JULIO PARICIO, II
Confirmó la alternativa con el toro Candelero, número 54, que pesó 548 kilos. El público lo protestó de salida, porque blandeaba ostensiblemente de los remos. No se acopló Julio con el capote. Tras la tradicional ceremonia de entrega de trastos de mano del maestro Ortega Cano, Julio anduvo en una larga porfía con la sosa y lenta arrancada del toro del doctorado. No se produjo el esperado acoplamiento. Se hacía imposible la ligazón de las suertes. Los muletazos nacían de uno en uno, sin vibración, en parte por la flojedad desangelada del toro. El torero ponía toda la voluntad del mundo, pero no acababa de llegar a los graderíos. Poco a poco, el deslucido burel acabó desencantando al toricantano, que manejó la espada con brevedad, magnífica herencia en vida del maestro.
JULIO APARICIO, INSPIRADÍSIMO, DIBUJÓ EL ARTE DE TOREAR / VICENTE ZABALA PORTOLÉS
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2006
Ignacio Ruiz Quintano