lunes, 30 de junio de 2014

Holanda y Costa Rica

  My Keylor is rich

Francisco Javier Gómez Izquierdo

México se clasificó para el Mundial con muchísima fortuna y con  algún jugador declarado en rebeldía. Llegaba a Brasil en precario y como en el primer partido ante Camerún un linier de apellido Clavijo le quitaba goles a pares y en el segundo ante Brasil sobresalió su portero apellidado Ochoa, desconocido hasta  para los expertos, el personal  inclinó el corazón por México. México ha tenido guardametas extravagantes en los Mundiales -recuerden aquel Campos multicolor- que cautivan al espectador por transmitir energía positiva -valga el argumento psicológico- y parecer simpaticotes.  

Perdonen el atrevimiento en día como hoy, héroe Ochoa y México llorando, pero a mí me parece que el arquero mexicano ha tenido mucha potra y más que parar le han tirado a dar. Lo veo poco reflexivo por alto y muy incómodo fuera de los tres palos, pero no me hagan mucho caso porque, como ya saben, a mi no me gusta ningún portero. Dicen que le llueven ofertas de grandes equipos, hasta del Atleti de Madrid, pero no acabo de creerlo.

      México tomó el mando del partido ante Holanda con un Herrera incansable. Inteligente trotador y alma, corazón y vida de un equipo que presiona conforme a lecciones bien aprendidas pero que no da los palos que reparten Chile y Brasil, por ejemplo. Los centroamericanos hacían daño desde lejos. Layún de francotirador. También probó Herrera -¡que bien ficha el Oporto!- desde veinte metros, y definitivamente Dos Santos colocó el disparo certero que su entrenador había planeado. El acoso sucedía en un infierno en el que Van Persie pegó un trago a una cantimplora llena de sal. Moribundo e incapaz como los náufragos del desierto que salen en las viñetas, el capitán holandés restaba en un equipo que lo fía todo a la inspiración de tres: la de Robben, Sneijder y la suya propia. No encuentro más tulipanes de exposición. Si acaso, el joven Depay. Con el 0-1, Van Gaal buscó soluciones, que es lo que se pide a un entrenador. Sentó a la estrella. Sacó a Depay. Probó a Kuyt de todo menos de portero y cuando el reloj galopaba tiró de Huntelaar en busca de balones altos. De Jong se había lesionado nada más empezar y la nueva posición de Blind tuvo que rectificarla. Robben volvió a arriesgar su reputación chupando. El equipo holandés se volcó ante Ochoa y a Sneijder le llovió un balón soñado. Ausente Van Persie, entre los dos arreglaron un problema con visos de prosperar.
    
Costa Rica eliminó a Grecia, pero sus jugadores ya no transmiten frescura ni descaro. El partido estuvo emocionante, pero el fútbol fue un despropósito como siempre que juega Grecia y nos encontramos el cabreado rostro de ese Karagounis eterno que lleva el balón como si fuera un arado, braceando tras una yunta invisible. Bryan Ruiz  estuvo muy vigilado y un tanto espeso, pero aún así se las arregló para firmar un gol de autor. El balón salió de su zurda recto y como subrayado y ante tanto arte a Orestes Karnezis, el ateniense, sólo le cupo mirar. Sokratis de Kalamata rememoró los estertores de la tradición helena en la agonía futbolística, pero esta vez los dioses estaban con Costa Rica y habían ungido a Keylor Navas. Este Keylor sí que es un buen portero. Tiene sus cositas, pero le sobra colocación, reflejos, presencia, autoridad y sobre todo concentración. Es de los mejores y merece seguir en el Mundial. Como Campbell, otro de mis jugadores favoritos,  que luchó hasta la extenuación y al que los locutores del canal Gol le reprocharon poca participación. Ya tengo dicho que cada cual ve el fútbol a su manera, pero si un punta es capaz de fijar a tres centrales, algo bueno tendrá, y si encima son diez novatos contra once veteranos, pues ya me dirá usted.

Luis Suárez y Donald MacKinnon

Donald MacKinnon


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En Brasil’14 el delantero centro uruguayo Luis Suárez mordió en el omóplato (Mahoma, nos chismorrea Carlyle, escribió el Corán en omóplatos de carnero) al defensa central italiano Giorgio Chiellini, y el piperío moral montó un Puerto Hurraco.

    –Aprendí hace muchos años de mi padre que hay que odiar el delito y compadecer al delincuente –dijo el director del “As”, que no sabíamos que descendiera de doña Concepción Arenal, y tampoco que doña Concepción Arenal fuera un caballero, como le pasó a Ansón con Evelyn Waugh.
 
Para mi psicoanalista, morder es una reminiscencia de la lactancia, de modo que Suárez habría confundido el omóplato de Chiellini con el pezón de Kathleen Turner, algo intolerable para los fascistillas de la Fifa, que han enviado a Suárez a Guantánamo, único rincón de Cuba donde se come tres veces al día.

    –¡Hay que dar ejemplo a los niños! –razona un fifero francés que atiende por Jérôme.
 
¡Ejemplaridad! ¡Infancia!

 Los chupatintas de la Fifa no saben que el bebé (supongo que se refieren a ellos cuando hablan de niños) conocen el mundo a través de su boca, cuyas funciones (todas futboleras) son abrir, chupar, morder, escupir y cerrar. Tampoco saben que besar, y vuelvo a mi psicoanalista, es una reminiscencia caníbal, y consienten que los niños vean besarse a los “goleiros” cuando golean como ven la mano de Maradona, las carneradas de Zidane o las mordidas de Catar.

    Pongamos a favor de Luis Suárez el ejemplo de Donald MacKinnon, escocés, teólogo y filósofo (inspiró a Tom Stoppard la figura del metafísico en “Jumpers”), íntimo de Steiner, a quien debemos su retrato en pinceladas sueltas en “Los logócratas”, “Errata”, “Pasión intacta”…

    Gran kantiano, MacKinnon vivía el periódico del día hasta la última línea. En “Le Monde” leyó que el jefe de los paracaidistas franceses en Argelia ordenó a sus hombres que lo vejaran y torturasen como a los prisioneros argelinos. Tras el ejercicio, el general Massu declaró que los informes de torturas eran exageraciones pusilánimes.
 
Vamos a olvidarnos de Immanuel Kant –dijo aquel día, al entrar en clase, MacKinnon, para quien la noticia representaba el hecho del mal absoluto y trascendente, y ponía en tela de juicio, además del providencialismo kantiano, la capacidad de la razón para aceptar los actos humanos extremos.

    Cuando veía a un colega al otro lado de la calle, MacKinnon lo emplazaba cordialmente a asistir a una cena esa noche. “¡Pero Donald, si la cena es en mi honor!” A lo que Donald respondía: “No importa, ven de todos modos”.

    Su cólera, dice Steiner, era legendaria.

    Mientras daba clases en Cambridge, se clavó una cuchilla de afeitar en la palma de la mano, en una especie de rito de concentración (o en alusión a la lógica de Ockham).

    Y la gran revelación de Steiner:

    –En su calidad de investigador adjunto en Balliol College (Oxford), MacKinnon se metía debajo de la mesa para morderles en las espinillas al grupo de hombres insufriblemente aburridos que tenía sentado frente a él.




LINHAS TORTAS
    La eliminatoria Brasil-Chile es la respuesta futbolera a la pregunta, tan repetida, de por qué “Deus escreve certo por linhas tortas”. El Brasil de Neymar es el peor equipo que uno recuerda de esa cultura futbolística. Peor, si cabe, que el de Ronaldinho, el genio que abría la boca y mostraba un escaparate de bastones, gracia que, desde luego, no tiene Luis Suárez, que en la calle se confunde con Vargas Llosa. Ante Chile (la Roja verdadera), el peor Brasil de la historia estuvo varias veces a punto de ser abatido, y, sin embargo, todo el mundo tenía la corazonada de que al final triunfaría la “sinjusticia” y pasaría Brasil, como ocurrió en los penaltis, las líneas más torcidas de que se vale Dios para escribir en el fútbol recto. Porque sólo Dios puede hacer que este Brasil se quede con la Copa del Mundo.


Ídolo mundialista hincándole el diente a la Alta Cultura

«...the king is gone butis not forgotten...»


«...the king is gone butis not forgotten...»

Neil Young
Rust never sleeps
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J. R. M.

domingo, 29 de junio de 2014

Brasil y Colombia

 Gigantón de gesto fiero, por San Pedro en Burgos


Francisco Javier Gómez Izquierdo

Cuando el fútbol se guiaba por las leyes de la Naturaleza, los futbolistas brasileños nacían con propensión al malabarismo, puntería en el empeine y con un carácter anarquista y rezador. Eran hijos de padres pobres y nietos de abuelos  míseros. Andaban descalzos diez o doce kilómetros cada día para entrenar en sus equipos y bendecían a Dios cuando se les aparecía un señor que les proponía jugar en Europa. Por entonces a la selección de Brasil le sobraba talento, técnica y belleza. A veces perdía, pero los aficionados disfrutábamos incluso en la derrota, porque todos éramos del Athletic y de Brasil.

        Los entrenadores brasileños, acusados de desarreglos tácticos, viajaron a Europa a aprender metodologías, sistemas y estrategias y sobre todo a ganar dinero. Despreciaron lo que les era natural y copiaron del fútbol alemán, italiano, escocés... hasta engendrar un equipo irreconocible que necesita los postes y la suerte del portero -¡portero de fútbol en Brasil!- para ganar a Chile en los penaltys.
       
Cada cual ve el fútbol a su manera, pero a mí no me gusta nada Brasil. Me falta un Alemao, un Rivaldo, un Sócrates, uno de esos jugadores técnicos y excelentes centradores que ponían la bola en el milímetro justo. Neymar es otra cosa. Viene de aquella casta de artistas, pero no impone estilo en el centro del campo. Neymar es un recurso. El Recurso, si quieren, pero no es Garrincha. Felipao sería buen entrenador en Italia, pero los aficionados neutrales no podremos perdonarle que haya italianizado el fútbol brasileño. Luiz Gustavo, Paulinho, Ramires, Fernandinho... son muchos y parecidos. Antaño, con un Toninho Cerezo sobrio y elegante bastaba en el once. ¿Y ese Jo? Ronaldinho -aún en activo- paseando, es más de fíar que este Jo desquiciado. En fin, que el portero Julio César sea el mejor del equipo se tendría por herejía cuando el fútbol tenía un orden.
       
Tampoco me gusta Chile. Mucha presión y mucha leña. Mucha solidaridad y mucho peligro al choque. Mucho interés combinativo y demasiada imprecisión. Reconozco que hicieron más méritos que Brasil para estar en cuartos, que de medio campo para atrás sus jugadores son de una  modestia insultante, pero ¡qué quiere que les diga!, no soy partidario de tanto incienso para tan poco santo, con perdón. No voy a poner más de Chile por si molesto.
       
Colombia. Colombia parece querer heredar el papel que tuvo Brasil antes de la conversión de sus entrenadores al resultadismo. Colombia tiene un Zico (James Rodríguez), un Jorginho (Camilo Zúñiga) un Dirceu (Cuadrado) a los que les fue mal de niños y han superado sus traumas sin psicólogos y con mucha resiliencia.  En un país en el que si preguntas a un mocoso de 12 años qué quiere ser de mayor y te contesta que asesinario no valen paños mojados y conmiseraciones huecas. O te fajas sin miedo o serás siempre un “pelao”. Disfruto con Colombia y con ese James virguero que no necesita correr para jugar como los dioses del fútbol suramericano. Jara, Silva, Médel, Luiz Gustavo, Fernandinho y Paulinho corren mucho. No paran, los tíos.
      
De Uruguay no hay qué decir. El castigo a Luis Suárez es excesivo, pero hay cosas que están muy feas. También sería sancionable, supongo, que un futbolista sacara escondida una petaquita de anís  en los calzones y aprovechara cuando el árbitro no mira para apaciguar el vicio.  No sé, pero creo que  Uruguay hubiera perdido con Suárez, porque Colombia está muy por encima del nivel charrúa.

 A mí, así me lo parece.

«A la cochinilla le gusta el cactus»




Emilia Landaluce
Abc

Bacterio [Rubalcaba] deja al PSOE en un tubito de ensayo a punto de explosionar. «La he liado parda», decía aquella socorrista cenu que intóxicó a la piscina de una comunidad de vecinos

Hay palos, sin embargo, que pocos egos pueden aguantar. Uno de ellos es que le den a una la enhorabuena por el embarazo sin haber engendrado zigotito alguno. Parece difícil pensar formas mejor intencionadas de llamar gorda a alguien. Hace muchos años, en misa, me cedieron el sitio aludiendo a tan dichoso estado y casi sacudo a aquel buen hombre.

Lectura completa: Click

La bota que colma el vaso


Si usted no estuvo ayer a las once de la mañana en la Plaza Mayor de Burgos no podrá contar a sus hijos, nietos y vecinos aquello de que asistió al primer lanzamiento de la bota desde los balcones consistoriales. Porque, que lo sepan, lo de ayer fue el primero de lo que tiene todo el perfil de convertirse en un clásico. Y como todo clásico que se precie, tiene su historia.

"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?"

DOMINGO, 29 DE JUNIO
 
En aquel tiempo, llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, y preguntaba a sus discípulos:

-¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

 Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó:

-Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

 Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió: 

-¡Dichoso tú, Simón, Hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo! Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

 Mateo 16, 13-19

sábado, 28 de junio de 2014

Predicando la República

Anguita tras el atril
De espaldas y con el cuello girado, Mariscal.
 A su lado Elena Cortés, un camarada no identificado,
 Ana Doblas y el hermano Centella

Francisco Javier Gómez Izquierdo

           Al atardecer de ayer viernes salí en busca de tomates de Alcolea para el salmorejo a una tienda del Alpargate. Junto al colegio de los Trinitarios, en la plazoleta del Centro Cívico, ese establecimiento ingeniado como célula  por alcaldes y alcaldesas, estaba él. Discurseando a los fieles ante un atril, el viejo profesor explicaba con verbo suelto las virtudes de la República a un racimo de abuelos sentados en sillas blancas y a dos docenas de jóvenes estéticamente reconocibles por el peinado, la barba y una indumentaria tricoloreada en camisetas. Don Julio Anguita hablaba de república y republicanos, de la santa revolución francesa y de la troika asesina. Lo más llamativo que dijo iba por inteligente camino, “...unidad de acción”, mientras lo miraban arrobados la joven Elena Cortés y su compa Mariscal el jefe de los comunistas de Andalucía. También estaba uno de los Centella colocado en la Junta para vigilar el nombre de las calles andaluzas y Ana Doblas, investigadora de los Eres, y.....   El caso es que me pareció que don Julio convocaba al profesor Iglesias, el de coleta y tertulias, a una unidad republicano, como en el 31: “..no quiero comprometer a mis camaradas que son libres de decidir en el Partido Comunista, pero necesitamos a toda la ciudadanía...”

      Tenía prisa y me fuí, pero hago constar la urgencia republicana con que predica don Julio a sus discípulos atentos a la llamada de una selva dicen que democrática.

Lujo

Barrio humilde en Kaohsiung, Taiwán 


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    En mayo se supo que el turismo de lujo gastaba en Madrid un noventa por ciento menos que en París o en Londres, y en junio el Ayuntamiento de Ana Botella ya ha solventado la papeleta, y no me refiero a esa verbena con botellón a meñique levantado improvisada en la Milla de Oro con motivo de… San Jorge Juan.

    Sucede que el gasto en lujo que se hace en Madrid corre por cuenta del turismo chino, razón por la cual el Ayuntamiento, donde creen que el sueño de la humanidad es pedalear, ha transformado la Milla de Oro en un aparcadero de bicicletas.
    
Giménez Caballero cantó a la pierna de la obrera en la bicicleta, y su canto convenció a Franco, que quiso resolver el problema de la lucha de clases proporcionando a los obreros, en vez de sindicatos, bicicletas.

    Ahora, para ocultar la lucha de clases, está la socialdemocracia, pero Botella no se conforma con ocultarla; quiere eliminarla montando a los millonarios chinos en una bicicleta de perroflauta y que pedaleen, como un Lale Cubino cualquiera, desde el hotel, si quieren pulir sus visas en las Mil y Una Noches de la Milla de Oro.
.
    Esto de asociar chinos y bicicletas debe de ser cosa del ex director de “La Luna de Madrid” cuando la Movida, Tono Martínez, director del “think tank” municipal “CentroCentro Cibeles de Cultura y Ciudadanía” (“5Cs”), que se define como “espacio dedicado a la reflexión y la propuesta de vanguardia en las áreas de cultura, ciudadanía y gestión creativa de espacios públicos, donde se abordan temáticas de sostenibilidad, ciudad inteligente y eficaz y modelos de convivencia, entre otros, a través de plataformas para el debate y la exploración artística y empresarial”.
    
–El “5Cs” plantea un ejercicio de rediseño de lo público, buscando la ralentización y la profundización de los procesos culturales…
   
 Madrid, hoy, es que un millonario chino que sale del Ritz tenga que leer esas cosas mientras sube Serrano metiendo riñones en la bicicleta camino de Tiffany.

Milla de Oro en Madrid

El mordisco

@rodgomezcuesta: Chan chan chan cha chaaaan

Hughes

 Después de pedir mordiente, de reclamar incisivos, llega Suárez, hinca el diente y el fútbol le monta un cirio. Mordió la manzana Eva, Tyson rebanó una oreja, Suárez ya probó defensa, pero se ven como ofensa las dos paletas charrúas –parecen de castorcillo–, como si nadie en las rúas osara jamás mordisco. Muerde, roe, hinca, horada, desgarra que no es membrillo, ariete de dieta blanda ¡da placer a tu colmillo! Muerde el amante en la cama, muerde el niño su juguete, vivir es morder la Nada, morir es morder más fuerte.
Se admite la alevosía de la patada al menisco, pero el diente es herejía porque molesta el instinto. Morder es herir queriendo, dejar el sello es valiente, que quien presenta su diente da más pistas al forense. Hugo, que fue el más macho, se acomodaba los nachos. Juanito pisó y es mito, así que, don Florentino, para juntar al gabacho quizás valga más Luis Suárez que nueves fuera de cacho.
Tendrá que decirlo Arsuaga, que en Burgos se mordió siempre, que para el hombre, ser hombre, supone afilar el diente. Pero es tabú, es anatema pensar que el alma es caníbal, que en el fondo hay un sustrato que admite jalarse un menda. Los de la justicia FIFA –burócratas ginebrinos–, que más que justicia es filfa, quieren darnos un ejemplo con el ídolo xeneize. Ya se lamenta el Pelusa, Mujica se compadece: «Somos chiquitos», sostiene. Y entre multa y demagogia y gran estupor xeneize, se nos escapa el asunto de rehabilitar el diente: muerde el bruxista a sí mismo, mordieron en Transilvania, pensar es hundir quijada, se muerden hasta almohadas.

A octavos

Francisco Javier Gómez Izquierdo
 
Italia, Inglaterra, Portugal, España... quizás sean demasiados barcos hundidos al otro lado del mar. Pareciera que Europa pierde potencia y virilidad en un Trafalgar Suramericano húmedo e infernal que ha retratado a selecciones como Costa Rica, México, Colombia o Chile mucho más imperialistas que las del Viejo Continente. Alemania y en menor medida Holanda están llamadas a defender la supuesta superioridad europea. No sabemos qué les pedía el cuerpo al entrenador Löw y a su colega Klinsmman, paisano y colega en EEUU, pero Alemania ganó y Ghana y Portugal se fueron a casa sin excusa que valga. Los ghaneses encismados entre sí y los portugueses arrullados en un canto triste y melancólico que tan pernicioso les está resultando en Mundiales y Eurocopas.  Exceptuando a Cristiano, el resto de futbolistas lusos tiene inflado el precio de la etiqueta y padecen en demasía de mala salud, por lo que no me sorprende su eliminación ante tanta debilidad física y psíquica.
     
Sí que me ha extrañado la de Rusia... y mucho. No estoy muy enterado de la Liga rusa, pero el caso es que han ido a jugar allí muy buenos futbolistas de todos los países, imagino que buscando menos gloria y mas doblones. La convivencia multirracial  ha quitado velocidad a los nativos y Rusia ya no pare aquellos futbolistas tan técnicos  como atletas que hicieran exclamar al difunto Luis Aragonés: “..no he visto equipo como este Dínamo de Kiev”.  Es leyenda que la FiFA encargaba a los árbitros expulsar a Rusia de los mundiales porque no arrastraba aficionados y porque además sus jugadores no protestaban... y algo debió haber en aquel Brasil-URSS del 82 en España con un tal Lamo Castillo mediante o en Méjico ante Bélgica con  gol en fuera de juego de Ceulemans que Sánchez Arminio se arrepintió de anular. De Brasil se va porque el portero Akinfeev le ha dado por cantar boleros -como casi siempre que lo he visto en partidos internacionales- y porque Capello no deja jugar a sus futbolistas como les enseñaban en la escuela del Gran Lobanovsky. ¡Oh, tiempos de Blockhin, Zavarov, Rebrov, Mostovoi, Karpin...
    
¿Y Grecia? Nada que decir. Es difícil jugar peor al fútbol, pero los griegos tienen la ventaja de que hay un día que bajan los dioses en su ayuda y convierten a Samaras con a, en el más virtuoso y elegante en la carrera; encojan a Kone, el mejor de los guerreros,  y proponen a Samaris con i como nuevo general. Los argivos, como en Troya, suelen ganar así y de vez en cuando batallas que tienen perdidas.

    Grecia, una de las dieciséis peores selecciones junto a Argelia, importó el duelo a muerte entre Héctor y Aquiles a los Mundiales y hoy hay dos enfrentamientos que podemos considerar fratricidas: Brasil-Chile y Colombia-Uruguay. Casi seguro que empieza a arder Troya.

Sábado, 28 de junio

 Los dos caballos platónicos

viernes, 27 de junio de 2014

En la muerte de Burguete

 Gol de Burguete al Español, jugando con el Burgos en 1ª

En el Córdoba

Francisco Javier Gómez Izquierdo

Me entero que el mismo día que el Córdoba ascendió en Las Palmas murió Burguete y me pregunto por qué tiene la bicha tan poca compasión por aquellos futbolistas de los 70 que tanta felicidad me dieron. No exagero. En los 70 formaba parte de familia numerosa, pobre y muy trabajadora, pero era tremendamente feliz porque tenía un paraíso que se llamaba El Plantío en un tiempo en el que los entrenamientos eran abiertos al público.
    
El año que el Burgos descendió las cosas fueron mal desde el principio porque al entrenador Román Galarraga no le respetaban los jugadores y eso lo mirábamos entristecidos mi amigo Gaitu y yo, dos chicuelos solitarios en la grada y a los que la plantilla no echaba cuentas. Llamaban al míster “Malabraga” y reían a sus espaldas. Uno de los que más, un portero que pedía compromiso hace unos cuantos años cuando se metió a entrenador. Pedro Olalde, el mejor jugador del Burgos, consiguió que despidieran a Galarraga y cogió el equipo el novel Zamora que echó mano de un delantero centro medio aparcado y que venía de la zona de Levante: Antonio Burguete Navarro

Nosotros lo teníamos en un póster del Villarreal  que salió en As Color y nos saludaba muchas veces con unos andares y una melena rizada y revoltosa de los que van a ser calvos. A Burguete le llamaban Chulo: “...salta Chulo, toca Chulo, vamos Chulo” y no se por qué. Burguete tenía cierto aire triste en los ojos y miraba mucho al suelo. Tenía un salto extravagante para ser delantero centro y su técnica era deficiente, pero tenía eso que ahora se dice: mucho gol. El Burgos bajó y en Segunda Burguete fue titular y máximo goleador.... pero entonces llegó Viteri y tuvo que  emigrar. Curiosamente el Córdoba puso un inusitado interés en su contratación y  suelo recordar a los cordobesistas veteranos lo que me alegraban los goles de Burguete en el viejo Arcángel.  Estuvo tres años en Segunda con el Córdoba, siendo uno de ellos Pichichi compartido con Illán del Tenerife. En la ciudad se le recuerda con mucho cariño.

   Coincide el sorprendente ascenso del Córdoba, siendo séptimo en la clasificación, con la desaparición de un delantero del que no se recuerdan grandes jugadas, regates geniales ó goles extraordinarios. De Burguete se recuerda que metía goles. Muchos goles. En Córdoba, 54. Junto a Manolín Cuesta, el máximo goleador de toda la Historia del equipo califal.*

    Al Gaitu y a mi nos gustaba hablar de Burguete cuando goleaba en Córdoba porque era de Burjassot y jugó en el Burgos...   Descanse en paz.
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 *A partir de agosto, adjetivo de moda.

Días de Radio

 
 
Alberto Salcedo Ramos
 
Hace poco le pregunté a mi hijo Mario, de veinticuatro años, si sería capaz de apagar el televisor en la final del mundial de fútbol y dejar encendido solo el radio.

¡Ni loco!

Los muchachos de hoy pueden seguir al instante cualquier competencia deportiva. En sus dispositivos tecnológicos encuentran el video, la fotografía, la nota de prensa, el post de Facebook, la frase de Twitter. Ellos aceptan combinar esas opciones con la narración radial, pero jamás renunciarían a la imagen en movimiento para quedarse sólo con la voz del locutor.

¿Por qué? –le pregunté a mi hijo.

Sin imágenes no sabemos lo que pasa. Necesitamos ver.

Le conté que en mi infancia yo sí estaba obligado a usar la imaginación. Entonces los locutores radiales describían acciones de las que no había ningún registro visual. Ellos eran la única opción que teníamos para saber qué sucedía en los escenarios deportivos. Cuando afirmaban que el balón le sacó astillas al madero, nos figurábamos un remate potente, aunque ignoráramos desde qué punto exacto de la cancha fue cobrado el tiro libre.

Gracias a las voces de aquellos locutores fuimos espectadores en coliseos donde jamás estuvimos, y aprendimos a ver con los oídos.

Yo vi con los oídos algunas hazañas que en su momento fueron esquivas para mis ojos, como el triunfo de Muhammad Alí sobre George Foreman y la actuación de Mark Spitz en los Olímpicos de Múnich (Alemania).

Las voces de aquellos locutores le conferían al deporte un toque mítico. Contaban proezas reales que parecían ilusorias debido a que sus protagonistas eran intangibles. Lo que vemos es profano; lo que no vemos es divino. En la Fórmula Uno, Schumacher ganó más que todo el mundo, pero se dejó ver mientras ganaba, y por eso fue apenas un gran campeón. Juan Manuel Fangio fue un dios porque les hizo sentir su omnipotencia a miles de fanáticos que no podían verlo.

No podían verlo, digo, pero sí seguir sus pasos en las narraciones radiales. Las voces de aquellos locutores –le advierto a mi hijo– no sólo nos contaron momentos sublimes de nuestro deporte; también construyeron una banda sonora bonita para nuestra infancia.

Había que oír la gracia oral que tenían esos tipos. Cuando un beisbolista llevaba tres ponches en el juego, Marcos Pérez Caicedo decía que estaba “atravesando el Niágara en bicicleta”. Cuando un boxeador caminaba a gatas en la lona mientras tanteaba el piso con uno de sus guantes, Napoleón Perea lo definía como alguien que “acaba de despertarse y está tratando de apagar el despertador”. Cuando un ciclista preparaba su bicicleta antes de la competencia, Carlos Arturo Rueda advertía que estaba “enjalmando su caballito de acero”.

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Willy


Los tres poderes



Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Lo bueno del caso de Willy Meyer es que, con ese nombre, no se resiente la Marca España, pues suena a alemán.
    
Y así lo han entendido los tertulianos, que son como Pemán dice que es el espectador de toros, que se entusiasma y aplaude en la misma medida en que él no piensa torear nunca.

    El tertuliano se entusiasma con el tejemaneje de Willy Meyer en la misma medida en que él no piensa corromperse nunca, pero la militancia de Willy Meyer indica que en España la corrupción política es piramidal, aunque muy popular, y científicamente marxista:
    
A cada uno según su necesidad, de cada uno según su capacidad.
    
La versión castiza de esta fórmula de Louis Blanc (un francés de origen tan madrileño como Willy Meyer) es aquel grito de “¡m… el último!”, y vale para describir la corrupción de España lo mismo que la palpitante lucha por el poder en la cucaña del socialismo, donde todos los contendientes (Madina, Sánchez, Sotillos…) parecen agentes de los servicios secretos con la misión de aupar a Pablo Iglesias a la jefatura del partido que le permita arrancar la espada de la piedra constitucional del 78: “L’État c'est moi”.

    Porque en España el soberano no es el Rey, como por chinchar afirman los correligionarios de Willy Meyer, que venden que una República garantiza mejor la pensión y la sicav. Y tampoco lo es el Pueblo, como suponen los risueños espectadores que acuden invitados al plató de “Sálvame”.
    
En España, el soberano, y soberano absoluto, es el Jefe del Partido Ganador, que reúne los tres poderes mágicos: legislativo (elabora la lista de sus diputados), ejecutivo (dirige el gobierno) y judicial (nombra a los jueces).

    He aquí el cetro absoluto (González, Aznar, Rajoy) al que legalmente aspira (nunca se le ha oído predicar, siquiera en broma, la separación de poderes) el mancebo Pablo Iglesias, que sigue, como Danton y como Simeone, la táctica de obrar día a día.
    
Y todavía hay almas de cántaro que le llaman Antisistema.

Viernes, 27 de junio

Un motero común madrileño

jueves, 26 de junio de 2014

Verbena de... San Jorge Juan. Madrid toca fondo

 Jueves laborable en Madrid

 La calle de Jorge Juan cortada entre Serrano y Velázquez...

...para un pijobotellón de la verbena..

...de San Jorge Juan

Sting

Podemos, 2014
Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    Gordon Matthew Thomas Sumner, Sting, el Claude Lévi-Strauss de mi generación, siempre con su indio Raoni de la mano, no dejará herencia (es multimillonario) a sus hijos.

    –Tienen que trabajar.
    
Ahí os quiero ver, republicanos.
    
Bertrand Russell fue el primero en poner el dedo en la llaga:
    
Todavía consideramos natural que un hombre deba dejar sus propiedades a sus hijos, aceptando el principio hereditario en lo referente al poder económico, mientras lo rechazamos respecto al poder político.
    
No está bien que los reyes hereden los tronos, pero viene muy bien que los payos heredemos los pisos, incluidos los de protección oficial.

    Y ahí está la diferencia entre Sting, único republicano consecuente que conocemos (junto con Javi Poves, aquel futbolista madrileño del Sporting que lo dejó todo para seguir a no sé quién) y Pablo Iglesias.
    
En cuanto a las semejanzas, Iglesias tiene su Raoni, que se llama Monedero. Y las monjas lo adoran (por el nombre, Iglesias, y por ese sectarismo clerical que le da un toque “chic” muy Robespierre) como nuestras novias adoraban a Sting.
    
Sting no quería presas en la Amazonia e Iglesias no quiere reyes en España, como González en el 76, y eso será así hasta que se le enrede la coleta en el pelo de las alfombras, como a González en el 77, y se dé cuenta de hasta dónde ha llegado (de momento, a desayunar en el Ritz, que sirve los suizos más blandos que el bar de la Facultad) con una beca de Blesa.
    
Talk is cheap –dicen los yanquis.

    Hablar es barato.

    Si en la barra del bar o en la mesa de la cena les cae a ustedes un teórico del republicanismo, antes de que empiece con su tabarrón exíjanle una declaración de coherencia: “Tú, ¿a quién piensas dejar tu piso VPO?”

    Ésta es la gran lección de Sting al romper con el principio hereditario en lo importante, que no es la política, sino la economía. Y no será la ruina de sus hijos. La Iglesia Católica nunca tuvo un elemento hereditario, y ahí sigue, tan terne.

Podemos, 1976

miércoles, 25 de junio de 2014

Orbaneja






Ignacio Ruiz Quintano
Abc

      Quienes se escandalizan por el “putsch” catalanista de Cebrián es que no conocen a Orbaneja.

    –Todas las revoluciones han sido promovidas por hombres a los que no se les ha dejado colocar sus discursos.
  
Eso lo aprendió Camba en el “Speakers’ Corner” de Londres: los ingleses comprenden que un discurso embotellado es una bomba y lo dejan salir.

    En España, no, y por esta razón nuestra historia está llena de pronunciamientos (“putsches”). Camba pone el caso de Orbaneja:

    –Orbaneja lee el fondo de “El País” y allí encuentra dos o tres frases que le enamoran. Esas frases son la semilla de un discurso. Un día, Orbaneja le coloca un párrafo a su mujer; otro día le salen dos o tres párrafos en un café. Orbaneja es irresponsable. El discurso puede más que él. Por fin una noche pide la palabra. ¿Qué dice? Que es preciso cortar las siete cabezas de la hidra reaccionaria. Pero que nadie juzgue mal a Orbaneja, que es un hombre de ideas avanzadas, aunque de sentimientos pacíficos. La prueba de su inocencia al hablar de la hidra es que no sabe lo que es una hidra
  
Tampoco Cebrián sabe qué es el “derecho a decidir” (esa forma forense del cojonudismo hispánico: hacer lo que a uno, si tiene poder, se le ponga en los c...)
  
Cebrián sólo quería colocarle al Rey su discurso, una pieza trufada de citas falsas y por la paz del mundo (?) y la libertad de expresión (?), pero se ve que el Rey no quería parecer una aspirante a Miss Mundo, cuyo trono acostumbra adornarse con los discursos por la paz mundial, y tampoco un huelguista de “El País” como los que hemos visto manifestarse por la libertad de expresión en la calle de Alcalá, y devolvió el discurso.

    La reacción de Cebrián, en quien todo es ya reaccionario, ha sido irse con Mas para proceder a la voladura controlada, no de España, que para él es concepto franquista, sino de “Estepaís”, mas no el suyo, sino el nuestro.

    –¡Orbaneja! ¡Un hombre tan pacífico!
  
Es el poder de las ideas –dirán los becarios.

"Se parece a Giovanni Asier"


Bisbal, palaciego
@hughes_hu

Me ha traìdo a España el "David Bisbal" de Air Europa. Y lo primero que he escuchado al pisar tierra ha sido: "Se parece a Giovanni Asier".

martes, 24 de junio de 2014

Hacia octavos en Brasil. Campeones en Córdoba

 Carroza triunfal

 Antognoni, Il Regista

 Abel Gómez, el Gran Capitán
Nuestro Pirlo

 Francisco Javier Gómez Izquierdo

 Gana Uruguay a Italia en partido trabado, a mordiscos y sin compasión. Se acaba Pirlo, elegante en su decadencia, pero decadente al fin, y pasa Costa Rica sin poder ver  a “mis ticos”. A los aficionados, Pirlo nos ha hecho disfrutar con su clase y a las aficionadas con su apostura, pero a mí siempre me ha parecido menos de lo que cantan sus panegiristas. Hay peloteros a los que se rinde incondicionalmente la prensa -este Pirlo o aquel Guardiola- y a los que todo les está permitido. No se debe entender poco aprecio hacia Pirlo en mi persona, sino que no me ha parecido jugador tan definitivo como nuestro Xavi ó aquel Giancarlo Antognoni que no tuvo la fortuna ó no quiso, que ya no me acuerdo, de jugar en el Milán, Inter ó la Juve para ganar títulos. Pirlo ha catado todas las exquisiteces europeas y mundiales, pero Pirlo siempre ha vivido en palacios nobles, mientras Antagnoni se fue a vivir a Florencia, como los artistas, y desde allí conquistó el Mundial de España, una Liga para la Fiore y a todo el elemento femenil europeo. El papel de guapo y elegante de Italia lo heredó Cabrini, luego Maldini y el honor lo paseaba hasta hoy Pirlo. Para los irredentos nostálgicos ninguno de los tres es Antognoni.

      La estrella del verano la tiene Uruguay y se llama Luis Suárez. Hablan de 70 millones por un chico al que le tengo apuntados los antecedentes y al que pretenden colocar en España de todas todas. Me doy por satisfecho si el que la hace la paga.

      Ayer jugaba “la España”, como dicen unos conocidos, y Córdoba esperaba en la estación del AVE, en Gran Capitán, en las Tendillas y 20.000 más en El Arcángel. Villa, el niño Torres, los Xavis...  pasaron al olvido el día que cayeron ante Chile y otros héroes sacuden  la voluntad de una ciudad impactada con sobredosis de júbilo.

    Un servidor se quedó con el Holanda-Chile porque Van Gaal siempre enseña cosas nuevas y es entrenador al que reconozco profunda devoción. Exceptuando Robben, Van Persie y pongamos Sneijder, el resto de los holandeses son futbolistas de tercer nivel. Tan poco talento lo arregla Van Gaal con  el atrevimiento de probar casi juveniles en un Mundial y con la dedicación que haga falta porque Vlaat, De Vrij y Martis Indi, estos dos últimos de 22 años, disimulen la vulnerabilidad. ¿Qué seleccionador hubiera tenido el atrevimiento de llevarse a este Menphis Depay adolescente? Menotti, ese falso gurú,  no se atrevió con Maradona. Holanda se deshace de Chile -no es tan fiero Chile-  y se las verá con México, que tampoco es lo que se dice. A las órdenes de Márquez, que no es de Córdoba a pesar de llamarse Rafael, sino de Zamora en Michocán, tierra donde cantan tigres, el equipo mexicano da más de lo que tiene con un Héctor Herrera sin pausa y un Guardado insolentón desde su pequeñez. El veneno escorpionero me da que les va a entrar por entre los centrales. Por entre el Maza Rodríguez y Héctor Moreno a los que Van Gaal los tiene estudiados, esa mala costumbre de Don Looooouis, como le llamaba uno que yo me sé, entre calvo y bronceado.
     
Como la estación del AVE me pilla cerca hice tiempo hasta el Brasil-Camerún y el México-Croacia y bajé a saludar a nuestros mundialistas particulares que volvían victoriosos como generales a Roma. Córdoba ya no mira al Mundial y está en las calles vitoreando a sus nuevos ídolos. Desde Gran Capitán hasta el Campo de la Verdad todo era personal. Mi gente se fue a un Arcángel abarrotado a cumplimentar debidamente, y es que Córdoba ya tiene su campeón particular.

Sambrasil de Hughes. Últimas tardes con Teresa

Curitiba se descubre
 
  El interés del partido

 Videovigilancia

 El cámara necesita caras

 Cortes de tráfico kilómetros...

 ... antes del estadio

Refugio religioso, de tristeza inenarrable

El equipo que venció a los Rajoy Boys

Libertad Constituyente,
 el equipo que fue noticia por vencer al club de Mariano Rajoy Jr.
 

Las mejores hamburguesas: con las vacas sagradas

 Jorge Bustos

Si Del Bosque no se va pronto y bien se acabará yendo tarde y mal, y entonces iremos a primarias y La Roja se dividirá (aún más) en taifas cainitas y el espectáculo colmará la paciencia del califa Villar, porque los groupies mediáticos cuando carecen de patrón nítido tienden a desestabilizarse, y un buen escabel solo cumple su función de reposapiés si no se mueve.

Lectura completa: Click

Sermones

Bernstein anticipando el desayuno de Pablo Iglesias en el Ritz


Ignacio Ruiz Quintano
Abc

    El sermón que no nos soltó el Rey en su Discurso nos lo están atizando sus intérpretes.

    El Rey leyó un Discurso socialdemócrata (hoy no puede leer otra cosa), y en la socialdemocracia todos los discursos parecen sermones: en ellos no hay literatura (es decir, belleza), como tampoco la hay en las sentencias de los jueces, en las novelas de los escritores o en los artículos de los periodistas.

    No sé cuánto habría durado el Quijote de haber sido escrito así, pero el consenso lugarcomunista impone hoy la frase hecha y el argumento circular en el hablar como la chancla y el bermuda en el vestir.
    
Mi monarquismo, desde luego, tira más a Shakespeare que a ese padre Ripalda laico que los intérpretes de Felipe VI creen ver detrás del Discurso real.
    
Nietzsche elogia la ausencia de juicios morales en Macbeth, cosa que ocurre en todo Shakespeare.

    –Más que discursear sobre el bien y el mal, Shakespeare siempre está más interesado en por qué no podemos soportar nuestra libertad –explica Harold Bloom.
    
Lo ideal sería que hubieran ido por ahí las metáforas reales, aunque, bien mirado, ¿qué iba a hacer el Rey moderando una discusión sobre nuestra libertad política entre tres igualitaristas con nómina del Estado como Floriano, Madina y ese Pablo Iglesias a quien el Socialismo Benarroch invita a desayunar en el Ritz como Leonard Bernstein invitaba a los Panteras Negras a picotear medianoches en su ático neoyorquino?

    El caso es que del Discurso real algunos quieren deducir una ética digna de un personaje mitad Ulises de Turner burlando al Polifemo del Sistema y mitad San Antonio de Dalí exorcizando a los elefantes surrealistas.

    ¡De la “Ética para Amador” a la “Ética para Leonor”!

    Menuda tentación (en la que todos han caído) para los analistas políticos del momento.
    
Vista la sociedad que tenemos, fue un milagro que los Reyes cruzaran la Gran Vía en Rolls (ése que Hitler regaló a Franco… en 1950, según nuestros republicanotes) y no en bicicleta.

Notas de Brasil

Hughes
 
De entre todas, esta ha sido mi noticia favorita del Mundial:

“Dos turistas croatas fueron arrestados y multados por acoso, ofensa al pudor, desacato y lesión corporal el miércoles en Río de Janeiro. La razón: la pareja, según la Policía Civil, intentó agarrar a una carioca y a una baiana que se encontraban acompañadas de sus respectivos esposos en el aeropuerto de Galeao. Los hombres (los croatas) opusieron resistencia”.

Una de las cosas que me han resultado más divertidas de estas semanas en el Mundial ha sido la línea amarilla de la FIFA. Una vez en el recinto, las instrucciones destinadas a la prensa eran muy sencillas: Siga la línea amarilla. El periodista (o yo mismo) empezaba a caminar como en ese gag interminable de Emilio Aragón, el de siga la línea. Pasadizos, escaleras, entradas y salidas al estadio buscando la tribuna o la sala de prensa. Hoy, por ejemplo, la tribuna de prensa del estadio de Curitiba estaba en un sexto sin ascensor. Parecía qué subíamos a tender la ropa. Sin problema, a seguir la línea como Emilio Aragón. Era inevitable acordarse entonces del Menos Samba y Mais Trabalhar. A mí me molestaba seriamente que la línea terminara.

La primera semana de estancia en Curitiba visité el Centro Español. Lo encontré por casualidad y un día saqué un rato para acercarme. Está en una zona residencial, o me lo pareció. Un buen barrio. Me atendió una señora brasileña que estaba limpiando. Me dijo que querían que fuera la selección. Lo llevan claro, pensé. No estaba la directora, pero empezaban a llegar las alumnas de baile. La gran actividad del Centro consiste en dar clases de jotas y sevillanas por las tardes. Acuden muchas brasileñas sin contacto alguno con España para llevar a sus hijas. Ir a Brasil para ver a las brasileñas bailando la jota me pareció el colmo de la desdicha. Y del sino. No me quito la españolía ni pagando. Al principio fui por trabajo, pero con los días quise volver por vicio. Allí hacía falta muy poco para sentir España. Una pared roja, un cachirulo, una sevillana, dos botellas de tintorro, un póster con la Copa del Mundo, un porrón, un torero, una manola.

Las casas regionales o las casas de España siempre conservan un aire anacrónico. Evocan una España de décadas atrás que allí se conserva embalsamada. Me pregunto qué memorabilia habrá en este tipo de sitios dentro de cincuenta años. Lo que se lleven consigo los modernos emigrantes. Un Ola Ke Ase. No sé.

Al llegar el primer día al Centro de Entrenamiento de España, me percaté de una musiquilla que sonaba en la sala de prensa. Era el hilo musical de la Federación: Dani Martín. Esto no quise verlo como un presagio, pero…

No ha faltado medio por meterse en una favela. Íbamos allí como a las casas cuevas de Guadix. Oye, mira qué bien resueltos los espacios. Yo fui con vergüenza de mí mismo. Ir a visitar la pobreza ajena y a exhibirla me sigue pareciendo impúdico. Sobre todo porque la favela en realidad es un hecho urbano, o no-urbano, y presenta una variedad enorme. Yendo y viniendo era imposible no pasar cerca de ellas. Yo me acabé fijando en los perros. Casi todas tenían el suyo. Desde las favelas paupérrimas hasta las que presentaban cierta dignidad. Cuando nos llevaban a ver los extenuantes entrenamientos de La Roja pasábamos por una calle (aproximadamente calle) con una vivienda a la que le faltaba una puerta. No tenía luz. El interior estaba oscuro, abigarrado. Trastos, suciedad y una mujer sentada que fumaba. Un perro la rondaba. Los perros no guardaban gran cosa. Más que nada una idea de hogar. No tanto una realidad material como otra cosa. Toda casa necesita un espíritu. Estos perros faveleros, señoriales, daban dignidad a esas viviendas. Eran pórticos, marcaban un dominio. Los perros faveleros me parecían alegres unas veces y otras muy tristes. Tenían una abulia heredada de sus dueños, pero no sabría decir quién parecía dueño de quién. No eran exactamente mascotas. Parecía que estaban allí por cierta forma de pacto. Daban belleza y una respiración, como si fueran una zona verde. ¿Hay animales en los infiernos?

Mi “Brasil” lo viví en Río una mañana yendo a Maracaná. Salíamos en autobús del barrio de Catete hacia el estadio. Yo iba sentado pegado a la ventana, la frente apoyada como un pez preguntándose qué hay más allá de la pecera. Había tráfico, era media mañana. El autobús enfiló una zona sin edificios, una vía para automóviles con un área en medio, como una isla de hierba con unos árboles. Debajo de uno, dormía una pareja sobre unos cartones y unas camisas extendidas. Parecían bebés, las manos recogidas en el pecho como benditos; dormían mirándose, pero no compartían cama, les separaba medio metro. Nada temían porque nada tenían. Por un instante parecieron un edén. Y nada más pasarlos, a cierta distancia, apareció un ser que aún ahora no me parece del todo real. Un negro con el pecho desnudo, los rizos de Djavan. Hacía movimientos extraños, se retorcía y trataba de recoger la figura del sol con las manos. Como si se desperezase con los elementos. Se movía ajeno a todo, dichoso, y se diría que era un tonto, un tontito, pero al sol parecía un brujo. Yo no sé qué isla era, pero ya no había pobreza, había menos que eso, no tenían nada (se tenían) y había desaparecido la sordidez. ¿De dónde sacaba su armonía? Soberano en la calle, dueño del cuerpo, de las formas. Destartalado, gitano, liberto. Cantaba, bailaba, danzaba al sol. Mendigo, loco, figura de carnaval. Brillante al sol, yo quería su libertad. Embelesado caí dormido. Llegué al estadio en estado de gracia. Qué rápido se fue y qué secretamente vino. Fue mi pequeño e íntimo Maracanazo.

Otros nombres son posibles

Eucharistia, la decimonovena edición de Las Edades del Hombre,
en el Monasterio de Santa María de La Vid y Barrios (al pie de la N-122 y el río Duero, en el municipio del mismo nombre) ha recibido 46.000 visitas en siete semanas. El prior agustino del cenobio vitense se llama Canca; el alcalde de La Vid, Aristónico; y el delegado de la Junta en Burgos, Baudilio Mardomingo, que ha declarado: "Aquí hay muchas cosas que ver, patrimonio histórico, natural y bodegas".