Sin palabras
Blog de la vida privada ("Humanismo es telecomunicación fundadora de amistades que se realiza en el medio del lenguaje escrito." Peter Sloterdijk)
jueves, 31 de mayo de 2012
Parábola del mus en Balaídos
Jugada ¿imposible? en el mus
Francisco Javier Gómez Izquierdo
Un lerdo con ventanas a la calle compara desde la radio a Criscito con los futbolistas del Celta y el Córdoba y al parecer enumera una serie de pecadores capitales que van desde los que se dejan perder hasta los que cobran por ganar y a los que habría que mandar a un infierno laico de merecidos tormentos.
Es evidente que de fútbol podemos hablar cualquiera y es disciplina a la que exigimos lo que no somos capaces de ofrecer ni por asomo, sobre todo en situaciones como la que toca a célticos y cordobeses. De los ojos escandalizados ante la certeza del empate del domingo próximo en Balaídos, me dan noticias unos mozos que vienen a casa a plantear correctamente problemas de matemáticas que les aguardan en la Selectividad, y como uno fue educado en parábolas intento hacerles comprender la importancia de la Lógica echando mano del mus, juego en el que me adiestré en las mesas del Bar Jose de Gamonal, y me doctoré en mis tiempos pamplonicas jugándome café y copa con los riojanos, gente ésta que sólo admite cuatro reyes y cuatro ases, por lo que tardé en aprender a cortar con rey-caballo.
Saco mis bien guardados amarracos de plata y mi cuidada baraja goyesca y diserto d’aquesta manera:
-Mirad chicos, el mus es juego de mucho temple y psicología que tiene un principio fundamental: respetar la mano. Las partidas suelen ser a tres juegos y gana el que alcanza tres partidas. No importa perder un juego. Lo importante es ganar la partida y para ello es imprescindible estar atento al final de cada juego. A la pareja del “mano” se la conoce como “postre” y muchas más veces de las que podáis imaginar se pierden partidas por la insensatez de un “postre” egoísta y mentecato. Lo que más vale es “la 31” y si el “mano” la tiene a falta de dos amarracos no permitirá que su “postre” quiera a grande, chica ó pares... pero a veces, y viéndose perdida, la pareja rival echa órdago a todo según se reparten los naipes con un :"Órdago a todo sin mirarlas y salid a la que queráis"... y entonces un mal compañero que tienes de “postre” se emociona demostrando su torpeza con cuatro reyes en la mano y creyendo imposible perder a grande de “primeras dadas” suelta una estupidez que te endemonia: me voy a permitir ganar un juego, porque para una vez que me vienen cuatro reyes no los voy a despreciar y va el tío y dice “quiero la grande”... y ¡¡¡partida perdida!!!!... y cara de tonto. ¿Qué consigue ganando el Celta? ¿Y qué gana el Córdoba con la victoria?
No cabe otra respuesta que “lo que ya tienen”, y lo que ya tienen no se puede perder.... Ese quijotismo que predican Alcorcón, Almería, Valladolid y Hércules no lo practicarían si se vieran en la misma situación y así lo van reconociendo los profesionales que viven del balón. El Valladolid va a jugar con los reservas porque no cree que los gallegos sean tan estúpidos como para tirar el ascenso recién conseguido y el resto de aspirantes al playoff ven más oportuno primar a Numancia, Huesca... ¿y Alcoyano? que esperar un temblor de tierra en Vigo.
Córdoba y Celta han ganado ya sus partidas de mus y se han tomado dos copas en vez de una para celebrarlo. Para no equivocarse van a plantear un partido amarrategui -palabro que viene del mus- como ya hicieran ilustres entrenadores en la historia del fútbol: Helenio Herrera, Maguregui, Capello, Clemente... en la última Championlí Di Matteo. Todos sabemos qué cosas son indecentes al final de Liga. Cosas que se ven y que al parecer son indemostrables, aunque se chiven los protagonistas. El pacto de Balaídos no sólo no tiene trampa, sino que es justo y necesario.
Es evidente que de fútbol podemos hablar cualquiera y es disciplina a la que exigimos lo que no somos capaces de ofrecer ni por asomo, sobre todo en situaciones como la que toca a célticos y cordobeses. De los ojos escandalizados ante la certeza del empate del domingo próximo en Balaídos, me dan noticias unos mozos que vienen a casa a plantear correctamente problemas de matemáticas que les aguardan en la Selectividad, y como uno fue educado en parábolas intento hacerles comprender la importancia de la Lógica echando mano del mus, juego en el que me adiestré en las mesas del Bar Jose de Gamonal, y me doctoré en mis tiempos pamplonicas jugándome café y copa con los riojanos, gente ésta que sólo admite cuatro reyes y cuatro ases, por lo que tardé en aprender a cortar con rey-caballo.
Saco mis bien guardados amarracos de plata y mi cuidada baraja goyesca y diserto d’aquesta manera:
-Mirad chicos, el mus es juego de mucho temple y psicología que tiene un principio fundamental: respetar la mano. Las partidas suelen ser a tres juegos y gana el que alcanza tres partidas. No importa perder un juego. Lo importante es ganar la partida y para ello es imprescindible estar atento al final de cada juego. A la pareja del “mano” se la conoce como “postre” y muchas más veces de las que podáis imaginar se pierden partidas por la insensatez de un “postre” egoísta y mentecato. Lo que más vale es “la 31” y si el “mano” la tiene a falta de dos amarracos no permitirá que su “postre” quiera a grande, chica ó pares... pero a veces, y viéndose perdida, la pareja rival echa órdago a todo según se reparten los naipes con un :"Órdago a todo sin mirarlas y salid a la que queráis"... y entonces un mal compañero que tienes de “postre” se emociona demostrando su torpeza con cuatro reyes en la mano y creyendo imposible perder a grande de “primeras dadas” suelta una estupidez que te endemonia: me voy a permitir ganar un juego, porque para una vez que me vienen cuatro reyes no los voy a despreciar y va el tío y dice “quiero la grande”... y ¡¡¡partida perdida!!!!... y cara de tonto. ¿Qué consigue ganando el Celta? ¿Y qué gana el Córdoba con la victoria?
No cabe otra respuesta que “lo que ya tienen”, y lo que ya tienen no se puede perder.... Ese quijotismo que predican Alcorcón, Almería, Valladolid y Hércules no lo practicarían si se vieran en la misma situación y así lo van reconociendo los profesionales que viven del balón. El Valladolid va a jugar con los reservas porque no cree que los gallegos sean tan estúpidos como para tirar el ascenso recién conseguido y el resto de aspirantes al playoff ven más oportuno primar a Numancia, Huesca... ¿y Alcoyano? que esperar un temblor de tierra en Vigo.
Córdoba y Celta han ganado ya sus partidas de mus y se han tomado dos copas en vez de una para celebrarlo. Para no equivocarse van a plantear un partido amarrategui -palabro que viene del mus- como ya hicieran ilustres entrenadores en la historia del fútbol: Helenio Herrera, Maguregui, Capello, Clemente... en la última Championlí Di Matteo. Todos sabemos qué cosas son indecentes al final de Liga. Cosas que se ven y que al parecer son indemostrables, aunque se chiven los protagonistas. El pacto de Balaídos no sólo no tiene trampa, sino que es justo y necesario.
Don Quijote es del Córdoba
¿Ordenó usted la prima de riesgo?
Jorge Bustos
La situación llega a un punto en que el cronista parlamentario, sentado
desde las nueve de la mañana en la tribuna de Prensa, ya no puede
bostezar por temor a perderse el momento exacto en que accedan los
heraldos tecnocráticos de Draghi al hemiciclo,
disparando al techo balances deficitarios y deprimidas gráficas del Ibex
como pretexto para la intervención del país. Con la prima de riesgo
correteando en bolas por los mercados como si fueran la pradera
lisérgica de Woodstock y el BCE en plan orteguiano –mirando en lejanía
el plan de rescate de Bankia y murmurando: “No es esto, no es esto”–, el
hombre más buscado del Congreso no podía ser otro que Luis de Guindos. Al margen de Emre y Cebolla Rodríguez, fichados por su Atleti, ayer los periodistas le reclamaron que valorara todo lo demás. El Periodismo quería ser Tom Cruise ante Jack Nicholson y acorraló a De Guindos pretendiendo
que confesara que ordenó la prima de riesgo. Otra cosa es que las
respuestas del ministro de Economía satisficieran a alguien:
—Bankia no es un caso único... lo único que es la más grande. Lo que
estamos haciendo es acelerar el proceso de saneamiento. El Tesoro
español está perfectamente financiado. Una vez se disipen las dudas
sobre Grecia, la prima volverá a sus niveles normales. ¿Información? El
Gobierno solo quiere luz y taquígrafos. Yo estoy hablando
constantemente... —pero cada una de estas afirmaciones conforma un
juicio sintético a priori, es decir, aquellos según Kant que nacen del ejercicio de la razón pura y no de la experiencia. O sea, políticamente inválidos.
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De agudeza futbolística
Vicente Llorca
En el capítulo I de Don
Quijote de la Mancha figura alguna de las prosas conceptistas del
salmantino Feliciano de Silva. Las que de tal manera fascinaban a Don Alonso
Quijano que terminaron por absorber la razón del entusiasta hidalgo.
Por ejemplo allí donde se dice: “La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón
enflaquece que con razón me quejo de la vuestra fermosura “. Seguida de
aquella otra no menos célebre que rezaba: “
Los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os
fortifican y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra
grandeza …”
Una de las consecuencias de este culto al ingenio literario
iba a producirse con la primera salida
aventurera de nuestro caballero andante – la que le conduciría a la famosa venta
castellana, regida por aquel ruin mesonero originario de la playa de Sanlúcar.
La otra, siglos después, tiene lugar con el fichaje como entrenador del Real
Madrid del portugués Carlos Queiroz, la temporada
2003-2004.
De lo que se deduce, en primer lugar, que el entusiasmo por
el conceptismo literario produce efectos
insólitos en distintos órdenes.
Y en segundo, que los entusiastas del culteranismo llegan a
veces a las conclusiones erróneas. En pleno fervor por la agudeza culterana lo
correcto hubiera sido el fichaje del
propio Feliciano de Silva. Con Queiroz ese año perdimos cinco partidos
seguidos. Y hasta con el Osasuna en casa.
Passio rethorica…
Aparicio
Aparicio se corta la coleta
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Abc
Un genio de sus cosas, Julio Aparicio, se ha cortado la coleta.
Este cortarse la coleta de Aparicio me emocionó en la Plaza porque, en el fondo, así como Guardini, cuando más dudas de fe tenía, vio en la liturgia a la auténtica Iglesia, uno quiso ver en ese rito a la auténtica Tauromaquia, ahora que todos los toreros, sin excepción, se niegan a torear no sólo a los toros de lidia, con los cuales ni se anuncian, sino a esos domésticos y virgilianos bueyes de labor que dibujan con la lengua geórgicas en la arena.
Aparicio andaba por el ruedo aperreado con unas yemas de San Leandro y, en lugar de darse importancia, como sus compañeros, tratando de hacernos ver fieras que no había, él, que tiene firmada en Madrid una de las tres o cuatro faenas que veremos en el cineclub de la agonía, pidió una tijera y adiós coleta, mientras la chusma que enloquece con los circulares invertidos a las monas atestaba el ruedo de almohadillas.
–Derr Zopf des Herr Bombita –tituló la prensa alemana el corte de coleta de Bombita, y gracias a Camba, corresponsal de ABC en Berlín, supimos que la corrida de despedida de un torero se llama en alemán “die Zopfabschneidungscorrida”.
Ya sé que de España a los alemanes lo único que hoy les interesa no son los toros (que es, con la filosofía de Marina y los codillos de Arturo, lo más parecido al “furor teutonicus” que tenemos por aquí), sino los recortes, y me pregunto si nuestro acorralado Mariano no podría presentarle a frau Merkel como garantía del recorte español la coleta de Aparicio.
La chusma lo despide con almohadillas
Decimonovena de Feria. Juego de piernas a la sombra de un Castaño enorme
Tito Sandoval, manejando con soltura de gran jinete al caballo, alegrando la embestida del toro y dando alegría al penco, consigue que el Flamenco, número 41, se arranque contra todo pronóstico
José Ramón Márquez
¿Qué pensará un ganadero cuando vea salir por los chiqueros uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis toros mansos como bueyes de carreta, bueyes de arado? ¿Qué pensará el mayoral cuando vea a los animales que ha criado y no vea seis toros sino tres yuntas de bueyes? Hoy los toros de Carriquiri, que no tienen nada de don Nazario Carriquiri porque estos Carriquiri del siglo XXI son Núñez a tope y su amo se llama Briones, trajeron a Madrid un recital de mansedumbre digna de estudio por los genetistas. Si hace un poco más de un año estos falsos Carriquiri de Briones trajeron una interesante y seria corrida en la que brilló por vez primera en Las Ventas la estrella de Iván Fandiño, hoy han traído un carro de mansedumbre y descastamiento con el que ha brillado con fuerza la estrella, o mejor aún la convicción de Javier Castaño.
Carriquiri de Briones trajo hoy a Madrid una corrida seria y bien presentada, con cuatro colorados y dos negros, de ellos un toro de 2008, cuatro de 2007 y uno de 2006. La mansedumbre de los cuatro colorados fue deprimente. Ver ese descaste, esa falta de interés por la lidia, ese cansino ir y venir de esos bóvidos por la vida sin ton ni son producía bostezos sin tasa y una notable desazón. Al final salieron los dos negros que en su mansedumbre fueron algo distintos a los que les habían precedido y de los que se dará razón más adelante. En conjunto se debe hablar de una pésima corrida y de un notable fracaso ganadero, lo cual nos lleva a recordar aquel viejo y olvidado aforismo del tiempo antiguo que aseguraba que ‘el mejor amigo del ganadero es el matadero’. Dicho queda.
Con este material tuvieron que vérselas Carlos Escolar, Ignacio Garibay y Javier Castaño.
Carlos Escolar Frascuelo es una debilidad de Madrid. Es un torero muy querido en esta Plaza, que cultiva una devoción por las formas que ya quisieran para sí casi todos los del escalafón. Hay quien dice que no debería torear, a su edad, pero esos no tienen ni idea de que Pedro Romero mató su último toro, el que le brindó a Isabel II, a la edad de 77 años. Frente a la cantidad de tuercebotas que vienen a Las Ventas y que no interesan ni lo más mínimo, olvidados aún antes de acabar de abandonar la Plaza, es un placer tener por ahí a este Frascuelo, torero por convicción, que viene a regalarnos pequeños detalles en su modo de ir al toro, de ponerse, de estar en la Plaza y de quien siempre estamos aguardando que, de pronto, brille la hombría de su seca verónica o que reciba a un toro por bajo con mando y con poder con sus formas clásicas que evocan un tiempo que definitiva y desgraciadamente terminará con él el día que se retire. Por ello es que le deseamos que permanezca activo, al menos, hasta la edad de Pedro Romero.
Ignacio Garibay cerraba la página de mexicanos en el San Isidro 2012. No se puede decir que la actuación de los aztecas en su conjunto haya sido digna de gran elogio. No ha habido ninguno que verdaderamente haya dejado un sello indeleble en Madrid ante el público feriante y bien que se siente que las cosas hayan ido así, que estamos deseando ver a un mexicano reventar Las Ventas. El último cartucho de México en San Isidro era Garibay, que tan bien y tan entero estuvo con aquel pablorromero en el año anterior y que hoy firmó dos actuaciones más bien anodinas. Bien es verdad que el buey de carreta llamado Violín, número 55, era un animal imposibilitado para el toreo por su mansedumbre, su descaste y sus firmes deseos de pasar a mejor vida sin que se le reconociese como toro de lidia, pero el quinto, el de casi siete años y 54 arrobas, Letrado, número 28, tenía otros palos que tocar que, justamente, son los que nos hubiese gustado que hubiese probado Garibay. El toro, manso como se dijo, se arramcó con rabia al picador en chiqueros después de mil capotazos y en ese furioso arreón de manso se sacó hasta los medios al penco y a Luciano Briceño, que iba encima. Garibay se fue decidido con la muleta hacia el toro y en la querencia que éste fijó, donde se quedó con el caballo, le presentó la muleta. El toro se lanza como un león sobre la muleta y esto ocurre cada vez que el torero se la pone y, especialmente, en las veces que le pisa un poco el terreno al animal. El bicho acomete con furia y queda la duda de qué habría ocurrido si Garibay hubiese intentado someter más al animal, tratar de recogerle en la salida de los muletazos y haberle pisado sus terrenos con mayor convicción. Estuvo aseado, como decían antes los revisteros, porque no se arredró ante la violencia de los cabezazos -más que embestidas- del toro, pero quedó por debajo de lo que esperaba de él. Mantiene su cartel y ya estamos deseando que la Empresa le ponga pronto, sin el agobio de la feria.
Y Castaño. ¿Qué decir de él, si salvó la tarde y con toda probabilidad la feria? ¿Qué decir de este Castaño que nos ha devuelto la alegría? Pues ni más ni menos que Javier Castaño ha traído hoy a Las Ventas, cuya blancuzca arena ha sido profanada hasta la extenuación en este sanisidro por tanta y tanta cultura tan cultural, el aroma del viejo y gran toreo, del toreo en extinción que se basa en los tres pilares y el colofón de la sabiduría taurómaca: parar, mandar templar y cargar la suerte.
El primer toro de Castaño fue uno de los colorados mansos de libro de esta tarde, Peluso, número 19, no tenía el más mínimo interés en embestir, pero Castaño hizo bueno el dicho de que si el toro no embiste, entonces debe embestir el torero y se empeñó en sacar leche de esa estéril alcuza que era el buey Peluso ante la desinteresada mirada de la inmensa mayoría de la Plaza, que ni siquiera reacciona cuando el salmantino le arranca a Peluso, contra su inclinación natural, un par de largos, mandones y templados naturales. En ese toro Javier Castaño regala a los cincuenta que se fijaban en él una declaración de principios de gran emotividad, porque frente al buey se coloca bien, ofrece la muleta planchada y tira de él aún a sabiendas de la dificultad del lucimiento. Faena de muchísima claridad de ideas, de gran unidad conceptual y de firme vocación de verdad que hace desear que llegue pronto el siguiente toro de este torero.
Y en el sexto, de pronto, la tarde es otra. Pone Castaño el toro de largo y Tito Sandoval, manejando con soltura de gran jinete al caballo, alegrando la embestida del toro y dando alegría al penco, consigue que el Flamenco, número 41, se arranque contra todo pronóstico. El toro se escapa del castigo conforme corresponde a su condición mansa y Castaño le coloca aún a más distancia para que Tito se vuelva a lucir con su alegre manera de montar y cite de frente al toro, que se vuelve a arrancar. Y por tercera y cuarta vez, con el toro ún más de largo en cada ocasión, vuelve a provocar Sandoval las embestidas de Flamenco echándole el palo en la cuarta vara con un estilo similar al de Anderson Murillo, como quien bendice. Grandioso tercio de varas y reventón de aplausos para un gran picador. Luego en banderillas, dos sensacionales cuarteos clavando en la cara de ese gran peón que es David Adalid son el preámbulo de una faena basada en la verdad y el compromiso que principia con una impresionante serie de redondos en la que el torero deja la pierna donde nadie la ha dejado en esta feria y en la que aguanta la embestida sin corregir la posición, a base de mandar al toro. Luego viene otra serie con idénticos argumentos y desde ahí se produce una faena maciza, concebida con unidad y sin apenas tiempos muertos, que finaliza en el mismo espacio de terreno que empezó y que tiene una ligera tendencia a menos, en los pases con la zurda y a medida que el toro se va apagando. Incomprensiblemente Castaño le pega al toro el absurdo invertido circular, incomprensible borrón en una faena marcada por su concepto clásico, deleznable peaje pueblerino.
Hoy Javier Castaño ha dado un aldabonazo en Madrid por el que algunos aficionados recalcitrantes e intransigentes llevábamos clamando desde el inicio de la Feria. Porque no vale desgañitarse, porque lo realmente importante es que alguien se ponga con verdad y demuestre que esos falsos reyezuelos que nos venden como príncipes coronados van totalmente en bolas, desnudos de toreo, llenos de trucos infames, de sucios engaños, de añagazas del Maligno para expandir la confusión y el engaño. Hoy, con decisión y con torería un hombre de Salamanca, un torero, ha vuelto a dejar las cosas en su sitio, haciendo que resplandezca la verdad. Gracias, torero. Nos vemos con la de Cuadri.
"Faena basada en la verdad y el compromiso que principia con una
impresionante serie de redondos
en la que el torero deja la pierna donde
nadie la ha dejado en esta feria"
"Con decisión y con torería un hombre de Salamanca, un torero, ha vuelto a
dejar las cosas en su sitio,
haciendo que resplandezca la verdad.
Gracias, torero. Nos vemos con la de Cuadri."
La papela de Abella
Los descamisados del palco-lonja presidencial
Paseíllo
Ignacio Garibay, Javier Castaño y Carlos Escolar Frascuelo
"Frascuelo es una debilidad de Madrid. Cultiva una devoción por las formas
que ya quisieran para sí casi todos los del escalafón"
Abella toma postura
Ignacio Garibay
Lo seguimos esperando
La manzana de la señora Williams
Pleitesía
Ahí hubo que picar a la mansada
Y el público lego pidiendo penalti
La merienda callada del toreo
(El cuarto de Telemadrid)
La Andanada
Tito Sandoval a lo Anderson Murillo
Reventón de aplausos
Saludo de David Adalid
"Faena maciza, concebida con unidad y sin apenas tiempos muertos,
que finaliza en el mismo espacio de terreno que empezó"
"Con decisión y con torería un hombre de Salamanca, un torero, ha vuelto a
dejar las cosas en su sitio,
haciendo que resplandezca la verdad.
Gracias, torero. Nos vemos con la de Cuadri"
Rojo, par y pasa
Situación de los actores al comienzo de la suerte de Tito Sandoval
“Der Zopf des Herrn” Bombita
Julio Camba
Abc
El Lokal Anzeiger dice que la retirada de Bombita ha producido en España más sensación que la visita de Poincaré. Es posible. La visita de Poincaré a España, donde ha suscitado verdadero interés fue en Alemania; en cambio, la retirada del Bomba les tiene a los alemanes muy sin cuidado. Indudablemente, los alemanes no son gente torera. Entre los españoles que viven de antiguo en Berlín suele recordarse a un alemán que toreó en Méjico, y, por mi parte, yo he conocido a un suizo alemán que tuvo bastante éxito en unas becerradas de la Puerta de Hierro. Además, en una pantomima que se dio hará cosa de un año en el Circus Busch, de Berlín, había un alemán vestido de caucho que se ponía delante de un novillo embolado para que éste le embistiese y le hiciera saltar. A estas tres figuras podría reducirse toda la historia del toreo alemán, y de ellas acaso fuese la más importante esa del hombre vestido de caucho. Los alemanes como digo, no son gente torera, basta verlos para comprenderlo así. No tienen afición ni tienen realmente lo que se llama hechuras.
El Lokal Anzeiger dice que la retirada de Bombita ha producido en España más sensación que la visita de Poincaré. Es posible. La visita de Poincaré a España, donde ha suscitado verdadero interés fue en Alemania; en cambio, la retirada del Bomba les tiene a los alemanes muy sin cuidado. Indudablemente, los alemanes no son gente torera. Entre los españoles que viven de antiguo en Berlín suele recordarse a un alemán que toreó en Méjico, y, por mi parte, yo he conocido a un suizo alemán que tuvo bastante éxito en unas becerradas de la Puerta de Hierro. Además, en una pantomima que se dio hará cosa de un año en el Circus Busch, de Berlín, había un alemán vestido de caucho que se ponía delante de un novillo embolado para que éste le embistiese y le hiciera saltar. A estas tres figuras podría reducirse toda la historia del toreo alemán, y de ellas acaso fuese la más importante esa del hombre vestido de caucho. Los alemanes como digo, no son gente torera, basta verlos para comprenderlo así. No tienen afición ni tienen realmente lo que se llama hechuras.
Sin embargo, eso de que Bombita se haya cortado la coleta no ha dejado de provocar aquí cierta curiosidad. El corresponsal del Lokal Anzeiger en Madrid le dedica al asunto una crónica, que no está nada mal: "Derr Zopf des Herr Bombita” (la coleta del señor Bombita) se titula el artículo. Europa se ha enterado una vez más de que los toreros tienen una coleta y de que se la cortan después de la última corrida. La corrida de despedida de un torero se llama en alemán die Zopfabschneidungscorrida.
El artículo del Lokal Anzeiger no está nada mal, como digo, y tiene hasta humor y todo. Dice el cronista que, cuando se anunció la retirada de Bombita, muchos españoles, aterrados, se creían bajo el influjo de una horrible pesadilla, mientras otros, considerando el anuncio una broma de mal género, encogíanse de hombros despectivamente. ¡Bombita! ¡El mayor torero del presente, del pasado y del futuro, iba a cortarse la coleta! En este punto, el articulista explica que la llamada coleta es sencillamente un zopf, lo que pone las cosas en claro y que, “cuando un torero se corta la coleta esto tiene una espantosa significación simbólica”, y ya bien informados sobre las coletas, los lectores del Lokal Anzeiger pasan a imaginarse el efecto producido en el público por el anuncio de que Bombita iba a cortarse la suya. Bombita era el vollkommenste, el wunderfarste, el herrlichste torero que había y que habrá habido (tome nota el amigo Dulzuras de estos adjetivos tan flamencos para sus futuras revistas), y Bombita iba a cortarse la coleta. “Los aficionados de España, Portugal, Francia meridional, Indias occidentales y América del Sur y del Centro -dice el cronista del Lokal Anzeiger- levantaban sus manos al cielo, se quejaban e imploraban.”
Esto dice el cronista del Lokal Anzeiger, y a estas horas los alemanes se nos imaginan en un mar de lágrimas.
-No me explico que esté usted tan alegre -me decía al instante un alemán-, cuando su gran compatriota Herrn Bombita se ha cortado la coleta.
Y es que hay algunos alemanes, como el redactor en Madrid del Lokal Anzeiger, que tienen gracia para escribir; pero el público alemán, en general, no tiene gracia ninguna para leer. Si se dice, por ejemplo, cosa que puede muy bien decirse, que en España todos somos toreros, el alemán se cree que, en efecto todos somos toreros. Si se dice que todos los españoles lloramos la retirada del Bombita, el alemán se cree que la lloramos de un modo efectivo, con lágrimas verdaderas. Que les den a los alemanes un libro muy grande y muy gordo, muy serio y muy profundo y, muy lleno de cifras acerca de España, y los alemanes lo estudiarán detenidamente y lo comprenderán bien, cosa que les hace honor; pero si les hablan de España en notas humorísticas, van a formarse de nosotros una idea ridícula.
Y, sobre, todo, que no les hablen a los alemanes de toros, ni en broma ni en serio. De eso no entenderán nunca una palabra. Bien es verdad que tampoco los franceses entienden gran cosa. Excepto los ingleses, entre los que hay algunos buenos aficionados, nadie entiende de toros en Europa. ¡Ni siquiera los catalanes!
LAS TAURINAS DE ABC
EDICIONES LUCA DE TENA, 2003
Jueves, 31 de mayo
AFICIÓN TAURINA, 1
-Aquí había unos cuantos millares de aficionados, otros tantos millares de enemigos y veintidós millones de indiferentes. Los aficionados creaban las reputaciones de los toreros, discutían incesantemente ese tema (que por no ofrecer ninguna materia de discusión admite discusiones inacabables) y asistían a todas las corridas.
WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ
Ignacio Ruiz Quintano
miércoles, 30 de mayo de 2012
El Jefe de la Cultura Taurina en Madrid
-La foto, extraída de la edición digital de Midi Libre habla por sí misma. Un encendido Simón Casas le dedica un feo gesto al público que le
increpaba por exigir al presidente la concesión de una oreja a Daniel Luque en
el coso de Nimes.
Solbes, Salgado y MAFO: el trío que arruinó la economía española
-Con la dimisión anticipada -sólo un mes- de Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO) como gobernador del Banco de España, se cierra un ciclo nefasto para la economía española, marcado por tres personajes: los dos ministros de Economía de Rodríguez Zapatero, Pedro Solbes y Elena Salgado, y el gobernador MAFO.
Javier Krahe
José García Domínguez
Libertad Digital
El Sistema, con la maquiavélica, artera, perversa tolerancia represiva
que denunciara Marcuse, acaba de ensañarse con el pobre Javier Krahe. Al
punto de que la Fiscalía maquina condenarlo a la absolución. Ni un solo
día de cárcel, ni una multa, ni tan siquiera una mísera inhabilitación.
Nada. Ellos saben ser crueles cuando se lo proponen. Adiós, pues, al
soñado exilio parisino. Adiós a palpitantes ruedas de prensa
internacionales en repulsa de la retrógrada dictadura de las sotanas.
Adiós a los airados manifiestos de intelectuales roqueros denunciando a
la eterna España negra, luz de Trento y martillo de herejes. Adiós,
¡ay!, a las muchachas en flor deslumbradas por el aura heroica del
incorruptible resistente a la barbarie clerical.
Adiós dulce pájaro de la juventud que, ahora sí, nunca volverá. Bon jour tristesse.
Tan cruel, tras la sentencia al bueno de Javier apenas le restará
consolarse con aquellos dolientes versos de su par Gil de Biedma:
"Podría recordarte que ya no tienes gracia / Que tu estilo casual y que
tu desenfado / resultan truculentos / cuando se tienen más de treinta
años / y que tu encantadora / sonrisa de muchacho soñoliento / –seguro
de gustar– es un resto penoso / un intento patético". Es lástima, aunque
solo fuera porque uno siempre ha sentido ternura por los perdedores. Y
sabe bien que Krahe no es de esos parvenus de la neoprogresía impostada que hoy tanto se estilan, otro Willy Toledo para entendernos.
Escolares y Escolar
Erasmus en el 6, ayer, de Las Ventas
Jorge Bustos
Cuando todo se desmorone, como parece que está a punto, nos quedarán
–espero– El Retiro y los niños escolares partiéndose el abdomen sobre la
barandilla del estanque, avizorando entre gritos un géiser diminuto, el
burbujeo esperadísimo que preludia la emergencia de uno de esos peces
madrileños, glotones y contaminados. No creo que nos quiten eso también,
aunque vaya usted a saber si a los alemanes les gustan los peces,
devorando como devoran las salchichas, y si a los mercados los niños,
asfixiando como asfixian a sus padres.
Paseando por el paseo de Carruajes hoy flanqueado por las oferentes
hileras de la Feria del Libro, los mostradores de las casetas se nos
abren en sucesión irresistible, prometiéndonos gozosas horas de
solitaria lectura a cambio del tiempo y del dinero que no tenemos. Los
libreros nos hieren de culpabilidad abatiendo los ojos entristecidos si
devolvemos finalmente un volumen largamente hojeado. Con todo, nos
demoramos en tal ejemplar de Chaves Nogales, releemos las solapas del entrañable clásico de Bernhard, preguntamos por algo de Thompson o Schulberg...
Y en esas el altavoz toca a rebato por la mesa redonda sobre
“Literatura y activismo” –valga el oxímoron– a cargo, entre otros, de Nacho Escolar y Belén Gopegui, que es en realidad a lo que habíamos venido.
Me dirijo a la carpa aludida y en la puerta encuentro al mismo Escolar el Chico, según le llama su archienemigo Esteban –porque hay un Escolar el Viejo, que es su padre–, oteando una potencial clientela de activistas, descartando para las filas de su amanecer engagé a los metrosexuales de torso corito que pasan haciendo su running
apolíneo, solar y descerebrado y se preguntan mientras trotan quién
coño les habrá plantificado tanto libro en mitad de su recorrido
matutino. Me meto en la carpa, tras de mí ingresa una veintena sucinta
de curiosos, me ponen El País en la mano y Gumersindo Lafuente presenta a los ponentes. Yo miro a Nacho, cuyos ojos, mientras Lafuente
lo presenta como el periodista-activista fetén, se abstraen
modestamente por encima del auditorio y pendulean sin cesar de un lado a
otro como la lucecita roja del coche fantástico. Empieza un tal Antoni Gutiérrez Rubí, gafapasta alfa, que dice que medios y políticos han perdido su “centralidad protagónica”. Luego habla Gopegui,
una rareza, boina jamaicana y cabellera nívea como de niña de la curva
ya crecida, y una de las pocas novelistas ortodoxamente castristas que
quedan en el catálogo de Anagrama.
—La escritura o justifica el mundo o busca transformarlo. No hay término medio —sentencia Gopegui,
olvidando que las revoluciones a las que aspira la literatura persiguen
la expropiación de ideas y no de bolsillos, y que las más numerosas y
patéticas justificaciones de la atrocidad reglamentada salieron de las
plumas estabuladas del realismo social.
Toma la palabra Escolar, el Gramsci de Torresandino al decir de Ruiz Quintano,
un hombre afortunado que llegó a director de periódico saltándose el
purgatorio del becariato. No podemos estar más conformes con su primera
alocución:
—El periodismo se ha amparado durante mucho tiempo en la trampa de la objetividad.
Y es tan cierta esta premisa igualitaria como la pretensión natural
de superioridad ideológica y ética con que se conduce Escolar en
adelante. Encadena datos, denuncias, símiles, ejemplos y noticias como
un hechicero sioux aventando señales incombustibles del humo de la
opinión, llevando a cotas de sacramentalidad insospechada la gran
liturgia mediática de la tertulia. Nacho Escolar es el tertuliano perfecto, insomne, ubicuo, capaz de tuitear y conferenciar a un tiempo; es a la raza tertuliana lo que Iván Drago, el coloso albino de Rocky IV,
a la raza soviética. No es posible diseñar genéticamente un tertuliano
más imperfectible que Nacho Escolar. Él no incurrirá en declaraciones
adanistas, de un naïf sonrojante, como su compañera de mesa Adela Cortina, que cita a Ende para quejarse de que la nada esté engullendo el reino de Fantasía porque las personas han dejado de soñar. Nacho
es mucho más prudente que eso y no tiene reparos en elogiar el modelo
de transparencia vigente en la democracia yanqui, con todo su
imperialismo a cuestas, oigan.
El bar del activismo lo empieza a cerrar Gopegui
reconociendo que las redes sociales no son sino ecos populares de lo
programado en los medios tradicionales a propósito de los poderes
convencionales. Y así será siempre, porque no existen comunidades
enteras de abejas reinas. Ni conferenciantes de izquierdas sin el
patrocinio de un banco.
Ibi
Buitres de San Pedro de Arlanza
Ignacio Ruiz Quintano
Abc
Al final Rubalcaba, que ya luce badana de pavo reveladora de una edad serena, va a conseguir que le cobren a Reixa el Ibi de la Sgae, que es un edificio bien bonito, y sería lo único bueno que consiguiera en su prescindible carrera política.
Como ex velocista (algo modorro), Rubalcaba quiso pillar a Marta Domínguez, con paseos nocturnos entre tricornios. Y como hijo del arma de Aviación, tomó militarmente Barajas para salvarles a los domingueros un puente de la Constitución.
Rubalcaba fue el furriel del gobierno que cogió a España con dos puntos de superávit y la soltó con nueve puntos de déficit.
Acudió a las elecciones con un eslogan birlado a Franco (“Franco, sí”, del referéndum del 66) y dejó a su partido, heredero funcional del Movimiento, tiritando.
–De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad.
Aunque demasiado viejo para el papel, Rubalcaba ha roto ahora en Alvarito Palmares, aquel aviador de “De Madrid a Oviedo, pasando por las Azores” para quien ser izquierdista consistía en acostarse y levantarse tarde, no aplaudir en los toros cuando entraba el rey, decir que el problema de España es “un problema de cultura”, creer que todas las cosas están hechas “con dinero de los jesuitas”, pensar que el nuncio come todos los días salmón con mayonesa, decir “las urnas” en vez de “las elecciones” y la “calle” en vez de “la opinión pública” y, desde luego, pasarle al Arzobispado el recibo del Ibi que no paga la Ugt.
El Ibi como programa de mano (“sicut nec fricationem manuum”) de la izquierda.
El Ibi como programa de mano (“sicut nec fricationem manuum”) de la izquierda.
La noche de La Macaria
-La noche del sábado 6 de abril de 1968, el maestro Rafael Ibarbia subía,
impasible el ademán, al escenario del Royal Albert Hall de Londres.
Segundos después salió Massiel, enfundada en un vestido cortísimo de
organdí que, según nuestra vecina de enfrente, parecía más la
indumentaria de una mujer de la vida que la de una mujer de su casa. Al
fondo, en la esquina izquierda de la pantalla de nuestro General
Eléctrica Española, tres muchachas, con un modelito similar, se
colocaban esperando los primeros acordes. Fue entonces cuando mi madre
dijo: "¡La de en medio es La Macaria, nuestra paisana!"
¿Qué tienes pensado hacer tras el Apocalipsis?
-En Cool memories cuenta Baudrillard lo siguiente: "En el cenit de una orgía, un hombre susurra al oído de una mujer: ¿Qué vas a hacer después de la orgía?"
Decimoctava de Feria. ¡Viva Aparicio!
David Fandila El Fandi corta la coleta a Julio Aparicio en presencia de Miguel Ángel Perera
Lo más torero que se ha visto en la Feria de Madrid
José Ramón Márquez
Hoy, la tradicional corrida de la desvergüenza. Parece mentira que se haya dejado salir al ruedo de Madrid esta basura ganadera que perpetraron hoy, punto nodal de esta desvergüenza de feria que han preparado a tres bandas, los Choperón father and son, Monsieur le Français y Call me Toño, las tres patas de la banqueta que tiene un furaco en el asiento que atiende por Abella, a quien sus íntimos llaman Abeya. No bastaba con uno solo, que se tuvieron que juntar a tres bandas con las bendiciones administrativas de Abella para montar el San Isidro 2012 , este sanisidro que se va deshaciendo como un trozo de polo tirado en medio de la calle, sin que pase apenas nada, este sanisidro que languidece tarde a tarde sumido en el adocenamiento y el desinterés más palmario sin que salga nadie que nos devuelva la ilusión, que nos redima de la sensación, que cada vez se va haciendo más patente, de que en esta feria montada por las tres patas de la banqueta no va a haber ya nada por la parte del toreo que se acerque a lo que querríamos ver en una plaza de toros.
Hoy soltaron una corrida de Las Ramblas y, como refuerzo, en el programa metieron un árbol genealógico que empieza en don Vicente José Vázquez, ganadero de Dos Hermanas, y en el señor Conde de Vistahermosa nada menos para acabar, a base de degeneración, en Las Ramblas, bosta ganadera. La de vueltas que ha tenido que dar la mosca de la genética para acabar cayendo en el cagarrón de presentar como toros de lidia a esos seis adefesios, que no tenían ni media leche y que clamaban a gritos por que apareciese una cuadrilla de ecologistas de esos para defenderlos. Las Ramblas se presentaron en Madrid con seis pupilos, como dice el de la tele, para que a nadie le quedase duda alguna de que esa indecencia ganadera nunca debió venir a Las Ventas. ¿Por qué traen esas malditas Ramblas?¿No hay en todo el campo bravo (sic) alguna ganadería que quiera lidiar en Madrid y hay que recurrir a eso? Recordemos, por favor. El año pasado sólo se lidiaron dos toros, una yunta, de los seis anunciados de las pestilentes Ramblas; al parecer ésa ha sido causa más que suficiente para repetir la misma ganadería, que hoy pasó cum laude el dictamen científico, el sanedrín de la zootecnia, el éste sí, éste no, éste sí, éste no de cada mañana.
Y para dar fin de ese especie de toros, Julio Aparicio, El Fandi y Perera.
De Fandi sólo diremos que dio un mitin para poner las banderillas a su segundo, que eso en un atleta de las banderillas como él es un tremendo baldón. En su primero mostró un costal de vulgaridad banderillera, pero al menos clavó los tres pares. No hay más que decir. Sabemos que es el que más torea y que su apoderamiento está en manos de Call me Toño, rentable trofeo en su diversificada cuadra de toreros, que siempre dicen los de la Bolsa que hay que diversificar.
Perera trajo su tauromaquia falta de interés apoyándola en las razones que siempre pone este torero sobre la arena. Comienza con pase cambiado, sigue con muchos pases a la media distancia descargando descaradamente, echando la pata atrás de manera ostensible y huyendo del más mínimo compromiso, y termina en cercanías que a muchas señoras les hacen exclamar:
-¡Ay!
Si ese planteamiento le sale bien, hablan entonces los revistosos de lo bien que ha estado Perera. Si no salen las cosas porque el animal se para, se le echa la culpa al bicho y a otra cosa, mariposa. Hoy la cosa le medio salió en su segundo y le falló en su primero. En realidad para algunos la única emoción de la faena era tratar de adivinar en qué momento daría Perera los circulares invertidos. Amagó una vez y en seguida se colocó de espaldas y trazó uno, dos y ¡tres! invertidos de esos, que nos hicieron la mar de gracia y que nos llevaron, en un ensoñamiento, a rememorar los cinco naturales sin enmendarse que le dio Gallito al toro Descarado, número 35, de Martínez el día 3 de julio de 1914. Son esas cosas que se quedan grabadas en la memoria de forma indeleble, los naturales que están a punto de cumplir un siglo del Coloso de Gelves y los circulares invertidos de Perera, que dentro de noventa y ocho años seguro que hay alguien que recuerda que en los albores de la nueva era del toreo profetizada por Espartaco y desarrollada por July -Juan y Julián-, Perera le pegó tres invertidos circulares sin enmendarse al toro Madroño, número 41, de Las Ramblas.
Y Julito, para el final. Julito Aparicio. En su anterior actuación en Las Ventas fue vilipendiado por la horda, quizás con justicia, y entre el embarullamiento del griterío apenas nadie se dio cuenta del trazo impecable y señorial de dos fallidos derechazos que llevaban más personalidad que todo el toreo que llevamos visto en lo que va de temporada en Las Ventas. Julito falló, porque sus condiciones no eran las adecuadas para estar frente al toro de Madrid. Hoy dibujó una verónica sublime, como aquella media que dio al toro de Ortega Cano, para burlarse de los que dentro de muy poco se extasiarán con los lances moranteros del día de la Beneficencia -corrida/aquelarre a la que no pienso asistir, por cierto- y nada más.
Casi pareció que iba a ponerse con el sobrero de Fraile Mazas, Madriledo, número 15, pero él mismo se dio cuenta de su incapacidad. Pero Julito no miente, como hacen Manzanares y todos los demás, porque Julito pone a las claras sobre la arena su incapacidad o su temor, pero no simula los farsantes pases travestidos de toreo que hacen babear a las gentes. Julito demanda una enorme atención porque él sólo puede dar instantes fugaces e inolvidables, filigrana y orfebrería, como sólo son capaces de dar los toreros únicos, porque este Julio Aparicio Loreto es el mismo que el día 18 de mayo de 1994 le hizo al toro Cañego de Alcurrucén una de las más emocionantes e inolvidables faenas que jamás hayamos visto, faena que siempre nos acompaña en nuestra afición porque es una de las bases en las que dicha afición se asienta, firmísimo cimiento, y esa faena que, a todos los efectos tuvo lugar anteayer, pues tal es la fuerza que sigue emanando de ella, hace que jamás desde aquel día nos haya sobrado en ningún cartel el nombre del hombre que nos explicó con argumentos demoledores y personalísimos qué es el toreo.
La horda se relamía de gusto a la espera de despedir a Julito a almohadillazos y éste, antes de partir con su cuadrilla en dirección al patio de caballos, pidió a Fandi que le cortase en público la coleta, dando a la Monumental una emocionante lección de desusada torería.
El gorrión de la Andanada del 9, testigo privilegiado
La papela de Abella
Márquez
Paseíllo
David Fandila, Miguel Ángel Perera y Julio Aparicio
Los dos mejores silbidos de la Plaza
Primero de la tarde
Dromedario
Impresentable
Julio Aparicio a la espera
Dromedario topa en el caballo
El cuerno (la funda) de Dromedario a los pies del penco
Julio Aparicio
Al cuerno con todo
Por primera vez en la Feria, un palco presidencia sin descamisados
(y con glamour Rupert)
Un espontáneo amenazando a los toreros con quitarles el curro
Florito, héroe de la socialdemocracia madrileña, al bies
Chulo de toriles recogiendo la vara abandonada del Moisés de los mayorales
El cuarto de Telemadrid
Tres trabajando y el doctor merendando
Julio Aparicio con el sobrero, un graciliano negro salpicado
Camouflagge
La montera de Aparicio
Cámara con avión y golondrina
La manzana de la señora Williams
Helicóptero con golondrina
La coleta de Julio Aparicio
Se va un torero especial
¡Qué espejo!
Tímida ovación de la talanquera,
donde predominaron las almohadillas
Adiós
El espontáneo, muleta bajo el brazo, a la salida