,! ¡Ven! ¡Eh! incomodaba tanto a la afición como, imaginamos, a los propios novillos. Y Rafael Serna se atascó con sus dos novillos, si bien es verdad que acaso el más parado de la tarde haya sido su segundo.

Ángel Gómez puso las banderillas con guapeza y torería al segundo y José Ney Zambrano picó al cuarto con gracia de buen piquero y buen jinete.

Guapos

 Esnáider en Córdoba

Durán, el de andaluza lanzada

Francisco Javier Gómez Izquierdo

     ¡Qué hartura de Sánchez, oiga! Andaba uno ayer por las galerías de la mina y no hubo descanso para el hombre. Que si dicen esto, que si lo otro, que si ya está acorralado. Alguien dijo que uno de los que le tenía rodeado era el cordobés Durán. “Estaba moribundo, pero con Durán de enemigo ya está muerto, porque Durán se apunta siempre con los que van a mandar”.

Ya en casa, y después del Atleti-Bayern, me pongo al día y confirmo que aún quedan sentimentales, no sólo románticas de género femenino, que creen que los guapos como Pedro Sánchez son siempre  los buenos.

     La semana empezó con Esnáider, al que mi doña le tenía por el más guapo del Real Madrid y de todo el fútbol mundial cuando Esnáider gastaba aquella mirada tan fiera y aquellos goles tan poco plásticos. Juan Eduardo Esnáider se metió luego a entrenador como si sus prácticas en el área valieran para el conocimiento de las variantes tácticas y estratégicas indispensables para la dirección técnica de un club profesional de fútbol. Lo vi entrenar y me daba “cosa” tanta ridiculez apolillada de la que ya di cuenta hace tres años en Salmonetes...  Futbolistas veteranos se miraban, agachaban la cabeza y callaban.... y ¡claro está!, el domingo no ganaban. Creo que de los diez partidos que dirigió Esnaider, se ganó uno en Chapín a un Xerez que desaparecía a base de goleadas. De cómo las directivas contratan a entrenadores como Esnáider uno no tiene explicación, la verdad. “Quiero un despacho, una ducha para mi solo...” escuchábamos perplejos en su presentación.

    Paco Jémez, como Esnáider, también gastó salvaje melena de futbolista y comenzó a entrenar en serio en Córdoba, alopécico y cabezota. Paco tiene bastantes más conocimientos futbolísticos que Esnaider y verlo entrenar puede hasta ser un espectáculo grato al aficionado, pero su apostura de galán rompedor de escaparates es menester que la sujete y la pinte de realidad. Se lo hemos dicho (aprecio mucho a Paco) aquí hace poco y no veo oportuno insistir en lo ya puesto.
    
La supervivencia en el fútbol de estos dos guapos creo que está garantizada en el caso de Paco. No tanto en el de Esnáider -¡hay que verlo entrenar para ver que no exagero!-, al que escuché defender sus métodos con la patética bravura de este Pedro Sánchez que nos ha tocado padecer a todos los españoles. Así como Esnáider no se ha enterado de que el mundo del fútbol está pendiente de tíos que hasta pueden ser feos como Ribéry, o su ex-compañero Simeone, que enseña un juego hosco que  enreda hasta atraparte y liquidarte y no del Getafe y sus margaritas, este Pedro sigue manteniendo que democracia es hablar y escuchar con aquél que a él le de la real gana como primera lección de sus clases magistrales. Y mientras, ¿que hacemos con España? A España que le den...
    
Mientras seguía el sacrificio de Sánchez, se jugaban esos innecesarios partidos de Champions que sólo sirven para entretenernos y para que los equipos buenos, no necesariamente guapos, vayan recaudando para pagar a sus estrellas. La belleza en Champions siguen estando en el Real Madrid,  Barça y Bayern.  Al Bayern ha llegado un entrenador de guapura decadente, acostumbrado a un buen vivir digno de ser bendecido, alabado y envidiado y que no suele traer buenas consecuencias, pero el Bayern sigue siendo el Bayern. Al trío sumo al Atleti, con ese competir insólito y casi inhumano y puede que al PSG si aprende a entender al gran Émery. ¿Y el City? El City, con el guapo futbolístico por antonomasia, no lo acabo de ver, pero “fútbol es fútbol”. 

La estocada


Ignacio Ruiz Quintano

Abc

    Donald Trump y Clinton Hillary son dos rubios falsos: falso por fuera, Trump, que es empresario, y falsa por dentro Hillary, que es abogado, y ahí está el chiste con que Reagan amenizó su nombramiento de Edward Meese como secretario de Justicia:
  
Un día hizo tanto frío en Nueva York que hasta los abogados llevaban las manos en sus propios bolsillos.
  
Todo eran risas en el plató hasta que Trump pegó la gran estocada, el “arcanum” que resume el mandato de Obama:

    –Nos hemos convertido en un país tercermundista.
  
Estaba Hillary con su chismografía de los Costus, presumiendo de marido, ay, y prometiendo “plantar cara a cualquier abusón, en casa o fuera” (¿a Bill y sus becarias y a Trump y sus mises?), y se oyó lo que el “establishment” por nada del mundo quiere oír: “tercermundismo americano”. O “Tiers Monde”, que tiene el “chic” de lo francés.

    Descrito por Scruton, el tercermundismo lo inventó un economista, cómo no, en 1952, como filosofía sistemática de excusas para la conducta criminal de los regímenes poscoloniales. Todos los expertos en economía del desarrollo se fueron por el mundo a predicar el tercermundismo. Los pobres no necesitaban leyes, sino dinero. El gasto es libertad: con él, uno deja de ser esclavo y accede momentáneamente a la posición de señor.

    Para el tercermundismo, la culpa, en fin, de la pobreza es la riqueza.

    A Trump, por ser empresario, la prensa socialdemócrata (el “establishment”) lo llama “magnate” y “millonario” como baldón, porque para la socialdemocracia el dinero “sano” no es el que se gana, sino el que se expropia. Tercermundismo, como versión posmoderna de la fábula de la hormiga y la cigarra, es elogiar a Montoro y denostar a Amancio Ortega.

    –Somos el policía del mundo y aquí no paga nadie –dice el empresario que pide “ley y orden” a una abogada que culpa a la raza blanca de todos los males de América.

    Es la voz de uno que echa cuentas en un “tercermundo” de ruido. Y a ver quién lo escucha.

Historia de Suna



 Alles ist aus dem Wasser entsprungen
 alles wird durch das Wasser erhalten
 Ozean gönn' uns dein ewiges Walten
Fausto

Jueves, 29 de septiembre

Valle de Esteban

-Por lo general (Luis Felipe) era un diluvio de lugares comunes enhebrados con gestos falsos y exagerados, en un gran esfuerzo por parecer emocionado, y con grandes golpes de pecho.
Alexis de Tocqueville

miércoles, 28 de septiembre de 2016

El debate

Clint Eastwood

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    La diferencia entre Trump y Clinton es la que hay entre Clint Eastwood, que apoya a Trump, y... Banderas, que apoya a Clinton, que son dos, Bill y Hillary, aunque la que se presentó al debate fue Hillary, que parecía John Carlin vestido de cardenal.

    –Para no morir ahorcado, el mayor ladrón de España se vistió de colorado –decía una coplilla del duque de Lerma, que se hizo con el capelo cardenalicio al dejar de ser valido.

    Los Clinton constituyen una SL matrimonial en la que el 51 por 100 lo tiene ahora Hillary. Ellos son el Partido Demócrata, que es el “establishment”. Los medios de comunicación son su propaganda, los dispensadores de alfalfa socialdemócrata, como acreditó Lester Holt, el impresentable presentador del debate, que concluyó con una pregunta tercermundista planteada como trampa saducea para Trump: “¿Aceptarán el resultado de las elecciones?” A lo que Trump podía haber respondido: “Si el que cuenta los votos es usted, no”.

    Trump posee dos cosas fuera del alcance del periodista contemporáneo: dinero y libertad de expresión. Esto lo convierte para los plumillas en un monstruo, que en el catecismo socialdemócrata se dice populista o fascista. En eso, los periodistas son hegelianos: lo real es lo racional, es decir, el que manda es el bueno, y aquí mandan los Clinton, que son como los Kirchner de Arkansas.

    En el debate, todo el odio de Hillary a su marido, que siendo presidente consiguió que se hablara de la Casa Blanca como de la de Hugh Hefner, lo proyectó contra Trump. “¡Le gustan las misses!”, acusó Hillary, en plan Paquita la del Barrio. “Menos que a su marido las becarias a sus órdenes”, pudo contestar Trump, de ser el Gil que ven en él nuestros tertulianos cuando se postulan de finos analistas.

    Pobre Trump, que sólo será el chivo expiatorio de la ruina (comparable a la de Septimio Severo) que deja en herencia el huero, chirle y hebén Obama, que ya se ve jugando al golf en Cayo Largo con Bergoglio, los Castro y el ayatolá.

Hoc Est Enim Corpus Meum

La Koré de los ojos almendrados
Hacia 510 a.C.

Jean Palette-Cazajus

(Primera Parte, el Desnudo)

La necedad y la ceguera de las reacciones “tolerantes” y “comprensivas” frente al esperpento del oscurantismo indumentario, ocultaron en el fondo una renuncia mucho más esencial. Nos dieron ocasión de  comprobar cuan numerosos son quienes parecen haber olvidado el  protagonismo medular del cuerpo humano en la historia de Occidente. Hablo de su excepcional visibilidad, desnudo, en el arte y el pensamiento. El cuerpo del hombre y el cuerpo de la mujer. Para calificar un estado ambiguo y siempre interrogante hemos venido usando dos palabras casi excluyentes: desnudez y desnudo. Es probable que la primera no existiría sin el cristianismo. Nos la legó el episodio fundacional descrito en Génesis 3:7 : «Y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos». La “desnudez”, literal y metafóricamente, expresa la vergüenza y el pecado y connota situaciones de carencia y desamparo. En cuanto al “desnudo”, no existiría sin los griegos y participa de la fundación de nuestra armazón ética y filosófica.

Cánones de Policleto y Lisipo

El desnudo entre los griegos fue al principio exclusivamente masculino. En la estatuaria arcaica, a partir del siglo VII a.C,  los «kuroi», los mozuelos, son desnudos, mientras las muchachas, las «korai», seguirán vestidas hasta casi finales del siglo V a.C. Cuando, hacia mediados del mismo siglo, Protágoras enuncia que «el hombre es la medida de todas las cosas», pone palabras a una representación inimaginable hasta entonces y que permanecerá inimaginable para el resto de las culturas. El desnudo humano acompaña e ilustra la elaboración de los grandes conceptos por los presocráticos y les confiere concreción visual. El Ser, Einai; la Esencia, Ousìa; la Verdad, Aletheia. Seguidamente, Platón (427- 347 a. C.) definirá lo Bello, Tó Kalón,  como la única categoría de Ideal asequible a la experiencia de los sentidos, y Tó Eidós designará la forma-idea, la que se abre a la intelección. Ambas palabras hacían implícita referencia al valor modélico del cuerpo humano. Es decir que el desnudo ideal se convierte en un arquetipo que compite con el aura de la divinidad. 550 años después de Platón,  Plotino insiste: «Hay en la naturaleza un Logos que es el modelo de la belleza que hay en el cuerpo». En la «Crítica del Juicio»,  Kant proclama que no hay mayor ideal de belleza que el de la forma humana. Y algunos decenios más tarde Schelling vuelve a las raíces: «la forma humana es la expresión del alma y de la razón».

El hombre de Vitruvio y el número aúreo

Son conceptos que han sido fundamentales hasta hoy para nuestra estructuración intelectual. Pero conceptos desconocidos en el resto de las culturas. Olvidémonos de las cacareadas estatuillas de los templos hindúes que sólo cumplen un funcionalismo erótico. Tan importante cultura como la tradicional china ignoró, por su parte, el concepto del Ser como desconoció los de Individuo y de Sujeto. Tampoco llegó a pensar la categoría de la Libertad y eligió otra sabiduría, la de lo indefinido, del fluir de las generaciones y de la permanencia jerárquica bajo la Ley del Cielo. En su obra, densa y sutil, que confronta Occidente con Oriente, el filósofo y sinólogo François Jullien explicó por qué era imposible la aparición del desnudo en el contexto del Imperio del Medio. Lo que los chinos eligieron no pensar, el textualismo musulmán prefirió olvidarlo muy pronto, mientras el Cristianismo mantuvo con las categorías griegas una eterna relación de amor-odio. Cuál hubiese sido nuestro destino si los Doctores de la Iglesia, al optar por el crucificado de Antioquía contra el de Jerusalén, no hubiesen instalado encima de los altares un desnudo doliente que, al hilo del Renacimiento, volvería a parecerse cada vez más al canon griego; si los purpurados postridentinos hubiesen logrado imponer más rotundamente la ideología de la hoja de parra; si el Renacimiento se hubiese quedado en un paréntesis finalmente olvidado... Es probable que algo parecido al tétrico burkini fuese hoy el traje de baño oficial de la Cristiandad y de la poscristiandad.

Picasso
Mujer desnuda reclinada
1932
Revelación del Ideal a través de la Forma, epifanía del Logos, el cuerpo humano desnudo se convirtió en un canon de referencia que   vino a confundirse definitivamente con el mundo del número y de la proporción. Nos acordamos del famoso canon de Policleto y de Durero, que llevó al extremo la matematización de las proporciones humanas. De Leon Battista Alberti que teorizó, en Florencia, una belleza conforme a “unas determinaciones de número, de proporcionalidad y de orden” acorde con “la ley absoluta y soberana de la naturaleza”. De Leonardo, lector de Vitruvio y redescubriendo que el hombre es medida y medición de todas las cosas empezando por sí mismo: “cuatro dedos hacen una palma, y cuatro palmas hacen un pie, seis palmas hacen un codo, cuatro codos hacen la altura del hombre. Y cuatro codos hacen un doble paso, y veinticuatro palmas hacen un hombre”. En ese momento iniciamos el camino hacia la constitución de una ciencia objetiva de la naturaleza basada en la necesidad y la universalidad de sus leyes.

Del desnudo humano brotaron así la vocación de conocimiento y los prolegómenos del espíritu científico moderno. Los únicos y bastos cuerpos desnudos que aparecían en en las tablas medievales pertenecían a los condenados, en las figuraciones del  Juicio Final. El retorno renacentista de la grandeza del desnudo es inseparable de las primeras disecciones de cadáveres. Solo el conocimiento experimental de la anatomía propiciará la aparición de Leonardo y Miguel Angel y permitirá la construcción de desnudos armónicos y sublimes. No existe símbolo más fuerte del nuevo antropocentrismo moderno y de la nueva fe en el conocimiento del hombre por el hombre. Se establece una frontera entre autonomía del saber y heteronomía de la creencia, entre los viejos tiempos de la respuesta heterónoma y la nueva era de la pregunta autónoma.

Tiziano (h. 1515)
Amor sacro y amor profano

El canon de belleza corporal, desde Policleto al Renacimiento, fue el masculino. Sin embargo, el desnudo se irá feminizando cada vez más al hilo de los siglos. Evolución capital que se articula en la compleja relación entre las dos nociones fundamentales, la Desnudez y el Desnudo, que hemos separado arbitrariamente para mejor comprensión. Si la ocultación física y social del cuerpo femenino nunca fue preceptiva en el Cristianismo, ni alcanzó los niveles de radicalidad del Islam, no es menos cierto que rigió entre nosotros hasta no hace más de dos o tres generaciones. Todo desnudo femenino conlleva así históricamente la huella primordial de una efracción. La dimensión erótica del desnudo femenino depende de su proporción de desnudez. La desnudez es la que incita a un erotismo siempre latente que el desnudo se encarga de paralizar para recuperar su patente vocación de ideal y de esencia.

 Quien contempla el cuadro del joven Tiziano, titulado “Amor sacro y Amor profano”,  pronto entiende que el hermoso desnudo solo puede “encarnar”el Amor sacro. La Verdad ha sido especialmente metaforizada entre nosotros como “desnuda” y como “desvelada”.  A la izquierda del cuadro de Botticelli titulado “La Calumnia de Apeles”, la Verdad, rubia, grácil y ascensional, señala el cielo de las ideas mientras a su lado el remordimiento se pudre entre salafistas cortinas negras. Las palabras que designan nuestras grandes categorías de valores son todas femeninas como lo son sus representaciones alegóricas. La Verdad, la Justicia, La Libertad, la Nación, la República... Todas suelen recurrir al desnudo, ninguna a un erotismo de la desnudez aquí impensable. Para entender tan llamativa feminización sin duda habría que remontarse a las primigenias raíces corpóreas de una semántica de las emociones. Las que el gran neurocientífico Antonio Damasio mostró ser, en “El Error de Descartes”, inseparables acompañantes de nuestros conceptos más abstractos. Con el academicismo del siglo XIX el desnudo femenino derivará hacia la casi exclusiva desnudez. Con la abstracción, en cambio, desaparece la desnudez, poco o nada queda del cuerpo, y corre el riesgo de desaparecer de nuestras memorias el mensaje ontológico del desnudo femenino, el que habla el idioma primordial del deseo y del milagro de existir. El desnudo nos recuerda siempre que la aparición y la perpetuación de un mundo antropocentrado y autopoiético solo fueron posibles gracias a  la previa autonomía de los cuerpos.

Botticelli
La Verdad y el remordimiento
1495
 El antropocentrismo revelado por el desnudo nos habla de un mundo lleno, insaciable de nuevas imágenes, sin duda febrilizado por el exceso de significaciones. Resulta inmenso entonces el contraste con el vertiginoso vacío que rodea el mundo de enfrente, el antimundo basado en el teocentrismo somatófobo. Éste actúa como los agujeros negros tan caros a los astrofísicos. En el fondo del agujero es tan desaforada la concentración de la masa teocéntrica que su campo gravitacional traga despiadadamente toda la luz,  todos los cuerpos, particularmente femeninos, y toda actividad cerebral procedentes de su perímetro. Donde no hay representación de los cuerpos, la imaginación vegeta, la mirada se marchita. Del desierto de los sentidos surgen, en un mismo impulso, la iconoclastia y la “ginecoclastia”. Con la invisibilización de la mujer se esteriliza la vida social y germina la semilla de la obcecación. Las sociedades vuelven a ser hirsutas, clánicas y vegetan desquiciadas por la frustración, exasperadas por el odio.

 Afrodita agachada
El acmé del genio griego

Miércoles, 28 de septiembre

Valle de Esteban

-Que tal hombre (Luis Napoleón), después de haber gobernado a Francia durante cuatro años, pudiera reintegrarse a la vida privada, me parecía muy dudoso.
Alxis de Tocqueville

Génesis de la Gran Mentira (En un principio todos fueron Cocineros. Todos.)






Pero un grupo se desprendió y salió a conocer el mundo, y tal vez por error (y por qué no, por necesidad), se dieron cuenta que mezclando varias cocinas de otras culturas dejabas de ser cocinero y pasabas a ser Chef . Ese fue su invento, comenzaron a vender esa mentira y el público compró. Mis amigos se acababan de convertir en artistas.

Una verdadera obra maestra de Marketing que derivó en medios gráficos, escuelas de cocina, canales de Televisión, y hasta en cursos que te permiten reconocer un buen té negro. Ridiculeces.

Ser cocinero es un oficio que se aprende con los años en una cocina de verdad, no pagando mensualmente una pequeña fortuna por un título en un cuadro, que va a servir de nada cuando te pares al frente de tipos como Damián Villafañe, Raúl Sanchez o El Gallo Narvallo, cocineros de raza que ganan todas las discusiones.

Entendelo pibe: las Escuelas de Cocina te roban, te dicen que van a formar en Vos un Artista, que no debes trabajar, que para eso están los ayudantes, y es mentira, pura mentira.

Les mostramos al "HONORIS CAUSA" Catalán, que comparan su genio con Salvador Dalí, Pablo Picasso, Joan Miró y Luis Buñuel.


Simón Casas toma Madrid

 Simón al acecho

 Simón triunfador
(La foto, extraída de la edición digital de Midi Libre habla por sí misma.
 Un encendido Simón Casas le dedica un corte de mangas al público que le increpaba
 por exigir al presidente la concesión de una oreja a Daniel Luque en el coso de Nimes)

Feijóo

  
 El rey don Sebastián

Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Hay un “dictum” de Heidegger que Rajoy habrá leído en el “Marca” y que dice que “sólo un dios puede salvarnos”. No sé yo si para Rajoy, que no reconocerá otro dios que Álvaro Pino, uno que peleaba a Perico Delgado los puertos de montaña, pero para el partido ese “dios” es hoy Feijóo, que conserva brillantemente la cabeza de puente del charrán (la golondrina del mar) en Galicia.
    
Como de Calvo-Sotelo, un gallego, dijo otro gallego, Fernández Flórez, en los campos de España, muchos girasoles vuelve hacia él su corola radiada de esperanzas.

    –Se habla de él, se confía en él, se supone que si él estuviese
    
Y es que ahora, como entonces, la revolución tampoco ha traído ningún hombre nuevo (“llegaron apenas ciertos energúmenos que creen que cambiar un régimen requiere los mismos procedimientos que deshacer una romería”), salvo que por hombre nuevo tomemos a Martiño, el alcalde compostelano que llegó al cargo en plena “rave” de Tsipras con parpusa y una cogitación de c… para los santiagueses, resumida en la frase “la pelea de Grecia (pedir prestado, se entiende) es mi pelea”.

    En cuanto a los correligionarios de Pepiño Blanco, todo es aún un poquito peor (más para los correligionarios que para Pepiño Blanco):

    –Lo que había de malo se conserva, y se han añadido dolores nuevos.
    
¿Y qué decir del parche Sor Virginia contra la corrupción que ofrecía Ciudadanos? En Vascongadas, con el hálito savaterino, han perdido el escaño-verso suelto de Rosa Díez, y en Galicia, con una candidata educada para la democracia en las madrasas trotskistas de la LCR, los votantes han visto pasar el Jugo de Naranja (así llamaban los juanistas a Carlos Hugo, en vez de Hugo de Orange) tan flipados como Rafael Dieste (“¡Que non hai inferno, que o dixo Rafael!”) el paso de una niña y una vaca (inocencia y mansedumbre) una tarde en Rianxo.
    
Feijóo, pues, se convierte en nuestro rey don Sebastián.
    
Ése era el hombre. ¡Si estuviese aquí…!
    
Miedo me da. Por él, claro.

Martes, 27 de septiembre

 Valle de Esteban

-Vi a gentes que nos mostraban el puño, llamándonos funcionarios suyos.
Alexis de Tocqueville

Felicidades a Oti


Manic depression, down to my soul I don't know how but I get it


lunes, 26 de septiembre de 2016

El ajedrez de Zidane


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Zidane llegó donde está desdeñando las aperturas, pero dominando los fines de partida. Como Capablanca.
    
El ajedrez –dijo Richard Burton (el orientalista, no el multimarido de Lyz Taylor)– es un juego erótico: todo consiste en poner horizontal a la reina.
    
Para poner horizontal a la reina en los fines de partida, Zidane contaba con Cristiano, el novio perfecto, y Sergio Ramos, el novio de la muerte, generalmente en el tiempo cumplido, pero en Las Palmas a Zidane se le fue la mano y prescindió de Cristiano para el arreón final, y empató, que en la Liga es perder.

    La Liga es competición de ejército regular, mientras que las copas, incluida la de Europa, son competiciones para partisanos. En el Madrid de Zidane la estructura de ejército regular sólo la da Casemiro, sin cuya presencia el equipo se echa a perder como una mahonesa en día de nublo. Es lo que hay: si los haces correr, te echan, pero si los dejas en paz, sólo ganarán los partidos que mejor les vengan.

    En el mismo día, Zidane sienta a Cristiano y empata con el Las Palmas; Mourinho sienta a Rooney y golea al Leicester City. He aquí un tema para un artículo de fondo sobre flores con los tópicos más crujientes.

    El piperío, que es así de consistente, aprueba que Zidane sentara a Cristiano Ronaldo, y, sin embargo, no condena que mantuviera a Sergio Ramos, que siempre entra al campo como el Mejor Central de la Historia, se va al descanso como el Mejor Central del Mundo y acaba el partido, en luminosa imagen de Hughes, como Canelita, el falso miliciano de Kappa, que también era falso, y escribimos Kappa porque Capa sólo hay uno, que es don José Raúl Capablanca y Graupera, y eso que a Ramos vino una vez a verlo en Madrid el noruego Magnus Carlsen, campeón del mundo, que hizo el saque de honor en el Bernabéu y se declaró fan… de Sergio Ramos, a quien explicaría que darle jaque mate al rey opuesto en ajedrez equivale a castrarlo y devorarlo, “haciéndose los dos uno solo en un ritual de homosexualismo simbólico y comunión canibalística”, según la teoría “freudulenta” (el adjetivo es de Cabrera Infante) de un orate progresista de nuestra Segunda República Félix Martí Ibáñez.

    Las tablas de Las Palmas, unidas a las de Madrid con el Villarreal, amurrian el ánimo liguero del pipero, que empieza a interiorizar el antiguo lema del lúser culé, “aquest any tampoc”, fatalismo que se acentúa al comprobar que la baja de Casemiro en el Madrid es más decisiva que la de Messi en el Barcelona, con quien Luis Enrique, el holograma de Tassotti, puede presentarse en Gijón y pintarle la cara al “Pitu” Abelardo, el Argos del bolcheviquismo astur.
    
En Portugal, país bastante más culto que España, han tirado de Ariosto para jugar con el cabreo canario de Cristiano, titulando “Ronaldo furioso”:

    –Las damas, héroes, armas y decoros, / amor y audaces obras ahora canto / del tiempo aquel en que cruzaron moros / de África el mar, y a Francia dieron llanto.
    
Capa (José Raúl, el maestro de ajedrez, no Robert, el retratista de milicianos) siempre sintió antipatía, según Cabrera Infante, por los que no saben jugar al ajedrez:

    –Es tan melancólico –razonaba él– como un hombre que nunca haya tenido relaciones con una mujer que no sea su madre.


LA DEFENSA DEL MADRID

    Sale al mercado otro libro sobre Mourinho, personaje del que casi se ha escrito ya tanto como de Manuel Rodríguez Manolete: sus manías, sus dichos, sus broncas, sus desmayos. Y hasta un chisme según el cual Flóper le habría invitado a venir a Madrid justo antes de llamar a Benítez y para hacer lo que en la jerga taurina se denomina “limpieza de corrales”, que había de incluir prácticamente a toda la línea defensiva, línea que en el Madrid, históricamente, siempre ha sido más fuerte en el vestuario que en el césped. Mourinho viene a ser como el Thomas Bernhard (que, por cierto, siempre amó más Portugal que Austria) del fútbol, un fox terrier de pelo duro en medio del muermo socialdemócrata que no nos deja respirar.

Cuatro del Conde de la Maza, de aquella manera, y una purrela de estafermos

José Ramón Márquez

Hoy sí que nos las prometíamos felices con la corrida del Conde de la Maza. Ya se sabe que en esto de los toros se vive mucho de las ilusiones que te haces, más que de los resultados, y la verdad es que el paladeo de esas ilusiones, mientras duraron,  ya no hay quien te las quite por más que luego te aplaste la inmisericorde realidad. O sea, que cuando te vas a la taquilla por la mañana y ves ahí la L y la M y la corona y los colores encarnado y negro te compras la entrada con un gustillo que no asoma cuando lo que ves es, pongamos por caso, las marcas ganaderas de Garcigrande o del Cuvillo. Por si alguno no se ha enterado, hoy en Madrid había anunciada una corrida de toros de los Herederos del Conde de la Maza, con la que veníamos fantaseando desde que se anunció hace casi un mes. Luego, lo que en realidad hemos tenido ha sido un informal concurso o pasarela de ganaderías porque, además de los que figuraban en el cartel, han salido animales de El Risco, El Cortijillo y del Conde de Cabral.

Llama la atención que en estos tiempos en que toda la información fluye de manera vertiginosa por tantos medios siga habiendo ese agujero negro que son los corrales de Las Ventas, cuya seña de identidad es la más neta opacidad. A mediodía nos enteramos de que se han rechazado dos toros del Conde y de que los han sustituido por dos Torrestrella de El Risco, ganadería de la Unión. Nada sabemos sobre qué es lo que la ciencia veterinaria apreció en los dos expulsados y a nadie se le ocurre abrir un Portal de la Transparencia Veterinaria Venteña en el que los profesores que desempeñan su labor en el análisis de los animales puedan explicar a la afición qué diablos les pasaba a los dos toros rechazados. Lo digo en este caso particular porque precisamente el atractivo mayor de la tarde era la ganadería y sienta bastante mal que te quiten casi la mitad de los toros sin más explicación. Acaso, viendo las hechuras tan anovilladas del primero de la tarde, Draculero, número 42, la cosa fuese por lo de la conformación zootécnica, esa jaculatoria que siempre usan los veterinarios en Sevilla contra Victorino para sacar pecho a su costa y obligarle a traer un toro más.

Los cuatro del Conde, lidiados al principio de la corrida, han salido poco parejos y, lo que es peor, blandos. La verdad es que esperábamos toros de más poder, de más  hondura y de más presencia, acorde a su origen Villamarta, que quedaba acreditado perfectamente por las capas, castaño, negro mulato o negro listón y por las inconfundibles cabezas, astiblancas y bien desarrolladas. El primero, como se dijo antes, fue un  toro de escasa presencia, tapada algo por la cabeza, que si derribó al picador Francisco Plazas fue sólo porque agarró muy mal el puyazo dejando que el toro se fuese a los pechos del aleluya. En el primer encuentro estuvo a punto y en el segundo hizo lo mismo y fue al suelo. El segundo de los del Conde, Milanero, número 60, acudió al caballo cuando quiso y se paró en la muleta. El tercero, Cocinosito, número 4, no regaló nada a su matador, fue un toro manso, exigente y serio frente al cual nos hubiese gustado ver a algún torero mucho más placeado, sin que esto sea un desdoro para la actuación de Alberto Lamelas, como luego se dirá. El cuarto y último de los del Conde, Limpio, número 24, fue un toro muy complicado, muy mirón y muy certero: lanzó un derrote limpísimo al gemelo de Rubén Pinar al inicio del trasteo de muleta; parecía que se había trompicado el toreo, y sólo él se enteró de que llevaba el puntazo, hasta que comenzó a aflorar la sangre. Toro muy difícil este Limpio, fue el que estuvo más en la línea de lo que habíamos venido a ver. Los dos estafermos de El Risco vinieron, se dieron unas vueltas por la Plaza declarando de manera patente sus problemas motrices y en seguida pasaron a ser pastoreados por los bueyes de Florito, volviendo a la oscuridad de los chiqueros a recibir la muerte que merecían. En su lugar salieron uno de El Cortijillo, Musiquero, número 41, colorado chorreado, estrecho de sienes y de pésimas intenciones que buscaba el pecho del torero como un minero busca oro con su batea, y otro del Conde de Cabral toro muy fino, descarado y de bonitas hechuras que atendía por Caldereta, número 14 que se paró lo suyo en el último tercio.

El saldo ganadero que se acaba de reseñar fue despachado por Rubén Pinar, Alberto Lamelas y Sergio Serrano, que venía a confirmar la alternativa que le dio Antonio Ferrera en la Feria de Albacete de 2009. Dos, seis y cuatro actuaciones es el bagaje que aportaban respectivamente los tres matadores en la temporada del año pasado.

Rubén Pinar no se llegó a confiar en ningún momento. A su primero le recibió de muleta como se recibe a alguien a quien odias: tundiéndole por bajo se lo sacó hasta el tercio y allí el animal se paró. No es extraño. En ese toro tiró líneas, buscó la distancia más próxima y no se cruzó ni una vez. En su segundo ocurrió lo que se dijo antes del puntazo en la corva. Pinar dio la sensación de que en todo momento estaba cogido, hasta que el toro lo volteó estando el torero descubierto: el toro le ve en medio del pase y le caza sin más miramientos. Saludó una ovación de las de 'pecunia doloris' y atravesó el ruedo con su cuadrilla hacia donde Padrós para rebañar unos aplausillos, cuando lo suyo es que hubiese marchado a la enfermería por el callejón, como siempre se ha hecho.
 
Alberto Lamelas hizo dos esfuerzos notables en esta tarde en cada uno de sus toros. En el mansurrón colorado que hizo tercero estuvo porfiando, sobando al bicho aguantando lo suyo ante una prenda que ignoraba la declinación del verbo humillar. A este le robó literalmente una desgarrada serie de naturales: quedándose en el sitio,  sin rectificar, echándole la muleta al hocico y dando el medio pecho sacó tres y uno de pecho que ha sido lo mejor de todo el septiembre taurino de Las Ventas. En su segundo, que literalmente le quería arrancar el corazón de cuajo, se plantó firme y torero y en vez de abreviar con el estoque se esforzó en justificar su papel aguantando las tarascadas del Cortijillo con hombría y firmeza y recibiendo un volteretón sin consecuencias. Faena de entrega, sin el lucimiento amanerado de eso del arte, hecha de valor y de entereza. Deja buen cartel.

Lo mejor de Sergio Serrano fue el saludo por verónicas a su segundo, lances mecidos, ganando un pasito, trayendo al toro toreado y rematando con la media. Recibió sinceros aplausos. En su primero, toro muy protestado, no dijo nada en un trasteo muy largo con obsequio presidencial de minutos extra antes del aviso. Su segundo acaso era para haber aprovechado las diez o doce embestidas sinceras que el animal tenía antes de pararse. En este segundo presentó el torero unos modos más reposados que en su primero.

Lunes, 26 de septiembre


-Habían vuelto a los viejos usos del 92. Se llamaba a las gentes "ciudadanos", y se las saludaba "con fraternidad". Yo nunca quise adornarme con aquellas prendas revolucionarias.
Alexis de Tocqueville

domingo, 25 de septiembre de 2016

Córdoba, 2; Gimnástico de Tarragona, 0


Francisco Javier Gómez Izquierdo

      El aficionado escucha a un nota decir que fulanito marcó el gol que dio la liga al Flamurtari en la liga albanesa del año 2001 y es lógico que no se atreva a discutirle nada de lo que diga el sabio. Hay periodistas que saben mucho de fútbol. Una jartá, pero eso no quiere decir que entiendan de fútbol, porque el fútbol se contempla desde una subjetividad para mí harto traicionera.

     En 2ª división, por ejemplo. Llevamos un sexto de liga y aún no he visto un equipo digamos fiable. Tanto del Levante, la plantilla más cara con ese Campaña por el que tengo debilidad,que pasó por Córdoba como una sombra; como de mi equipo, el Córdoba, veo escritos demasiados adjetivos bonitos que no creo que se correspondan con la realidad. Una realidad, ya se sabe, mudable ante dos derrotas seguidas. Fíjense, de momento me quedo con el Lugo, a pesar de sus extravagancias en defensa.

    Ayer vino el Gimnástico de Tarragona, una plantilla corta y casi, casi de saldo. Los laterales, Mossa y Kakabadze, un desconocido, se las ven y se las desean para corregir la lentitud de los veteranos Lopo y Bouzón, desbordados por un Rodri que al final va a tener el año. El delantero centro Rodri hará unas cinco temporadas, cuando aún no tenía veinte, se salió en el Sevilla, hasta tal punto que se lo llevó el Barça. Tuvo una o dos lesiones morrocotudas y el Barça lo iba cediendo por Europa y hasta a Zaragoza y Almería sin que acabara de recordarnos lo que prometía. Como aún es joven, 26 años, no me pareció mal fichaje, teniendo en cuenta que venía prácticamente gratis. Cuatro goles lleva ya y yo no entiendo de fútbol, pero creo en las rachas de los goleadores. Del centro del campo tarraconense salvo a Madinda un revoltoso cedido por el Celta, aunque al resto no queda más remedio que perdonarles por esa manía de hacer jugar con 36 grados. Tejera, un calvito del Español que prometía, pero que se va quedando como futbolista menor, me defraudó como ese Uche, el Ikechuku, que está para pocos trotes. Un tal Cordero y un tal Lobato, de los que no tengo referencia, deambularon por el campo sin criterio y al parecer sin misión alguna, pues el Nástic no llegó ni una sola vez ante nuestro portero polaco.

     Dos a cero. Uno en cada parte. Sin agobios, pero yo creo -no sabemos de fútbol- que sin rival. Al entrenador Vicente Moreno, al que respeto en lo mucho que vale y en sus extraordinarios logros, le queda mucha estrategia que ensayar, porque talento, talento, yo no ví por ningún lado.

Del Rojo Flamígero de la tea progresista a las ricas industrias del morro y la cecina

Villarejo de Salvanés
Feria Agroalimentaria 2016
P'habernos matao

 Iglesia parroquial de San Andrés Apóstol
Siglos XIV-XVI

 El remate es una joya del Rojo Flamígero, estilo español desarrollado
 durante la Segunda República mediante la Tea Progresista,
 generalmente previo desahucio del cura, realojado en el otro mundo

 A lo que íbamos
Caballo, cabra y toro

 Primera industria nacional

 Vaca y jabalí
 
 Berenjenas

Un hombre y su sueño
 
Los cuatro muleros